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De la mala madre y su amor

ANA BELÉN MARTÍNEZ |Ante cualquier alusión a la mala madre a una le viene a la cabeza, casi en automático, el Club de malasmadres; esa comunidad tan conocida en redes —querida por unas, cansina para otras—, que se creó con el fin de romper con el mito de la «madre perfecta», acabar con la figura de la superwoman y reivindicar medidas para una conciliación real. Pero ¿este club está formado por malas madres a lo literal, es decir, son primas hermanas de la mala malísima madre de Carrie? La mala madre, la literal, la chunga, es aquella cuyas acciones con los hijos ponen los pelos de punta, cortocircuitan el instinto de protección. La mala madre, a lo literal, es la que no comulga con canciones como las de Battiato: «Te curarás de cada uno de tus males, porque eres un ser especial, y yo siempre te cuidaré». Ella es la causante de todos los males.

«Mentiría si dijera que nunca he sentido placer cuando a mi madre le ocurre una desgracia. / Sufrí por su culpa siendo una niña, y todos los males que la asolaron después me parecieron una especie de redención, un reequilibrio del universo». Así comienza Azúcar quemado (Temas de hoy, 2021) de Avni Doshi (New Jersey, 1982), con un arranque en forma de soplete que abrasa cualquier rastro de azuquita hacia la mama. La escritora estadounidense desgrana, en la que es su primera novela, la difícil relación entre Antara y su madre Tara. La historia comienza con el momento en que Antara se enfrenta a una situación nueva: encargarse de su madre enferma de alzhéimer. La responsabilidad de su cuidado la llevará a abrir antiguas puertas de la memoria, a los colores de la infancia, a sentirse otra vez una niña, a respirar aromas, a recordar cómo su madre se separa muy joven de su padre, cuando Antara tiene muy pocos años, e ingresa con ella en una secta similar a la montada por el famoso líder espiritual Osho —que tan bien refleja el documental  Wild Wild Country de Netflixy en la que sufre el abandono emocional y físico de una madre indiferente a sus necesidades. La historia, contada en primera persona por Antara, está ambientada en la India y alterna escenarios del presente y del pasado, cuyos hilos argumentales se desarrollan y entretejen a la par hasta el final.

¿Merece este tipo de madre ser atendida, y encima, con amor? Esta y otras cuestiones relativas a la maternidad, con sus diversos enfoques y personajes, conforman los puntos fuertes del libro. Jane Lazarre escribía en su ensayo El nudo materno acerca de la ambivalencia que había supuesto la maternidad en su vida. Sin duda, la maternidad despierta impresiones definitivas, aunque una cosa es la ambivalencia, y otra la falta de empatía con una hija pequeña y la responsabilidad. Antara no encuentra en ninguno de sus padres un nido seguro. Curiosamente la ira contra la madre resulta más tormentosa que contra el padre, quizá porque la mala madre es doblemente perversa con respecto al mal padre, primero, porque es la madre y su figura es tan sagrada como la de la virgen María. Y, segundo, porque es mujer y, por ende, lleva implícito el rol de cuidadora por los siglos de los siglos, ¿pertenecerá el padre de Antara a un club de supermanes? En el caso de Tara, además, habría que añadir un tercer aspecto en su perversidad: la falta de tacto y crueldad con su hija, o dicho de otro modo, el maltrato. La indefensión de Antara ante su madre y el mundo desencadenará escenas de gran impacto emocional en el lector. No obstante, no se puede obviar que pese a que la novela empieza con un fuego enérgico, en algunos capítulos las llamas se debilitan por la falta de acción en la trama y excesivas explicaciones en los asuntos del pasado, lo que impide catalogar a Azúcar quemado como una obra redonda. Con todo, la tensión asfixiante conseguida durante el último término reconforta los pasajes más fríos.

Avni Doshi tardó siete años en escribir Azúcar quemado, finalista del premio Booker en 2020 y traducida a más de una veintena de idiomas. La autora, hija de padres indios, afirma que siempre ha estado interesada en las relaciones entre mujeres, y que en cuanto al material biográfico contenido en el libro, se inspiró en el diagnóstico del alzhéimer de su abuela. 

Azúcar quemado invita a reflexionar sobre el destino alienante de las mujeres en los núcleos machistas y tradicionales, la inconsciencia en la maternidad, las relaciones de pareja, el trastorno de la idealización, la importancia de los referentes femeninos y de apego en la infancia, y sobre todo, lo que supone el destrozo de unos lazos tan férreos como los constituidos entre madres e hijas. «Me pregunto si alguna vez me vio como una niña a la que quería proteger. ¿Me vio siempre como a una competidora o, más bien, como a una enemiga?».

Azúcar quemado (Temas de hoy, 2021) | Avni Doshi | Traducción Raquel Vicedo | 320 páginas | 17,95 euros

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