La mano
Daniel Ruiz García
Área de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Oria, 2010. Colección Estancias de Literatura
ISBN: 978-84-922046-9-4
61 páginas
V Premio Novela Corta Villa de Oria
Fran G. Matute
A Daniel Ruiz García llegué a través de Montero Glez, que en su blog «La trinchera cósmica» no escatimó en elogios (hasta rozar lo escatológico) hacia el autor y su enorme Perrera (2009), una de las cinco grandes publicaciones literarias del año pasado (y digo esto con la boca bien grande). Casualidades varias, se me dio la oportunidad de conocer más en profundidad a este novel autor cuya literatura me fascinó desde el principio tanto o más que al maestro Monterito. De ahí que se me haya otorgado el honor (y la responsabilidad) de ser de los primeros que han podido leer su última publicación y de conocer datos sobre la misma de difícil acceso para terceros.
Empecemos desmitificando el horrible (por poco sugerente) título de esta novela corta, que venía a ser llamada el cierre de una particular trilogía «estilística» junto a Chatarra (1998) y la citada Perrera. Así pues La mano debería haber sido publicada como Carnaza, que era su amputado (nunca mejor dicho) nombre originario. Pero al margen de su título, como resaltábamos antes, el vínculo existente entre estas tres publicaciones no es otro que el estilo. Dani (déjenme tutearlo) es un escritor que se mueve sobremanera en la casquería de la palabra. En alguna que otra ocasión ha reconocido que escribe más con las tripas que con el corazón o el cerebro. Y esa guturalidad es la que da cuerpo a su obra y la que le otorga su evidente originalidad. De hecho a Dani ya le han puesto la etiqueta de «visceralista», y eso no se lo puede quitar nadie.
Pero con La mano, Dani ha preferido adentrarse en el relato psicológico. Un don nadie que un buen día se encuentra un miembro humano. Un cualquiera que empieza a ser alguien precisamente por haberse encontrado ese trozo inerte de carne. Un objeto inanimado que otorga personalidad a su dueño. Un secreto que no puede compartir. Un diálogo con la mano. Una obsesión. Una caída a los infiernos de la mente. El detalle con el que Dani sumerge a su anodino personaje en una obsesión enfermiza nos recuerda al Michel Piccoli de Dillinger ha muerto (Marco Ferreri, 1969). Y es que esta novela corta tiene mucho de cinematográfica.
Posee La mano todos los elementos de la Serie B, y no nos resulta exagerado imaginar su historia como un episodio de la «Twilight Zone», de los «Amazing Tales» o del serial televisivo de Alfred Hitchcock. De hecho, la historia está contada a base de retazos de guión y posee un final impactante que se visualiza perfectamente y que podría venir firmado por el mismísimo Roald Dahl o el genial Richard Matheson. A Dani ya lo habíamos visto metido en vericuetos fantásticos (leáse La canción donde ella vive) y La mano tiene mucho de ello sin llegar a serlo propiamente.
Queda decir que esta novela corta no sólo tenía un título originario más elocuente sino que dicho título era más certero a la hora de explicar el significado de este texto en el conjunto de la obra del autor. La mano no es más que pura carnaza para los seguidores de Daniel Ruiz García. Un divertimento del autor para que podamos olerlo, mordisquearlo y conseguir así hacer las horas más cortas mientras esperamos ansiosamente su próxima novela.