¿Por qué, Connie, por qué?, o El canasto de los calzoncillos
Alejandro Luque Lo más cerca que he estado nunca del suicidio fue aquella noche en que, creyéndome poseído por un agudo mal de amores, me bebí a morro una botella de ron, escuché 15 o 16 veces seguidas un disco… Continuar leyendo