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La ternura en el caos narrativo

JOAQUÍN BLANES | Una historia deslavazada, desarticulada, desordenada, a ratos caótica y, sin embargo, atrayente, adictiva y rauda, se desliza en capítulos breves con una velocidad inusitada, como avanza un pájaro forzado por los ladridos de un perro. La prosa singular de Victor Heringer es ingeniosa y poética, es absorbente y sugerente. A través de su narrativa elíptica, nos sumerge en las complejidades del primer amor, la pasión y el dolor, la ternura y el odio, también la compasión.  Salta de un lado al otro, de un tiempo hacia otro, como saltaría una rana esquiva, pero la trama es la trama y se encuentra fácilmente bajo todo ese armazón poético y narrativo donde subyace la historia que respira la debilidad física de Camilo, la presencia cautivadora de Cosme, inicialmente detestado por Camilo, la historia de su padre, el doctor Pablo y esa extraña relación con la dictadura militar de Brasil. Es curioso, el protagonismo masculino en esta historia adquiere mayor relevancia que el femenino. La madre, la hermana, las mujeres que los cuidan, tienen una presencia muy secundaria, van quedando atrás al avanzar la historia y el protagonismo lo adquieren los chicos. Nada objetable, es solo una puntualización, aunque puede que esa sea la intención del autor.

Su lenguaje denota un potencial extraordinario, pero la novela también es confusa y en ocasiones se pierde en su propio laberinto de recuerdos y emociones, se ahoga en esa búsqueda de originalidad. Incluso se muestra desconcertante, al menos inexplicable, la numeración de capítulos o la inserción de dibujos o fotografías, como si esto último diese mayor veracidad a una historia que por sí misma la tiene. Es ficción, quien se acerca a sus páginas sabe a lo que se atiene.

Es una lástima que el potencial de este autor brasileño se haya evaporado tan pronto, tan de repente. La lucha contra la depresión siempre lo persiguió. “Siempre he sabido que no había venido a ese mundo para estar en él, sino para haber estado, haber sido, haber hecho”, quién sabe si no había algo premonitorio en este fragmento. Sea como fuere, Victor Heringer, una de las voces más portentosas de la nueva literatura brasileña, se apagó para siempre en marzo de 2018. De hecho esta obra es de 2016 y ahora la publica Sexto Piso.

La novela tiene una respiración agitada, como un animal asustado o herido y, al mismo tiempo, tiene la seguridad de una prosa firme y rica en matices, frases breves pero con adjetivos y adverbios que dan una seguridad, una firmeza y una riqueza a esta prosa que se hace agradable, aunque la historia sea un batiburrillo de sensaciones sobre la infancia transitando a la adolescencia, el primer beso, el primer amor, platónico, imposible, como todos los primeros amores (son primeros porque fracasan y viene un segundo amor).

El amor de los hombres solitarios, la segunda y última novela del brasileño Victor Heringer, nos sumerge en una historia cálida y poética que abarca un vasto abanico de emociones. Ambientada en la década de los setenta, durante los años de la dictadura militar en Brasil, la trama se desarrolla en una villa burguesa en medio del empobrecido barrio de Queím, en Río de Janeiro, un barrio imaginario, según el propio autor. Es una novela de iniciación, la infancia queda atrás, se vuelve púber. Se acabó la “dictadura de la infancia”, se acabó.

La llegada de Cosme, un huérfano mulato de la misma edad que Camilo, altera la apacible vida del protagonista. Juntos descubren el mundo de la calle, la camaradería y el deseo, también la realidad de un matrimonio fracasado, una madre abandonada al cuidado de unos huevos de Fabergé en lugar de habitar el espacio común con sus hijos y un padre que se deja llevar, como la madre, por la derrota. Fuera, en la calle, la vida es más sencilla y divertida. Aunque también suceden cosas que escuchamos en la radio o leemos en los periódicos y que nunca van con nosotros hasta que nos toca ser noticia.

Dividida en dos partes, la primera parte está narrada en primera persona, es el propio Camilo quien nos cuenta ese tiempo pasado de la infancia, donde su vida se ve volteada con la llegada de Cosme y con la posibilidad de salir sin miedo a la calle y unirse a las aventuras y travesuras de otros niños. Lo que lo lleva a conocer ese primer amor que queda permanentemente impregnado en la piel de Camilo como esos olores de antaño que nos persiguen durante décadas.

La segunda parte, “Un sol dentro de casa”, está narrado en tercera persona y es la relación adulta de Camilo con un niño, también huérfano, como lo era Cosme, que acoge en casa de una manera intencionada. Una intención que nace del odio y concluye en ternura. De la que preferimos ser imprecisos para que entren en la novela sin saber nada.

La historia habla del primer amor, ese que se marca a hierro, primero en nuestro corazón y después en nuestra memoria, pero también habla del odio. El odio como un recurso humano, tal vez únicamente humano, “el odio es un hambre sublime y furiosa” y convive con nosotros como el amor, la ternura, la compasión. ¿Por qué Camilo acepta a Renato en su casa? ¿Para saldar una cuenta? ¿Por compasión o ternura? ¿Se puede llamar redención el final de esta historia? De alguna manera lo que intenta Camilo es cerrar círculos, finiquitar etapas, especialmente las de la infancia y primera adolescencia que son las que, aparentemente, nos dejan más tocados. Ahora que está tan de moda el señor Bellinger y sus constelaciones familiares, igual esta obra tiene algo de todo eso.

Aunque en realidad nada cierra, solo las heridas físicas, el dolor moral se esconde, de ahí esa visión que tiene Camilo en un momento dado con el cuchillo nacarado y el cuello de Renato. Sin embargo, como declaró el mismo autor, él que buscaba una salida a través de la ironía o la indignación, decidió, en esta novela, que la ternura también podía tener poder y construir en lugar de destruir.

En resumen, El amor de los hombres solitarios es una obra sensible en forma y fondo, invita más a la emoción que a la reflexión, quiere esto decir que es mejor dejarse llevar por el oleaje de su prosa que buscar el significado profundo del comportamiento lunar en las mareas. Si bien es cierto que, en ocasiones, se vuelve caótica y algo irracional o, al menos, inexplicable, pero mantiene un nivel narrativo bastante fresco. Su brevedad no resta interés y la prosa se desliza con agilidad e intensidad, resonando un tierno eco en el corazón del lector/a una vez acabada la lectura.

El amor de los hombre solitarios (Editorial Sexto Piso, 2024) | Victor Heringer |Traducción de  Francisco Cardemil Pérez | 152 págs. | 17,90€

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