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La conjura de los negros

9788494218781FRAN G. MATUTE | Como subcultura pop que es, el mundo de los MCs (‘Motorcycle Clubs’) parece vivir en estos días una especie de segunda juventud, probablemente motivada por el enorme éxito de la serie Sons of Anarchy (2008-2014). En este sentido, cuesta creer que la reciente traducción al castellano de la biografía de Sonny Barger, el mítico líder del capitulo de Oakland de los Ángeles del Infierno, no tenga que ver con el impacto mediático generado por el serial de Kurt Sutter. Igualmente, un trabajo tan arriesgado (por lo específico de su temática) como El Ejército Negro de Servando Rocha parece surgir en el mercado a remolque de lo anterior, por más que su intencionalidad vaya mucho más allá de la cuestión motera.

Es a mediados de la década de 1960, desde los parámetros estéticos del Nuevo Periodismo, que se comienza a abordar el fenómeno: junto al ya famoso texto de Hunter S. Thompson sobre los Ángeles del Infierno cabe destacar la biografía del “ángel” Freewheelin’ Frank, facturada por el poeta ‘beatnik’ Michael McClure, y el acercamiento fotográfico realizado por Danny Lyon, que Rocha considera clave en la transformación de estos forajidos sobre ruedas en iconos de la cultura popular. El Ejército Negro bebe de dichas referencias (y otras muchas, pues la ‘exploitation’ no tardó en llegar) a la hora de contextualizar su tesis, que sostiene en esencia que el motero moderno no es más que un heredero del ‘outlaw’ del Far West. «El concepto de “motorista forajido” era tan exclusivamente norteamericano como el jazz -confesó Hunter S. Thompson-. Jamás había existido cosa parecida. En algunos sentidos, daba la sensación de ser una especie de anacronismo híbrido, algo así como la resaca del Salvaje Oeste. Pero en otros sentidos era tan nuevo como la televisión» (p. 133). Esta idea que, como reconoce el propio Rocha, ya ha sido tratada en profundidad en otras monografías, se expone aquí desde un ángulo muy concreto: atendiendo a la figura del forajido afroamericano. Así, por ejemplo, una misteriosa carta encontrada en 1793 en la que dos “conjurados” negros conspiran con un futuro levantamiento sirve para enlazar la historia del cowboy de color Deadwood Dick con la de la banda motera los Dragones de la Bahía del Este, cuyo líder, el también afroamericano Tobie Gene, compartió con Rocha no pocas anécdotas sobre la fundación del club, en la época dorada de los MCs.

No pareciendo fácil cohesionar estas tres líneas de investigación (el lejano Oeste, las bandas de moteros y la sufrida cultura afroamericana), Rocha opta por el fragmentarismo, confiando en que sea el lector atento el que haga las conexiones necesarias. El Ejército Negro se presenta así como un ensayo ciertamente sólido, profusamente ilustrado, quizás un tanto deslavazado, que tiende a brillar sobre todo cuando se aleja de lo ya dicho en otros sitios y se centra en lo más personal y original de su propuesta: esto es, el contacto del autor con los Dragones, de los cuales no se empieza a hablar en detalle hasta la página doscientos. Tampoco le termina de sentar bien al texto cierta digresión pop (ese afán, a veces peregrino, por conectar sucesos dispares dentro de la cultura popular, tan propio de la obra de Greil Marcus) que, más que ocultar las inevitables labores de ‘patchwork’, termina por romper la fluidez del discurso en su conjunto. Rasguños al margen, lo cierto es que Rocha sale más que airoso, con su flamante carnet de Nuevo Periodista entre los dientes, de este atrevido e insólito órdago a nuestra ensayística pop, que debería servir, por encima de todo, para quitarnos algún que otro complejo de encima a la hora de decidir sobre qué estamos autorizados a escribir en este país. [Publicado en Buensalvaje España]

El Ejército Negro. Un bestiario oculto de América (La Felguera, 2015), de Servando Rocha | 440 páginas | 23 €

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