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Luminarias para lo oscuro

ROSARIO TRONCOSO | No siempre el diálogo entre autores da los frutos esperados, y menos en cuestión de aforismos, pues la condensación del pensamiento, la luz inmensa de la inteligencia llevada a la mínima expresión y la proyectada sombra del ingenio sobre la pared aciaga del actual panorama literario es una proeza cuando no se tiene ni el don que se precisa para estos menesteres, ni la técnica ni la experiencia. Pero no es el caso. Carmen Canet, almeriense afincada en Granada, sobresale en este complejo género literario en apariencia sencillo por su cercanía y uso cotidiano del lenguaje. Profesora y crítica literaria de brillante trayectoria, cuenta con numerosos libros de aforismos en su haber como Olas, Monodosis o Cipselas, entre otros muchos. En anteriores entregas de libros escritos a dúo se demuestra su agilidad como aforista de primer nivel que es correcta en las formas y procura no eclipsar a otros autores, sino que comparte los recursos de su oficio con quien lo requiera, y se sabe que ocasiones es complicado, como complicada es la misión de contener una visión laudatoria ante un libro de la calidad del que nos ocupa.

Y es un hombre orquesta de la literatura, el madrileño de origen finlandés Ricardo Virtanen, es rival cómplice y la voz que encaja en esta aventura de luces y sombras que no flaquea un ápice en su trabajada capacidad de síntesis: la existencia siempre a través de las emociones, el relámpago, o como diría José Luis Morante, el aleatorio resplandor de una vela. En la extensa bibliografía de Virtanen nos salen al encuentro libros de poesía como Laberinto de Espejos, de aforismos como El funambulista ciego y su reciente novela, una muestra de intachable narrativa, Brillando bajo el agua.

En Interruptores, Canet y Virtanen, Virtanen y Canet toman de la mano al lector para guiarlo a través de un inventario emocional en cuya cuidada edición, excelente trabajo del sello que desde Granada capitanea Javier Bozalongo, Sonámbulos Ediciones, no pasa desapercibido el detalle en la cubierta de un viejo interruptor de la casa de Federico García Lorca. Esta potente y evocadora imagen es el dintel de un universo de lo breve muy particular dispuesto en cuatro apartados Las luces del asombro, A una sombra de distancia, Claroscuros. Oscuroclaros y Homenajes con luces.

Lo cotidiano, la oscuridad de la pesadumbre y la luz de las alegrías más pequeñas, ésas que nos encienden por dentro. Apretar el botón adecuado de la existencia para iluminarla, o cerrar el día y las vivencias de las horas de sol con cierto temor, porque Los miedos con la claridad se atenúan (Canet), pero creer en las posibilidades de la quietud en plena noche, pues En la madrugada, la irrealidad quiere alumbrarnos (Virtanen).

Las luces del asombro se despliegan ante el lector en ráfagas donde brilla la clarividente inteligencia en los ojos que se abren de par en par al mundo para verlo en toda su dimensión: La vida es de una claridad imprevisible. No se ve venir. (Canet). Y es en la más clarividente inteligencia donde germina el humor y la más fina ironía: Aclaraba su voz por las mañanas y ya se sentía otro. (Virtanen). También las contradicciones que nos vamos encontrando por el camino, Dejarse engañar por la claridad, que siempre te lleva a su huerto (Virtanen) y las certezas que son necesarias aunque a veces, las cosas, cuando se dicen claramente, duelen. (Canet).

Seguir y ver la vida A una sombra de distancia, rectificar la trayectoria si se puede Cuando se adelanta a tus pasos tu otro tú. (Canet), A la búsqueda de la sombra del yo y el tú perdidos. (Canet), transitando a pesar de todo Esos días en que mi sombra me quiere dar alcance (Virtanen) por aceptar que A menudo recorremos la oscuridad buscando alguna sombra libre (Virtanen).

La tercera parte de Interruptores, Claroscuros. Oscuroclaros, se puede llegar, si es que se ha leído en orden (es lícito degustar los aforismos como se quiera, salteados a la libre sazón del ánimo), con el último de Virtanen en la boca: Me sobra sombra humana. A ambos les sobran luces y sombras de pura esencia humana y nutritiva que llega a nosotros y nos indica la senda en el mar: El faro unas veces da luz y otras no, pero siempre guía (Canet).

El vuelo de páginas de ingenio que contiene Interruptores se cierra con la claridad máxima que arrojan ambos autores al legitimar con sus Homenajes con luces las fuentes de las que beben, el respeto por la obra de los oros, los de antes y los de ahora, la admiración por nombres diversos que merecen el foco de la atención pues han iluminado e ilustrado lo que ahora, sin duda, somos todos.

Un par de nombres escogidos por Carmen Canet: Juan Ramón Jiménez pregunta: ¿Qué es un pensamiento sin su hora, sin su luz? Sería un pensamiento perdido, sin paisaje, sin duda. Carlos Castilla del Pino: La lucidez del pensamiento hecha terapia. Y en Ricardo Virtanen, María Zambrano: Su pensamiento espera en la sombra de la eternidad – Gloria Fuertes: Nació la sombra para no ser mujer.

En los orígenes de la Literatura está la raíz del pensamiento breve, y de éste germinan ideas más extensas, alas de mayor longitud, que completan el viaje de altura que hoy día, gracias a autores como Carmen Canet y Ricardo Virtanen y otras muchas voces muy activas en la actualidad literaria en nuestra lengua. Sin duda, el aforismo está en auge, y es una alegría grande para los que somos amantes de la palabra, siempre letraheridos, en el reto infinito de llegar a más lectores, más almas que acojan todo lo abarcable, de lo más pequeño a lo más grande, porque a veces lo más inmenso se contiene, por magia y arte en lo mínimo ante los ojos.

Interruptores (Sonámbulos Ediciones, 2022) | Carmen Canet y Ricardo Virtanen | 68 págs. | 13,00€

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