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Infectando la realidad

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Los invisibles: Di que quieres una revolución

Grant Morrison (guión) y Duncan Fegredo, Jill Thompson y Steve Yeowell (dibujo)

ECC, 2015

ISBN: 978-84-16303-55-7

232 páginas

22,50 €

Traducción de Guillermo Ruiz Carreras

 

 

José Martínez Ros

Grant Morrison, uno de los autores más peculiares del noveno arte, no fue ajeno a la fiebre milenarista que sacudió la cultura occidental durante la segunda parte de los 90. Convertido en lo que aún hoy es, un guionista de enorme éxito, gracias a cómics comerciales como su Justice League o su Arkham Asylum, decidió aprovechar la existencia de un sello reservado para obras más personales y alejadas del subgénero superheroico como era Vertigo, que en esos momentos vivía su momento de máximo esplendor gracias a la publicación del Sandman de Neil Gaiman, para lanzar una serie, Los invisibles, en la que aunaría todas las ideas, sueños, perspectivas y visiones que había ido deslizando en sus cómics hasta la fecha, pero de una forma más audaz, concentrada y rupturista, acompañado de un extenso -y desigual- equipo de dibujantes.

La sinopsis de Los invisibles es relativamente sencilla: un compendio de las diversas teorías de la conspiración que flotan en la red. Los Invisibles es un grupo revolucionario, calificado por muchos como terrorista, que lucha de forma encubierta contra una raza de criaturas de otra dimensión, cuyo objetivo es hacer desaparecer todo vestigio de la libertad humana, convirtiendo a hombres y mujeres en sus esclavos y que, desde hace siglos, se han infiltrado en las estructuras del poder económico y político, e incluso en la realeza. El origen del grupo, sus archienemigos, se pierde también en la oscuridad de los tiempos y, así, en el primer tomo, descubrimos que, entre otros famosos miembros, fueron “invisibles” el Marqués de Sade y los poetas románticos Shelley y Byron.

El cómic se inicia con el -violento- reclutamiento de un nuevo miembro, un joven inadaptado de los suburbios de Liverpool, Dane McGowan, que está siendo perseguido por los siervos humanos de los desconocidos amos de nuestro mundo. Al convertirse en “invisible”, como un rito de iniciación, McGowan cambiará de nombre y se le adjudica, como a todos los miembros, un alias: Jack Frost. Los demás conspiradores de la “célula” actual de Los invisibles son una serie de personajes excesivos puramente morrisonianos: King Mob, una mezcla de espía a los James Bond y gurú ‘new age’, líder del grupo y álter ego del propio Morrison; Ragged Robin, novia de King Mob, que llegó del futuro y lleva siempre maquillaje de payaso; Lord Fanny, un muy carismático travesti brasileño; y Boy, una dura ex-policía norteamericana.

Los invisibles no es un cómic fácil; y, de hecho, puedes encontrar en internet extensas guías en la que, página a página, se van detallando las múltiples referencias de las que está cuajado el guión de Morrison. Se aprecia, desde el mismo inicio, que el autor intentó, al mismo tiempo que nos contaba la historia del grupo, plasmar su particular visión de nuestra sociedad y hasta crear una especie de historia paralela, del siglo XIX al nuevo milenio. Junto a las típicas escenas de acción, espionaje o aventura exóticas y los toques de ciencia ficción y de terror lovecraftiano, Morrison nos habla de sus ideas acerca de las religiones orientales, la experimentación con drogas, las raíces del fascismo o el anarquismo, la sociedad y la cultura contemporánea, y de otras muchas, muchísimas cosas. Ya en este primer tomo, Di que quieres una revolución, encontramos capítulos antológicos como un recorrido por un Londres “místico” o una recreación de las obras de Sade. Para muchos lectores, Los invisibles es una experiencia frustrante y agotadora. Para otros, un reto tremendamente gratificante, viajando capa tras capa hacia el núcleo de un relato imprevisible en el que casi cualquier cosa puede suceder.

A lo largo de los 59 números de Los Invisibles, repartidos en la nueva edición de ECC en siete tomos, hallamos viajes en el tiempo, monstruos horripilantes, asesinos en serie, yuppies, dioses vudú, virus alienígenas, una conspiración en torno la sucesión al trono de Inglaterra (con la misteriosa muerte de Lady Di incluida), mecanismos narrativos que tratan de romper la barrera entre realidad y ficción o entre lector y personaje y hasta a John Lennon convertido en una divinidad pop. Después de leer Los Invisibles puedes considerarla una obra irritante o genial o ambas cosas al tiempo. Pero lo que te garantizo es que no la olvidarás fácilmente.

[Publicado en Notodo.com]

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