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Hendrix y los espejos

empezar cero hendrix

 

Empezar de cero

Jimi Hendrix

Sexto Piso, 2013. Colección “Realidades”

ISBN: 978-84-15601-36-4

240 páginas

22 €

Traducción de Raquel Vicedo

 

 

Daniel Ruiz García

Se ha escrito mucho sobre Jimi Hendrix como icono musical y social. Su condición de único guitarrista perteneciente al Club de los 27 -selecto club de artistas muertos a la temprana edad de 27 años, con egregios miembros como Joplin, Morrison, Jones o, el más reciente, Kurt Cobain– y su elevación crítica a la gloria gracias a rankings más o menos caprichosos como los de Rolling Stone o Time, acompañado desde luego por el peso objetivo indiscutible de su aportación creativa, que sus salvajes ‘performances’ sobre el escenario contribuyeron a amplificar, lo han convertido en una de las figuras más manoseadas por biógrafos, periodistas, historiadores y sociólogos, hasta el punto de que hoy resulta difícil explicar la explosión musical de finales de los 60 en Inglaterra y EE.UU. sin recurrir a su figura.

Pero todo santo tiene su hagiografía, aun más cuando hablamos de una especie de mártir, en cuya muerte muchos han querido identificar un símbolo del sacerdocio a la Religión Eléctrica, confesión que él mismo bautizó en uno de sus muchos arranques de excentricidad lisérgica, y que finalmente lo condujo a una muerte desde luego nada mística (aspiración de su propio vómito). Las hagiografías son recurrentes cuando hablamos de estrellas, y en el caso de Hendrix esto no ha sido distinto. En sus biografías y en las recensiones críticas de su obra abundan las hipérboles y la desmesura, de manera que su propia iconografía ha conseguido lo que logran muy pocas: como el Che y Bob Marley, la imagen de Jimi Hendrix está muy cerca del icono del mártir cristiano; como el Che y como Bob Marley, sus imágenes andan muy próximas a la representación de Jesucristo en su vertiente más hipster. Es por eso que lo que se escribe sobre él acaba aburriendo, porque a pesar de las buenas intenciones los textos que pretenden desentrañar su obra y su significado siempre terminan levantando en el lector un poso de inevitable sospecha: demasiados milagros.

No quiere decirse que no haya bibliografía meritoria. Destacaría especialmente la biografía de Charles R. Cross, quien también dedicó a otro de los miembros del Club de los 27, Kurt Cobain, una interesante biografía (Heavier than Heaven), y que en 2005 publicó Room full of mirrors, una completa biografía de Hendrix. O Voodoo Child, el estimulante cómic de Bill Sienkiewicz, y que considero una valiosa versión de la historia de Hendrix en clave psicodélica.

El libro que aquí reseñamos es distinto. Más que un libro, diría que es un trabajo de laboratorio; una suerte de eso tan moderno que se llama I+D pero aplicado a la historia y obra del músico de Seattle. Durante años, el cineasta Peter Neil viene llevando a cabo una labor de recopilación de material audiovisual y escrito del guitarrista, con la intención de preparar el que probablemente podría ser el documental definitivo de la vida y milagros de Hendrix. Con todo este material, Neil tiene la ocurrencia de construir una voz, la del propio Jimi Hendrix, partiendo de toda la documentación audiovisual y escrita de carácter testimonial que posee, creando un relato lo más diacrónico y narrativo posible. El resultado es Empezar de cero, un volumen que se lee antes que nada con curiosidad, y que resulta de obligada lectura para aquellos que están interesados en la figura del líder de la Experience.

El material de base es muy diverso: desde cartas hasta anotaciones personales, pasando por diarios, entrevistas a medios, comentarios grabados, e incluso documentos de trabajo remitidos a su manager…  El resultado, consecuentemente, también es diverso, disperso, heterogéneo, ofreciendo una imagen de Hendrix en cierto modo calidoscópica, donde conviven muchos planos y dimensiones. En este sentido, el título original del libro, “Una habitación llena de espejos”, que es también uno de los textos más celebrados de Hendrix, le viene que ni pintado, ya que el libro es eso: una especie de habitáculo donde se suceden los reflejos del guitarrista, ofreciendo escorzos y puntos de vista muy distintos, que conviven en el mismo libro. Así, por ejemplo, se nota una gran diferencia entre el Hendrix recatado de las cartas a su padre y el Hendrix desbocado de sus textos alucinógenos; entre el Hendrix autopromocional de las entrevistas para revistas juveniles y el Hendrix más confesional de las conversaciones íntimas. El resultado, a pesar de ello, es muy interesante, y el esfuerzo de Peter Neil por dotar de una linealidad biográfica al texto da sus frutos, porque a lo largo de toda la obra, a pesar de los distintos planos discursivos, se va percibiendo la evolución en la personalidad de Hendrix, desde sus primeros tiempos como guitarrista callejero hasta su estadio de artista místico que se considera “mensajero de Dios”.

Con todo, la obra resulta insuficiente para explicar la contribución de Hendrix a la música rock de finales de los 60. Episodios míticos como su actuación en el Festival de Monterrey del 67, o su relación con Chas Chandler, de los Animals, o los propios procesos de grabación de sus álbumes, encuentran un hueco insuficiente en el libro. En su vocación autobiográfica, Empezar de cero resulta bastante escueto e incompleto. En contrapartida, el libro resulta formidable como vía de entrada a la forma de entender la música de Hendrix, sus influencias, su vocación y anhelo como artista. Descubrimos ahí a un músico con un ‘corpus’ creativo muy sugerente, donde la música se convierte en el epicentro del mundo, donde todo oscila en torno a la música. “Salir y cantar, ésa es toda mi vida”, afirma Hendrix en una de sus confesiones. En todo caso, Hendrix siempre estuvo lejos de ser algo parecido a un intelectual. Más bien era un místico, cuya palabra era la música. Él mismo confiesa: “Sé lo que quiero decir, pero soy incapaz de darle forma en palabras”.

Empezar de cero propone un estimulante viaje a una habitación llena de espejos. En medio de ella, hay un hombre con aspecto de cristo desahuciado tocando una Fender Stratocaster. De su guitarra salen notas que tienen formas de colores.

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