JOSÉ MARTÍNEZ ROS | Antonio Soler (1956) no requiere demasiada presentación: es uno de los autores más galardonados y conocidos de la literatura española reciente. Con Sur ha ganado el I Premio Juan Goytisolo, y diría que fue una decisión afortunada la del jurado, porque a Goytisolo, creo, le hubiera gustado mucho este libro. El autor de Reivindicación del conde don Julián y Juan sin tierra siempre despreció la narrativa convencional y adocenada, y el panorama presente es de un convencionalismo y adocenamiento casi sin excepciones; lo mejor de su obra se publicó en los setenta y principios de los ochenta, cuando, en parte por la influencia del Boom latinoamericano y, en parte, por la explosión de libertad que representó el fin del franquismo, el experimentalismo se adueñó de la novela española. En esa época, un libro como Sur habría sido bien acogido en esa tendencia a explorar los límites de la gramática de la novela; en la actualidad, cuando la narrativa cinematográfica y televisiva es la norma, es toda una rara avis.
Sur es, ante todo, la disección de una ciudad, una ciudad andaluza que, por supuesto, se acaba identificando con la patria chica del autor: Málaga. A partir de un hecho concreto –un hombre que agoniza, cubierto de hormigas, en un solar, en agosto de 2016-, el escritor crea una amplísima red de relaciones entre una multitud de personajes. Recorre con su mirada narrativa la ciudad, sus barrios y calles, atraviesa los distintos estratos sociales de sus habitantes –abogados, parados, adolescentes, jubilados, empresarios, delincuentes y escritores- y, en resumen, construye su propia comedia humana, condensada en un solo volumen y en veinticuatro horas. Se trata, pues, de una novela muy ambiciosa.
Una ambición que se aprecia prácticamente desde la primera página, dado que desde el punto de vista formal, la novela es de una riqueza apabullante. El resultado es un gigantesco rompecabezas donde vamos saltando entre escenas y personajes, cambiando al mismo tiempo el tono del lenguaje, desde el objetivista al expresionista, pasando por los acentos más irónico y burlesco. Todo un alarde que nos recuerda, por supuesto, a Joyce –Soler es miembro de la famosa Orden de Finnegans-, pero sobre todo al Manhattan Transfer de Dos Passos y a dos de las mejores novelas de Camilo José Cela, San Camilo 1936, situada en Madrid durante los tres primeros días de la Guerra Civil, y la celebérrima y ya clásica La Colmena. Esto hace, evidentemente, que no sea un libro fácil: exige un compromiso mayor del habitual en los últimos tiempos (y quizás por eso resulta finalmente más satisfactoria, una vez alcanzada la cumbre de la última página).
Como en todas las obras citadas, la perspectiva es dura y desencantada: los años y décadas podrán pasar, pero la crueldad y la estupidez siguen rigiendo las relaciones entre los seres humanos, pero a la vez hay una cierta celebración de la vida en su aspecto más básico, puro: pase lo que pase, seguiremos adelante, seguiremos aferrándonos a nuestras miserias, seguiremos follando, amándonos y odiándonos hasta el fin de todo. No he leído todos los libros de Antonio Soler y, por lo tanto, no podría asegurar que es su obra maestra; sí que se publican muy pocos libros en nuestro idioma con ese alcance.
Sur | Antonio Soler | Galaxia Gutenberg | 512 páginas | 22,50 €.