JUAN CARLOS SIERRA | Si no me falla la memoria, fue mi profesor de Filosofía de COU, José Biedma Moya, quien en una de sus clases resaltó que quizá fuera Marx (Karl, no Groucho) el primer filósofo, al menos de los que nos entraban en Selectividad, que ejerció su papel de pensador pegado estrechamente a la realidad; o, dicho de otro modo, Marx arrastró a las ideas y a las abstracciones filosóficas por los vericuetos y rotondas de la vida no solo para ofrecer una interpretación de esta, sino sobre todo para proponer eso que otros filósofos llaman la ‘vida buena’, que no es exactamente lo mismo que la buena vida. Evidentemente, la praxis de las entelequias filosóficas marxistas ha tenido una relevancia histórica que se aleja de esa suerte de modesto sermo humilis –valga la redundancia- que a día de hoy se incluye en el concepto de ‘vida buena’. Pero aquí lo que realmente me interesa resaltar es esa cercanía a la realidad de una rama del saber que habitualmente se ha ido por los cerros de Úbeda del ser-en-sí o del ser-para-sí, de la metafísica, de la razón pura, de la gnoseología, del idealismoo de las sombras reflejadas en la caverna de Platón.
Si empiezo esta reseña con esta seudonostálgica referencia adolescente y este apego a la realidad es porque la propuesta filosófica del libro objeto de ella, Filosofía ante el desánimo, del cordobés José Carlos Ruiz, se aleja ampliamente de áridas y etéreas abstracciones para ligarse íntimamente a nuestra praxis cotidiana como ciudadanos occidentales hipertecnologizados -quizá a una tribu del Amazonas este libro le aporte bien poco-. Se puede afirmar, pues, que una de las virtudes del último ensayo de José Carlos Ruiz es precisamente su pragmatismo, su aplicabilidad inmediata al día a día de quien lo lee, pero no a la manera de esa filosofía de Mr. Wonderful propia de los libros de autoayuda, del mindfulness o de esa ralea de charlatanes que se hacen llamar coaches, sino, muy al contrario y afortunadamente, desde el más estricto rigor filosófico y desde una solvencia argumentativa que ya la quisieran para sí los modernos adalides del perogrullo aderezado con citas de Paulo Coelho. Lo mínimo que se puede pedir a un libro es que no le tome el pelo al lector, que lo trate con respeto, y de esto va sobrado el ensayo de José Carlos Ruiz.
En ese cuerpo argumentativo al que nos referimos, al fondo de él y de las variadísimas temáticas que toca el libro, se encuentra y se apunta certera y marxistamente a la infraestructura económica que tiene su reflejo en una ideología concreta. En el caso que nos ocupa, en nuestra ciudadanía de la segunda década del siglo XXI, el consumismo salvaje del actual capitalismo en su etapa imperialista produce en el ámbito de las ideas y de la ideología el fantasma del fin de esta junto con la perversidad de su reverso, que conocemos como neoliberalismo, esa ideología triunfante, vacía y tramposa de los ayusos, los juanmamorenos y los abascales -y de todos los que están dispuestos a comprarles su discurso falaz y su retórica hueca-. Los nombres y apellidos los pongo yo en un acceso de ardor e indignación; José Carlos Ruiz no va más allá de señalar con el dedo las tendencias dentro del rigor que sostiene al conjunto del libro.
Otra de las preocupaciones recurrentes en Filosofía ante el desánimo, como no puede ser de otra forma, es el impacto real y cotidiano en nuestras vidas de la revolución digital en la que estamos inmersos. En este sentido, se podría afirmar que el tono general del libro se vuelve casi elegíaco, ya que en él se detecta una clara inclinación a señalar lo que como sociedad y como individuos estamos perdiendo por la invasión de las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. Si utilizáramos la clasificación que en 1964 hiciera Umberto Eco respecto a la cultura de masas y que dio nombre a su célebre libro Apocalípticos e integrados, diríamos que, en el trato actual con eso que los cursis llaman las TICs y sus derivados, José Carlos Ruiz se inclina más hacia el sector apocalíptico. Podría el lector llevarse la impresión de que en la balanza del autor gana el ayer, pero sin excesos, sin caer en aquello de que cualquier tiempo pasado fue necesariamente mejor, porque su mirada siempre busca la consecución de eso que llamábamos la ‘vida buena’ en un futuro no muy lejano o en un presente casi inminente. En cualquier caso, sí que se echaría en falta en el cuerpo argumentativo de esta Filosofía ante el desánimo una valoración más extensa y profunda acerca de las posibles ventajas y bondades de lo digital, de internet, de las redes sociales,… Porque cualquier revolución tecnológica/cultural, desde la imprenta por poner un caso, ha contado con sus agoreros, con sus nostálgicos, con su banda de apocalípticos, muchos de los cuales pasado el tiempo han modulado su posición ante las simas por las que preveían que se despeñaría la Humanidad. No sé si nos falta perspectiva, esa que procura el paso de los años y de los acontecimientos. Probablemente sea así. No obstante, el aparato argumentativo de José Carlos Ruiz es tan sólido y, por consiguiente, tan convincente, que uno tiende a apuntarse a su bando, aunque los hábitos de la Historia lo puedan llega a contradecir.
Todo este acercamiento desde las alturas filosóficas a la vida vivida, a la cotidianidad, a su aplicabilidad a pie de obra, de asfalto y de pantallas, caería en saco roto si a José Carlos Ruiz le hubiese dado por ponerse estupendo embutido en el traje de profesor universitario de Filosofía -que lo es-. Afortunadamente, ha optado por un estilo y un lenguaje divulgativos, cercanos, inteligibles, coherentes con el contenido del texto que ha entregado a sus lectores. Pero esta elección nunca va a perder de vista, por supuesto, el rigor filosófico, tan jugoso, por cierto, cuando se detiene en el análisis de la etimología, que tan útil resulta para fijar el pensamiento.
De modo que desde el fondo y en su forma, en contenido y continente, Filosofía ante el desánimo es un libro útil y necesario para los tiempos que corren, un texto pensado -y ejecutado solventemente- para la gente corriente, para demostrarnos que las preguntas y algunas respuestas están al alcance de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad para reflexionar y profundizar en la realidad, más acá de las pantallas anestesiantes, de los hiperestímulos, de la velocidad vertiginosa y su impaciencia, del consumismo,… y de su gran aliado, el neoliberalismo.
Filosofía ante el desánimo (Ediciones Destino/Editorial Planeta, 2021) | José Carlos Ruiz | 320 páginas | 19,90 euros