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Controlar, proteger, controlar

CAROLINA EXTREMERA | Cuando se estrenó Matrix, en los últimos momentos del siglo XX, los que íbamos a verla queríamos recomendarla inmediatamente a los que todavía no habían tenido esa experiencia pero, cuando nos hacían la pregunta más lógica, esto es, cuando nos preguntaban de qué iba la película, nos quedábamos en blanco. Porque, ¿cómo explicarle a alguien que no ha visto Matrix de qué trata sin estropearlo todo? Tengo la misma sensación con respecto a los cómics de The nice house on the lake: los intentos de resumir el argumento pueden empobrecer mucho la experiencia del lector al que queremos convencer y, aún así, quisiera poder explicar lo más posible acerca de ellos para reseñarlos y mostrar sus cualidades.

El título, que curiosamente la editorial ha decidido dejar sin traducir, hace referencia a una casa junto al lago donde los protagonistas son invitados a pasar unas vacaciones por su amigo Walter. Poco más puedo contar sobre los acontecimientos. Me centraré, entonces, en la estructura de los capítulos y en los comienzos de cada uno de ellos. Hay doce números reunidos en cada tomo y cada uno de ellos está contado desde el punto de vista de uno de los personajes alojados en la casa. A su vez, los protagonistas están clasificados por su profesiones de manera que el número uno se titula: “La artista”. Tenemos también a la doctora, al pianista, la consultora, la escritora, la contable, el periodista, el acupuntor, la científica y el comediante. Como recursos a los que tenemos acceso no están solo los hechos que estas personas presencian o recuerdan, sino también extractos de correos electrónicos grupales, mensajes de Twitter o un registro de las conversaciones mantenidas en la casa. En ese sentido, el uso de todos estos diferentes lenguajes enriquece toda la obra.

El dibujo, de Álvaro Martínez Bueno, permite reconocer muy bien no solamente a cada personaje, sino también su personalidad, adaptándose el aspecto de los protagonistas a la sobrecarga emocional que van notando conforme transcurren los días. Hay referencias a cuadros de Bacon en momentos puntuales muy relevantes para la trama. El color, a cargo de Jordie Bellaire, distingue de forma excelente los diferentes escenarios y los diferentes momentos temporales.

Hablemos del comienzo del primer capítulo. En él, la primera de las habitantes de la casa en dar su punto de vista, la artista, está en una especie de mundo post apocalíptico ardiente, hablando de cuándo conoció a Walter.

Justo después, el escenario cambia y estamos en la casa, una mansión adorable con vistas a un bosque y a un lago en la que se están reuniendo los amigos. Todos los personajes tienen su propio retazo de reflexión en un escenario en llamas. ¿Es un cómic de ciencia ficción? Sí que lo es. Hay muchos elementos – que no desvelaré – que pertenecen sin duda a este género y, además, la trama que va revelando nos mantiene en vilo sin darnos apenas un respiro. Sin embargo, y esto es lo que realmente aporta una diferencia, todo el entorno presente y futuro, todos los escenarios – apocalípticos o no – están al servicio de la relación de cada uno de los protagonistas con Walter, el anfitrión.

Y ahora, el dato que hace tan impactante esta propuesta: James Tynion IV, el guionista, escribe lo siguiente en la introducción del primer tomo: “Y entonces, tras convertir a mis amigos en personajes de ficción, dejé que sus miradas se volvieran hacia mí. (…). Escribir la serie se ha convertido en una especie de terapia. Desvelar las partes de mí mismo y las partes de mis amistades de las que nunca he hablado con nadie más que con mis amigos más cercanos en el mundo y exponerlas ante un público que probablemente solo piensa que está leyendo un cómic de terror y ciencia ficción. (…). Cuando volví mi atención hacia mi segunda década como guionista de cómics, me di cuenta de que The nice house in the lake sería el libro que me permitiría procesar mis primeros años de vida adulta, donde buscaba desesperadamente el tipo de intensas relaciones que había tenido en mi adolescencia para averiguar que era algo cada vez más difícil”.

Estamos, pues, ante una historia de terror post apocalíptico que, a pesar de su entorno, tiene tintes autobiográficos intensos. En este sentido, el guionista, que se convierte en Walter, no hace concesiones en cuanto a su carácter controlador. James Tynion IV nos muestra que mucho del amor que sentimos hacia nuestros amigos está teñido de un deseo más o menos oculto de poder dirigirlos y convertirlos en las personas que deseamos. Nosotros, sus mejores amigos, que solo queremos lo mejor para ellos.

The nice house in the lake, Tomos 1 y 2. (ECC Ediciones, 2022, 2023) |Guion: James Tynion IV | Dibujo: Álvaro Martínez Bueno | Color: Jordie Bellaire | Traducción de Marta Bárbara Azagra Rueda| 208 págs. | 27.50€ cada uno.

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