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Del pecio a la invención

El náufrago

César Aira

Beatriz Viterbo, 2011
ISBN: 978-950-845-259-7

82 páginas

15 €
Manolo Haro
Jean-Marie Lehn, premio Nobel en 1987 y padre de la química supramolecular, apareció el pasado 8 de agosto en la contraportada de La Vanguardia –posiblemente la contra más sugerente de la prensa  peninsular– explicando que la gran pregunta que como científico se hacía habría que enunciarla del siguiente modo: ¿cómo es posible que nuestro universo produzca un organismo que pueda pensar sobre el origen del mismo universo? La respuesta nos lleva hasta la física cuántica, el concepto de antimateria y los multiversos de los cosmólogos. Pero no es esto lo que nos ocupa, o  tal vez sí. La ‘nouvelle’ de Cesar Aira El naúfrago plantea con compleja agudeza este tipo de incógnitas, las cuales entablan un abierto diálogo entre ciencia y literatura, entre invención e invención, pues ambas –ahora que los derroteros científicos nos encaminan hacia una vanguardia que supone la inclusión de supuestos indemostrables ‘a priori’ y que no se alejan de lo espiritual y la consciencia– no son otra cosa que la búsqueda incesante de respuestas.

Del náufrago lo ignoramos absolutamente todo. Él mismo desconoce cuánto tiempo lleva en la isla. No hay pasado, sólo presente. Apenas unos cuantos pájaros y otros tantos monos sacan de la soledad y del ensimismamiento al personaje. Hasta el día en que un hecho fortuito desencadena toda una serie de «acciones»: la aparición de un pie mutilado en la arena de la playa. Su extraña desaparición al día siguiente lo lleva a hacer elucubraciones en torno al asunto. A la vez que el mar sigue regalando más muestras de estos macabros pecios (dedos, ojos, manos…), tales desapariciones se suceden. Sólo queda recurrir a la imaginación para explicar lo que está ocurriendo. “[…] el fantaseo se permitía un apartamiento del realismo estricto: se permitía alternativas”. Las diferentes respuestas ficcionales que el personaje va dándose a sí mismo consiguen, como queda expuesto en  la misma obra, un efecto casi mágico para él y para nosotros como lectores: “a fuerza de acumular niveles de irrealidad se acentúa el realismo”. Esto resulta ser uno de los grandes logros de esta novela corta además de una sugerencia posible de la «poética» desde la cual leerla. Aira ha sabido disponer la información de tal manera que la selva umbrosa que queda en el centro de su isla sea un símbolo de la vegetación intelectual que el lector tendrá que desbrozar para llegar al meollo de este relato, del que se evidencian claros y explícitos antecedentes literarios, entre los que se cuenta Robinson Crusoe.

Sobre los antecedentes literarios apuntaremos que a lo largo de estas páginas se suceden alusiones que esclarecen esa autoconciencia que el náufrago ostenta sobre una tradición literaria a la que él mismo y su situación pertenece. Aunque no se cite, existen lazos evidentes entre El náufrago y la fábula imaginaria de Bioy Casares La invención de Morel, ‘nouvelle’ esta que aborda el filosófico asunto de la inmortalidad. Además del destino del desamparado,  en la de Aira  hace su aparición el tópico literario del doble con una innovadora perspectiva que usted mismo tendrá que descubrir. A ello alude directamente el narrador cuando dice “un tópico tan gastado como el del doble no podía volver a utilizarse si no era con una variación novedosa”.

Vueltas de tuerca, cajas chinas que rompen la línea divisoria entre los mundos que habitan el narrador-naúfrago y el narrador del relato, respectivamente, un ‘envoi’ final magistralmente dispuesto, etc. convierten esta obrita en una interesantísima reflexión acerca del solapamiento de la realidad y la ficción y cómo esta última tiene el mismo valor y cruza los mismo caminos que la ciencia.

admin

3 comentarios

  1. Sólo con leer la reseña diría que la combinación «náufrago en una isla / preguntas sobre el universo» tiene un único y clarísimo antecedente literario: Hayy ibn Yaqzan, novela del escritor andalusí Ibn Tufail (1105-1185), uno de los libros más influyentes de la Ilustración.

  2. Se trata de una de las primeras novelas de la humanidad, y por lo mismo debería ser una de las más famosas. Si hay que ser ilustrado para saber que existe, es señal que Europa ha renegado bastante de sus fundamentos humanistas arábigos.

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