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Anna & Modi

«En mayo de 1911 yo aún no había publicado ningún poemario, y él no había vendido ningún lienzo todavía. Ambos estábamos en el umbral de nuestras vidas».

LEONOR RUIZ | Anna Ajmátova (1889-1966) y Amedeo Modigliani (1884-1920) se conocieron en París en 1910, donde volvieron a verse un año después. Anna dejó escaso testimonio de este encuentro: parcas palabras, cartas quemadas y un solo dibujo de los varios que Modi hizo de ella. Un siglo más tarde, ante una de las famosas cabezas esculpidas por Modigliani, Élisabeth Barillé cree reconocer en la piedra el rostro de Anna. Dice: es ella. A partir de ahí nace esta novela.

Un amor al alba recrea la amistad —el amor posible— entre dos jóvenes genios antes de que su arte obtuviera reconocimiento. Intenta descifrar con datos mínimos qué vivieron juntos. Se pregunta, sobre todo, por la huella que dejaron en el otro.

La explosión vanguardista invade el París de la época. El simbolismo ha muerto. Llegan nuevas formas de interpretar la realidad. El talento inunda las orillas del Sena.

Anna, «ávida de porvenir», reconoce en Modigliani a su igual: dos solitarios con alma y voz propias. Para expresarse, ninguno necesita de escuelas. Les basta con ceñirse a su verdad y entregarse a su materia: las palabras, la dicción, el color, la roca.

Las grandes historias esconden grandes tragedias o grandes despedidas. Creo haber leído esta frase en alguna parte (¿Tolstói? ¿dónde?), pero no dar con ella me hace dudar de mi memoria.

¿Qué amamos en esas primeras luces, cuando apenas nada existe y las formas son difusas, cuando inventamos al otro?

El amor rasga la noche como el canto de un pájaro. Antes de que rompa el día, esparce su perfume confiando en su viaje posterior. A veces queda una nota suspendida en el aire. A su tiempo, por un camino u otro, llega la niebla. Luego, el final.

Al volver de París, Anna comienza a publicar, aunque pronto su vida quedará marcada por la crueldad y censuras del régimen soviético. Cuando su único hijo abandona, por fin, el gulag, describe a su madre como «un monstruo lleno de egoísmo».

Modigliani muere pobre y enfermo el 24 de enero de 1920. El día 26, Jeanne Hébuterne, su gran amor, salta al vacío desde el balcón del domicilio de sus padres. Él ha cumplido treinta y cinco años. Ella tiene veintiuno y está embarazada de ocho meses. Una hija de año y medio los sobrevive.

«Los enamorados caminan pegados.

Ellos no.

Algo que irradian sus gestos los distingue, los aísla. Contemplan las glicinas en los viejos muros.

No tienen sueño. La alegría no quiere saber nada del sueño».

Un amor al alba (Periférica, 2021) | Élisabeth Barillé | Traducción de David M. Copé | 192 páginas | 17 euros

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