JUAN CARLOS SIERRA | Con la tercera novela de Txani Rodríguez (Llodio, 1977) Si quieres, puedes quedarte aquí, que quedó finalista del XLVII Premio Internacional de Novela Corta Ciudad de Barbastro, Tres Hermanas inaugura con buen pie su colección «Tierras de la Nieve Roja».
La obra que nos ocupa cuenta una historia dura, pero necesaria; una historia de soledades que se encuentran en un lugar pretendidamente paradisíaco, un ‘locus amoenus’ posmoderno donde, sin embargo, no dejan de sonar las particulares sirenas de emergencia de cada uno de sus visitantes y lugareños. En este forzado Edén nada es lo que parece: por debajo del pausado ritmo rural, del pacífico retiro en el campo, laten las contradicciones de los seres que lo habitan y, especialmente, una suerte de crueldad que campa a sus anchas entre los verdes prados donde pastan tranquilas –o no tanto– las ovejas.
El paisaje engañoso en el que se sitúa la novela contribuye decisivamente, como si se tratara de un personaje más, a proporcionarle coherencia a la narración. En principio, la historia parece sencilla y hasta lógica: una pareja decide poner algo de distancia para intentar salvar su relación y opta por separarse durante un tiempo –yo, Gonzalo, me quedo en nuestro piso de Bilbao y tú, Andrea, te vas una temporada al campo para valorar lo que podemos perder–. Sin embargo, como ya hemos apuntado, no todo es tan simple, porque huir nunca puede ser la solución, porque en la retirada inevitablemente se nos queda impregnado en la ropa el olor de la derrota e incrustada en la piel la metralla de las batallas que no hemos sabido ganar, porque el lugar elegido para retirarse no va a resolver todos los problemas, por muy bucólico que parezca, por mucho que invite a encontrarse a uno mismo –o precisamente por eso–.
Poco a poco, con un sentido muy acertado del ritmo narrativo, la autora va dosificando los elementos de su narración para introducir en el ánimo del lector una sensación pegajosa de inquietud, de desasosiego y de zozobra que le hacen olvidar las premisas de las que parecía partir. Las expectativas se hacen añicos de tal forma que Txani Rodríguez puede contar con la fidelidad del lector hasta el punto y final.
En este sentido, se puede afirmar que la construcción de los personajes ayuda de forma muy eficiente a la acción narrada, pues se trata de individuos complejos, nada previsibles, contradictorios, que irán desvelando su personalidad según avance la historia. De entre todos ellos, destacan por su importancia Andrea, eje central de la trama, Otermin, dueño, arrendador y anfitrión del complejo de casas rurales donde se hospeda Andrea, y Rosalía, viuda oriunda del pueblo que se convertirá en discreta confidente de esta.
Por otra parte, además de las circunstancias particulares de cada uno de estos y de otros personajes, la novela desborda el ámbito individual para centrar su atención en problemáticas sociales actuales, aquellas que día a día tristemente inundan las portadas de periódicos y telediarios. A diferencia del tratamiento más o menos urgente que se hace de estas en la prensa, la novela de Txani Rodríguez nos ofrece, como le corresponde a la buena literatura, una perspectiva más cercana, más íntima, más real y, por tanto, más conmovedora, que indaga hasta el tuétano en los resortes que pone en juego la crueldad humana.
Para conseguir todo esto, la novelista vasca se sirve de un discurso seco y directo, de una prosa sencilla, pero contundente, que por momentos recuerda al estilo de otro autor de origen vasco, Pío Baroja, aunque en el caso de Txani Rodríguez algo menos puntiagudo. Por otra parte, la autora evita abusar de demasiados giros temporales en cuanto a la estructuración de una narración eminentemente lineal, clásica, ajustada al propósito de que los acontecimientos se desarrollen en un ‘crescendo’ que desembocará en un final que no va a desmerecer el recorrido hecho hasta ese momento por el lector. En relación con la construcción narrativa elegida por Txani Rodríguez, hay que advertir un hallazgo importante como elemento estructurador de la historia por su carga simbólica. Me refiero a la alusión, en un alarde de ‘ringkomposition’ o construcción anular, al paso canadiense con que se abre y se cierra la novela, sobre el que no me extenderé para dejar al lector la oportunidad de descubrir por sí solo su relevancia narrativa.
Con todos estos ingredientes Txani Rodríguez compone una novela muy trabajada, escrita con oficio y perfectamente resuelta que, si bien no fue capaz de alzarse con un premio literario, ha encontrado una segunda vida en el prometedor catálogo de Tres Hermanas. [Publicado en Los Diablos Azules]
Si quieres, puedes quedarte aquí (Tres Hermanas, 2016) de Txani Rodríguez | 200 páginas | 12 €