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La elegancia de una amistad amorosa

ROCÍO ROJAS-MARCOS | No sé si somos realmente conscientes de la importancia que tiene el esfuerzo de recuperación de la memoria que se está llevando a cabo de un tiempo a esta parte desde diversos campos. Así, la labor realizada por la Editorial Renacimiento es un trabajo titánico que nos viene ofreciendo regalos extraordinarios en forma de libro cada poco tiempo. En este marco debemos encuadrar la obra que tenemos ahora entre manos, Correspondencia inédita. 1958-1987, el intercambio de cartas entre la escritora Carmen Laforet y el que fuera su gran amigo, Emilio Sanz de Soto, un escritor sin obra, como alguna vez se le ha llamado. La labor de recopilación, cruce y anotación de estas cartas intercambiadas durante casi treinta años ha sido realizada por el profesor honorario de Literatura española de la UAM José Teruel, quien además añade un excelente prólogo para situar al lector que descubra esta relación desde el origen, los avatares y la evolución de esa amistad amorosa que siempre compartieron Laforet y Sanz de Soto.

A través de estas cartas nos acercamos no solo a la relación que se estableció entre ellos desde que en el verano de 1958 Carmen Laforet llegase a Tánger para pasar allí esos meses junto a sus hijos y su marido –Manuel Cerezales fue director del Diario España de Tánger entre 1957 y 1959-, sino también a todo ese mundo literario del que ambos beben y viven; a todo ese entretejimiento personal a la hora de entender la literatura como parte indispensable de la vida de cada uno de ellos y la riqueza que compartirla en una carta les supone. Nos encontramos ante una exaltación de la amistad constante, pero no una alabanza vacía y azucarada, sino forjada desde la sinceridad de saber que el uno puede encontrar en el otro el pilar sobre el que apoyarse en caso de necesidad, pero mientras seguir escribiendo, como si de una conversación nunca interrumpida se tratase, sobre sus últimas lecturas, sus anhelos de futuro, las películas recientemente vistas, o las perspectivas de viajes en cartera. En definitiva, la vida cotidiana de dos personas activas, extraordinariamente inteligentes y con una extraordinaria capacidad de analizar aquello que los rodea siempre intentado sacar el lado bueno de las cosas.

Uno de los grandes valores que tienen estas cartas, si es que podemos elegir alguno, es el intercambio durante el mes de octubre de 1962, cuando se estaba celebrando la entrega, retirada y nuevo anuncio del Premio Planeta de ese año, el que no recayó y luego sí en el escritor tangerino Ángel Vázquez por la novela Se enciende y se apaga una luz. Sabíamos de lo ocurrido aquella noche de octubre durante la que el premio fue en primer lugar para Concha Alós, para finalmente terminar en manos de Vázquez, pero ahora, gracias a esta correspondencia, conocemos algunos detalles de lo ocurrido desde dentro. En palabras de Laforet parecen encajar definitivamente las piezas de aquel día.

Junto a esto es también destacable el interés que despliega la escritora por aquello que está haciendo la juventud, su deseo de escribir sobre ellos en sus artículos en prensa. Sabida era la fascinación que Sanz de Soto sentía por todas las expresiones culturales, muy especialmente el cine, de ahí que Carmen encuentre en él la ayuda para ir conociendo lo que merecería la pena o no. Encontramos aquí a la escritora consagrada dándole su apoyo a esos jóvenes que necesitan la mano en el hombro de quien ya ha pasado por ahí antes que ellos, algo que Laforet no había tenido. De ahí lo consciente que era de su necesidad y de que ella podía hacerlo. Solo era cuestión de entender que la generosidad en estos mundos es muy escasa y necesaria. La generosidad de Laforet fue inmensa.

Reconozco mi absoluta devoción tanto por Carmen Laforet como por Emilio Sanz de Soto, pero también creo ser justa al asegurar que este libro ha venido a completar la pieza de una imagen que aún estaba inconclusa y que nos ofrece ahora el acabado en tecnicolor de esta relación de amistad amorosa que tanta riqueza intelectual y humana nos ofrece. Amistad elegante, sosegada y sin estridencias como fueron sus protagonistas y como tan bien ha sabido destacar Teruel en el estudio que acompaña las cartas.

Correspondencia inédita. 1958-1987 (Renacimineto, 2023) | Carmen Laforet y Emilio Sanz de Soto | Edición de José Teruel | 344 páginas | 22,70€

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