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Extraña y contra natura


La habitación

Hubert Selby Jr.

Escalera, 2010. Colección «Precursores»

ISBN: 978-84-937018-6-4

268 páginas

19 €

Traducción de Daniel Ortiz Peñate

Fran G. Matute

Hubert Selby Jr. pasará a la historia por Última salida para Brooklyn (1964) y Réquiem por un sueño (1978), y esto es incontestable. Pero ello no quiere decir que el resto de su ignota y breve obra deba caer en el olvido. Prueba de lo anterior es La habitación (1971) que se publica y traduce en España ahora por primera vez. De hecho, según valoremos la obra de Selby Jr., podríamos llegar a afirmar que La habitación es el pináculo de su literatura.

Explicaba brillantemente nuestro amigo Daniel Ruiz en su reseña sobre Réquiem por un sueño, que Hubert Selby Jr. formaba parte del llamado realismo sucio. Por su parte, Richard Price, en el prólogo a dicha obra, definía al autor como alguien con “la habilidad para humanizar lo aparentemente inhumano, y por extensión, humanizar al lector”. Todo esto nos lleva a reflejar que la obra de Hubert Selby Jr. se caracteriza por ser brutal, grotesca, transgresora, angustiosa y repugnante, y sin embargo nos encanta.

Recuerdo que cuando se publicó American Psycho (1991) de Bret Easton Ellis un conocido me confesó que le daba vergüenza reconocer que le había gustado leerla. Vamos, que se lo pasó pipa con los pasajes sádicos. Y ese tipo de fascinación, a medio camino entre el voyeurismo y lo mórbido, es la que provoca Hubert Selby Jr. con su obra.

Dicho lo anterior, confesemos de antemano que lo primero que busqué en La habitación, calificada por la editorial como la “novela más dura que jamás hayamos publicado”, fue al Selby Jr. más golfo y juguetón. Pero hete aquí mi sorpresa (y aparente decepción) al comenzar las páginas de esta novela-reflexión, narrada por un reo confinado en una celda y convencido de su inocencia, cuando nos encontramos con un monólogo intimista y rencoroso contra la sociedad y el orden establecido, una ensoñación brillante que se extiende por gran parte de la primera mitad de esta extraña novela, construida bajo reglas caligráficas propias, a medio camino entre la fábula, el reportaje psicológico y el drama carcelario.

Pero poco a poco vamos hurgando en la verdadera psicología del narrador. Y en un ejercicio de virtuosismo suicida, Selby Jr. se desparrama a gusto en su podredumbre, diseñando una venganza que el propio autor califica de “extraña y contra natura”. No queremos desvelar los detalles de estos salvajes párrafos que ponen al lector contra la espada y la pared (como diría Chiquito de la Calzada, físicamente y moralmente), pero baste decir que tras la lectura de La habitación no podrán mirar a un perro de la misma forma nunca más.

No obstante, no queremos cerrar esta reseña dando la impresión de que lo más meritorio de la segunda novela publicada por Hubert Selby Jr. sea su lado más grotesco. Y es que la literatura de este autor bien podría compararse con el cine de Russ Meyer, al que Roger Ebert se refirió en su día como “uno de los grandes estructuralistas de la historia del cine, junto con Godard”, matizando que eso será así “cuando alguien sea capaz, algún día, de ver más allá de las enormes tetas que aparecen en sus películas”. Así que en la medida en que los lectores no se regocijen demasiado en el barro, podrán disfrutar de la recuperación de uno de los autores más auténticos, venerados y pioneros que ha dado el ‘underground’ norteamericano.

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