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Las edades de la inocencia

EDUARDO CRUZ ACILLONA | “La edad de la inocencia es la edad de la violencia”, se puede leer en uno de los cuentos de Sacrificios humanos, el segundo libro de relatos de María Fernanda Ampuero publicado, igual que el anterior, Pelea de gallos, por Páginas de Espuma. Sin embargo, ante tan contundente aseveración, y mientras avanzamos en la lectura de los relatos del libro que nos ocupa, nos damos cuenta de que el terror no tiene una edad: tiene muchas. Y de que ese mismo terror no tiene una forma de manifestarse: también tiene muchas. Y si bien esa supuesta edad de la inocencia, que comúnmente atribuimos a la infancia, está muy presente en muchos de los cuentos, la violencia y el terror se adueñan de otras edades, de otras personas, de otras víctimas cuya inocencia, entendiendo ésta como una forma de estar en el mundo, se convierte en su peor enemigo.

Ya en Pelea de Gallos toda esa violencia se derramaba de manera explícita, contundente y sin concesiones a la imaginación. Utilizando un lenguaje directo y crudo, Ampuero dibujaba un panorama desolador, situaba el foco de atención en una parte de la sociedad enferma, carcomida por la rabia, el ansia de venganza y la ilusoria superioridad de la fuerza bruta, creando en el lector una suerte de continua angustia y un malestar difícil de eliminar incluso después de cerrado el libro.

En Sacrificios humanos, título más explícito incluso que el anterior, la autora ecuatoriana continúa por una senda similar, incidiendo, en su mayor parte, en la violencia desarrollada por y contra la infancia (la crueldad infantil no conoce límites) y la violencia de género, esa que hay quien se empeña en tildar de “doméstica” como si fuera algo consustancial del hogar como las tareas domésticas o los electrodomésticos… En general, es una violencia ejercida contra el débil, pero también contra el raro, contra el distinto: niños indefensos, mujeres inmigrantes o carentes de estudios y, por tanto, de recursos mínimos para manejar su independencia y la toma de decisiones de su propia vida, familias arruinadas económicamente a las que el entorno, antes amable y adulador, rechaza y defenestra, sacrificadas empleadas del hogar que hacen de su trabajo motivo de vida, etc…

En algunos casos, la violencia conlleva la huida como única solución. En otros, la resignación o la negación, la ceguera voluntaria (el mirar para otro lado) y dolorosa (dándolo todo por perdido). También la enajenación, ese mecanismo de defensa del cerebro para aislarse de la terrible realidad. Es, una vez más, todo un tratado sociológico sobre el comportamiento humano en situaciones no tan extremas y más habituales de lo que queremos creernos.

Los personajes de los cuentos, gracias al lenguaje sencillo y directo de la autora, son vistos desde la normalidad, no desde el esperpento. Y eso es lo que realmente duele: asumir como propios los terrores ajenos.

Hubo quien dijo, de su anterior libro de cuentos, Pelea de gallos, que Ampuero retrataba un contexto muy determinado, el de su continente americano, quizás explotando ese cliché que asocia pobreza y violencia en algunos países latinoamericanos. No es así. Los terrores que muestra María Fernanda Ampuero pertenecen a un mundo global en el que la violencia no se desplaza con pasaporte expedido por tal o cual país, por tal o cual sociedad o continente. Son terrores ubicados a la vuelta de la esquina, detrás de las paredes contiguas a las nuestras, radicadas en nuestro barrio, también en nuestra privilegiada sociedad.

Ante este catálogo de horrores cotidianos, de sacrificios humanos, como apunta con descorazonador acierto el título, se sale dañado, tocado, mirando con desconfianza alrededor y cuestionando si tiene arreglo. Seguramente, no. No, al menos, en las manos de quienes lean el libro y consideren que algo hay que hacer. Pero no estaría de más que estos relatos provocasen el debate, la reflexión general sobre el mundo en que vivimos y la forma de interactuar con nuestros semejantes (siendo un buen principio, y un primer paso, reconocerlos como semejantes, no como diferentes y extraños).

María Fernanda Ampuero ha vuelto a dar un puñetazo en la mesa. La pelota ya no está en su tejado.

Reseña publicada con anterioridad en la web de Tres Pies al Gato.

Sacrificios humanos (Páginas de Espuma, 2021) | María Fernanda Ampuero | 144 págs. | 15,00€

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