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El burlado burlador

9788494343469ILYA U. TOPPER | He dicho alguna vez que sólo hay una cosa peor que un joven escritor que persigue la fama y para alcanzarla se dedica a escribir una novela sobre un joven escritor que persigue la fama: y es un viejo escritor famoso al que no se le ocurre ningún tema para su próxima novela y que decide solventar el problema escribiendo sobre un viejo escritor famoso al que no se le ocurre ningún tema para su próxima novela (cualquier semejanza con Ernesto Sábato es mera coincidencia).

Error. Sí hay algo peor, y es un viejo escritor que nunca alcanzó la fama y escribe sobre un viejo escritor que injustamente nunca alcanzó la fama. Y las semejanzas entre Italo Svevo, autor, y Mario Samigli, protagonista de «Una burla literaria», pasan de mera coincidencia: desde la solapa del libro (Vino generoso, colección de relatos entre los que la «burla» ocupa dos tercios) se nos informa que Svevo, decepcionado, no publicó ninguna novela durante 20 años tras fracasar con las dos primeras. En internet circula el dato de que el autor firmaba artículos suyos en la prensa con el seudónimo de Samigli. Y si el personaje se dedica durante su triste existencia de literato frustrado a escribir fábulas sobre gorriones, esta colección preparada por la editorial Pasos Perdidos incluye el breve relato «La madre», cuyos protagonistas son polluelos. Por si quedaban dudas.

Svevo publicó este autorretrato en 1926, tres años después de haber conseguido sacar por fin su tercera novela, La conciencia de Zeno, pero un año antes de que la traducción francesa de ésta le diera fama internacional. Y podemos inferir que fue escrito antes, aún fantaseando con el éxito de ver aparecer a un agente literario que le pusiera delante un cheque. Éxito quimérico que convirtió en cruel burla en el relato, si bien se consoló atemperando la humillación con un inesperado contrapeso (bastante poco desarrollado).

La ironía de todo ello es que al final, el escritor consiguió burlar su destino: le pusieron delante ese cheque y se hizo famoso. Gracias a que su amigo de Trieste, un escritor llamado James Joyce, difundiera, enmarcándola en alabanzas, la tercera novela de Svevo, que le pareció “sin duda la mejor” (¿y quizás la única válida?). Si fue también una burla a la Literatura no lo podré decir antes de leer esa novela, aunque hasta donde llegan mis informaciones probablemente sea cierto que tenga “un humor agridulce” y “una distancia irónica”, cualidades que la contraportada de Vino generoso atribuye a los relatos aquí reunidos. Sin fundamento. Las peripecias de Mario Samigli se cuentan más bien en un tono dulzón y esforzadamente emotivo; el breve cuento «Con alevosía», que confronta a dos empresarios, uno exitoso y el otro fracasado, transmite cierta moraleja en la línea de la Consolación de Boecio. Y la fábula de «La madre» bien la podría haber escrito Esopo.

Más fuerza tiene el relato «Vino generoso», que da título a la colección. Una fuerza negativa, malévola, el exabrupto de un hombre seriamente cabreado con su entorno por estar obligado a una estricta dieta. Ser víctima de un destino injusto tiene ese peligro: proyectar la culpa a quien haya alrededor, por muy seres queridas que sean, y convertirse en un ególatra. Espero, por el bien de la familia de Italo Svevo, que este relato no sea tan autobiográfico como los demás, pero espero, por el bien de la Literatura, que en su obra se hallen más piezas como ésta.

Porque el resto… Probablemente tenían bastante razón los críticos italianos de su época al descartarlo. Si hoy Italo Svevo se encuentra entre las grandes firmas del siglo XX en literatura italiana (así lo ponen), puede deberse a esa La conciencia de Zeno. Posiblemente con justicia: para darse cuenta de que un autor es capaz de producir lo más sublime y lo más tedioso en literatura, basta con mirar los Marios de hoy día en los escaparates (no me miren así, La Casa verde es sublime, palabra). Desde luego también habrá influido lo suyo el espaldarazo de James Joyce.

Queda la pregunta, desde luego, de hasta qué punto debemos pleitesía al juicio literario de Joyce. Francamente, a mí no me convencen en absoluto los Dublineses, que se suelen servir como plato de consolación -¡pero pruebe éste, mire qué exquisito!- a quienes ponemos cara de espanto ante el Ulises. Y qué quieren que les diga, el Retrato del artista adolescente (‘remake’ de Stephen el héroe, escrita a los 22 años) es precisamente una novela sobre un joven escritor que persigue la fama, escrita por un joven escritor que persigue la fama.

Vino generoso y otros relatos (Pasos Perdidos, 2015), de Italo Svevo | 160 páginas | 15,90 € | Traducción de Luisa Juanatey y Franceso Peretto

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