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La (socio)ayuda del amor

evaillouz

 

Por qué duele el amor

Eva Illouz

Katz, 2012

ISBN: 978-84-9294-647-1

363 páginas

19 €

Traducción de María Victoria Rodil

 

 

Carolina León

¿Por qué duele el amor? ¿Duele distinto en nuestros tiempos que hace un siglo? ¿Cuántas veces te preguntaste si podía ser distinto? Pero, ya no nos suicidamos por amor, ¿no? ¿Debe ser doloroso siempre buscar el amor? ¿Y perderlo? Si eres occidental y heterosexual, ¿tanta libertad no te cabe en el cuerpo? ¿Te ha dado alegría de vivir esa libertad que tanto apreciamos en lo cotidiano o sientes que te pesa como una losa cuando no puedes tomarte el desayuno del domingo en compañía? ¿Lo romántico es erótico o lo erótico es romántico o ninguna de las anteriores? ¿Sientes que fracasas cada vez que rompes una relación? O que te la rompen. ¿Pierdes puntos del carné de persona cuando acumulas rupturas? ¿Crees que son consecuencia de lo débil que eres psicológicamente y por tanto te zambulles en libros de autoayuda y psicología de las relaciones? ¿Es que son exclusivamente culpa nuestra, de cada uno, esos fracasos? ¿Debemos seguir intentando entender en privado todas estas experiencias, como bienaventurados éxitos cuando salen bien, como estropicios personales cuando salen mal? ¿Por qué “yo” no sé querer o por qué “yo” no consigo que me quieran o por qué “yo” creo que todo me sale mal? ¿Será cosa de otros también? ¿Queremos distinto nosotras que ellos? ¿Sacan ellos algo diferente de las relaciones de lo que sacamos nosotras? ¿Tienen un miedo cerval al compromiso o rehuyen las relaciones exclusivistas por otras razones? ¿Fue siempre así, que el hombre (por lo general) rehuyera el compromiso a largo plazo, mientras que la mujer (por lo general) buscase una relación más permanente?

¿Nos entra prisa por tener un reloj biológico algo más apretado, estrecho? ¿Somos tan libres como nos hemos creído que lo somos? Salir del yugo patriarcal, en el que los padres y el entorno familiar interferían en la elección del futuro marido, ¿nos ha liberado en alguna medida? ¿No estamos sometidas al escrutinio social y midiéndonos en un mercado “libre”, de pura competencia, por ver quién acumula un mayor capital erótico? ¿No estamos de algún modo permanentemente escrutinizadas por los medios de masas, la publicidad y nosotras mismas? La liberación sexual del siglo pasado, ¿fue realmente una liberación? ¿No será que en esta época todo es incertidumbre y una de las cosas más resbaladizas del universo es nuestra propia identidad, quiénes somos? Y, por tanto, ¿hacemos descansar el valor propio mucho, muchísimo en el amor y sus correspondencias? Así, ¿pasa lo mismo con los hombres que con las mujeres? Ciñéndonos al ámbito heterosexual, ¿quién gana? ¿Ganamos cuando estamos acumulando conquistas sexuales como las que se anotan en una servilleta de bar o cuando conseguimos establecer una relación más o menos duradera, de ésas que incluso se atreven a probar la convivencia? ¿Por qué tanta ironía? ¿Podríamos pasar de la ironía en el amor? Ser autónomos y autosuficientes, ¿es un objetivo común a hombres y mujeres? ¿Estamos pesando y midiendo nuestras relaciones como en un mercado de compra / venta? Cuando yo digo que te quiero mucho, y tú no me dices «te quiero», ¿desestimas automáticamente la posible relación porque la oferta supera a la demanda y ya no te resulta interesante? ¿Qué tiene que ver la economía en todo esto del amor? ¿Nos estamos pasando con la exposición de los sentimientos? ¿Quién nos ha enseñado a hacerlo, por qué? ¿Se nos enseñó a las mujeres a ser las cuidadoras -y creadoras- de un hogar mientras a los hombres se les inculcó ansia de autonomía y desapego? ¿Es imposible de verdad la pasión desmedida y sin cálculo en nuestro tiempo? ¿Preferimos quedarnos con la fantasía y obviar sus realizaciones, por el miedo sobre lo que pueda venir y las decepciones que podamos vivir?

¿Cuántas veces has dicho “no” a una posible relación por miedo a lo que viniera después? ¿Es que se ha terminado definitivamente la posibilidad de vivir una relación intensa, satisfactoria, hermosa, entregada y voraz? O ¿es posible el amor total y auténtico? Si te has hecho algunas de estas preguntas en algún momento de tu vida, este ensayo de Eva Illouz (autora de Intimidades congeladas, entre otros libros de culto) es el que te va a alimentar. Porque es un libro salvífico. La socióloga realiza con el problema amoroso, que llena miles de libros de autoayuda y cientos de miles de webs, un acto de magia -sin evitar ninguna trampa- : te lo quita de encima como responsabilidad personal, y asimismo desmonta las visiones biologicistas de «Venus» y «Marte» que causan tanto o más daño. Revisa en trescientas sesenta dolorosas páginas las dinámicas compartidas que articulan las formas de vivir el amor y las relaciones en nuestra sociedad, y entiendes a través de este libro monumental que quizá tú no tenías la culpa. Y que algunos de los venenos del mundo capitalista y esta loca locomotora de la modernidad nos impulsan a actuar como actuamos. Y sentir como sentimos.

La tarea que se ha traído entre manos Illouz de revisar crítica y analíticamente cómo nos relacionamos es, sencillamente, interminable, y no cabe en una reseña en un blog. Su bibliografía, brutal, y al final de todo una tesis que apunta con una timidez impropia de quien ha desmontado un tema como «el amor en la modernidad», pero que resulta un destello de imaginación de los posibles necesarios para inventar otro escenario, sobre el que hacer un mundo nuevo. Dejad de leer el puto consultorio sentimental, es un ruego.

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