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Cómo viajar sin leer


En la Barrera

Gabi Martínez
Altaïr, 2012

ISBN: 978-84-9392-747-9

336 páginas

19 €




Alejandro Luque
Gabi Martínez podría pasar por nieto de grandes autores españoles de libros de viajes, como Manu Leguineche o Javier Reverte. No obstante, mientras éstos tenían el aliento del periodismo y del relato clásico a lo Conrad y Stevenson, esta nueva generación viene inspirada por otros muchos referentes, no sólo literarios. Un buen ejemplo es el último libro del barcelonés, En la Barrera, un recorrido por la Gran Barrera de coral australiana, ese amenazado santuario de la Naturaleza cargado de resonancias aventureras.


Refractario a cualquier linealidad, en el relato de Martínez cabe todo: el reportaje tipo National Geographic y el microrrelato, la paleta expresionista y el rigor del ensayo científico, alguna confesión íntima y alguna concesión al lector ‘afterpop’. Se trata de una narrativa que renuncia a proyectar una única mirada personal, como sucedía con los autores citados, y otros más jóvenes como Jordi Esteva, para abrir una mirada poliédrica a través de múltiples ventanas. En la era de internet el viaje no parece tener principio ni final, y como dice Magris citando a Kapuscinski, los vertiginosos cambios del mundo “impiden captar el mundo en su totalidad y ofrecer una síntesis de él, permitiendo capturar, como el reportero en el fragor de la batalla, sólo algunos fragmentos”.


Esto hace, también, que infinidad de citas –de Bruce Chatwin a John Berger, de Jared Diamond a Jorge Carrión, pasando por Darwin, Cormac McCarthy o Fukuyama– se interfieran en el relato, con la misma espontaneidad (y en ocasiones la misma impertinencia) que asoman los amigos en el ‘chat’ de facebook. Lo importante es que la muralla de referencias textuales no impide ver el paisaje, el geográfico y el humano, que es lo que más interesa. Nadie cerrará este libro sin conocer bastantes cosas de ese hervidero de vida –900 islas, 400 tipos de corales, 1.500 de peces, 2.900 arrecifes…–, y del grave peligro que corre todo el ecosistema debido al calentamiento global, así como curiosidades acerca de la fauna de dos patas que vive allí. Martínez se asoma, y nosotros de su mano, al mundo de los tahúres, de los últimos aborígenes, de vecinos tan pacíficos como aislados o de los locos Haldanes, amantes de la vida al límite que tan pronto se bañan entre cocodrilos como se dejan morder por criaturas selváticas para probar vacunas en su propia piel.


Es entonces, cuando el autor prefiere contarnos lo que ha visto que lo que ha leído, que sin duda es mucho, cuando En la Barrera cobra su corpulencia y sabor idóneos. Es ahí donde su prosa transmite mejor la vida que palpita a su alrededor, su salvaje exuberancia y también su extrema vulnerabilidad. Y donde sentimos que tal vez estemos ante un mundo condenado a extinguirse, pero que aún puede salvarse por obra y gracia de la buena literatura.

[Publicado en Mercurio]

admin

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