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La vida como desnuda narración

JUAN MARÍA PRIETO |1980 es una novela sobre una vida que se escribe y se reescribe, una búsqueda a veces cruda en mitad de esa violencia que acarrea la verdad de respirar, de los años color sepia que recordamos nebulosos; el viaje a la patria de Rilke de un ser que, aunque aparentemente vulnerable, emerge con valentía para reconocerse en las figuras que han marcado de manera indeleble su existencia.

Juan Vilá ofrece con esta novela autobiográfica el relato de un hombre que quiere reconocerse en la memoria y hacer justicia con su pasado. Así, 1980 desarrolla de manera descarnada los elementos fundamentales del mencionado subgénero, superado ya el cuestionamiento del pacto autobiográfico y en pleno boom de la autoficción. El autor y narrador de la novela, con permiso de Doubrovsky y Lejeune, traza una historia personal donde el fallecimiento de su propio padre y la aparición de una figura decisiva supondrán una inflexión decisiva en su vida y en la de su familia.

De tal modo, salvo un par de detalles puntuales, como por ejemplo el nombre de su cánido compañero, Vilá construye una novela autobiográfica desprejuiciada y vehemente, tan tierna como lúcida, con la se enfrenta a las vivencias y emociones más trascendentes de su trayectoria personal, a partir de los vínculos con figuras como su madre, sus hermanos o su siniestra abuela… De hecho, si bien está clara la ascendencia de las figuras femeninas en la biografía del protagonista, en la trama de la obra, cabe reflexionar en torno a conceptos como el poder y la dominación, frente a conceptos como la libertad o el empoderamiento.

Vilá se libera de todo pudor y, a pesar del puntual juego sobre los límites entre realidad y ficción, y de preservar con discreción a determinados miembros de su familia, aborda una reconstrucción personal en que afronta las miserias y los hitos más hondos de una existencia tan intensa como mundana. 1980 nos demuestra que hay en toda mirada autobiográfica una búsqueda, un proceso -dejemos al margen la idea de la creación literaria como un acto terapéutico-, acaso un hondo desvelamiento. Si la literatura fuera un acto performativo, estaríamos ante un hombre que narra una vida que a su vez se reconstruye y se proyecta. En ese sentido, la figura del narrador, detrás de la cual aparentemente podría esconderse un outsider («Soy puritano y no un santo»), es en realidad la de un hombre común que anhela la verdad de su vida.

En ese sentido, el ejercicio del protagonista nos permite descubrir la importancia del dinero en la obra y, por tanto, en el devenir de su familia y nuestras vidas, especialmente con la llegada del año que da título a la novela. El determinismo económico descrito por ese narrador intradiegético será un factor que configure las vidas de las personas de su entorno, marcando su forma de ser y produciendo en ellos evidentes consecuencias vitales. En ese sentido, hay una tensión tan íntima como política que ya se hace presente en otras novelas actuales, permitiendo al yo trascender para situarse frente al mundo.

1980 es el relato de una vida dentro de una vida. Una autobiografía que se erige en un hecho tan vital como literario, que inflige sobre el autor, sobre nosotros, el cuestionamiento acerca de la propia identidad. No estamos ante una sucesión de subjetividades, y estamos seguros de que hay en Vilá un narrador feroz, más allá de este subgénero en el que ahora se impulsa. Pero qué es para muchos autores/as su obra sino un grito de supervivencia, un ejercicio de comunicación tan ambicioso como valiente. Todo escritor/a sueña con ser capaz de reflejar aquello que cree ser, el propósito de la desnudez, el sueño de la memoria, el salto definitivo al vacío.

1980 (Anagrama, 2020) |Juan Vilá | 168 páginas | 19.90 euros

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