LUIS ANTONIO SIERRA | Para un país escasamente poblado como es Irlanda, su nómina de autores es increíblemente larga. Jonathan Swift, Oscar Wilde, Bram Stoker, James Joyce, los premios Nobel William Butler Yeats, Bernard Shaw, Beckett y Seamus Heaney, etc. También ellas han ido ocupando un lugar preponderante sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo pasado: Iris Murdoch, Edna O’Brien, o más recientemente Anna Burns. Obviamente, ambos listados deberían ser mucho más extensos, pero el lector comprenderá que no es el momento para ello.
De entre este gran elenco, las nuevas hornadas literarias nos han traído el éxito editorial de Sally Rooney a quien la crítica, tanto patria como internacional, ha dedicado grandes elogios. Así, por ejemplo, y a colación de su segunda novela, Gente normal, una voz tan respetable e ilustrada como la de Carlos Pardo señala que Rooney capitanea una nueva generación de narradores irlandeses “poscrash en una Irlanda donde la base tradicional de la sociedad ha sido corroída por la crisis económica y el descrédito de la Iglesia católica después de los numerosos casos de abusos “. También leo en otras publicaciones que Rooney se declara abiertamente marxista, postura muy valiente dados los tiempos que corren en los que socialismo y comunismo gozan de una inmerecida mala prensa que, por otra parte, está promovida por los mismos círculos de poder que sin complejos llevan años dando alas al neofascismo y a tipejos como Orbán, Salvini, Le Pen, o Abascal, por mencionar a algunos de los rostros más conocidos por todos.
Esta postura política de Sally Rooney puede distorsionar su labor literaria cuando la ideología se lleva de manera demasiado explícita al texto haciéndolo caer en una suerte de propaganda para cuya difusión hay otras vías mucho más efectivas. Por otra parte, la ideología demasiado teorizada tampoco cala en el lector y, al mismo tiempo, tanta teoría puede conllevar el riesgo de alejarnos de la realidad, situarnos en un plano cercano a la estupidez y, al mismo tiempo, asumir posturas salvíficas que prácticamente nadie entiende. Este es, creemos, uno de los puntos débiles de Dónde estás, mundo bello, la tercera novela de Sally Rooney. El texto nos presenta la historia de dos amigas algo incómodas con el mundo que les ha tocado vivir, descolocadas en esta sociedad por distintos motivos y que – parece ser – lo único que buscan es la felicidad, cuya materialización parece resumirse en encontrar pareja, a ser posible heterosexual a pesar de flirteos anteriores con el mismo sexo. El argumento no es original, pero sí tiene posibilidades literarias. De hecho, a nivel formal explora el género epistolar, eso sí, actualizado a través del envío de correos electrónicos entre las amigas. Asimismo, alterna dicho género con la narración y con unos diálogos carentes de puntuación que dan ligereza a la lectura. Desde este punto de vista, no hay pegas que poner, si bien no deja de ser curioso, en una narración sita en la contemporaneidad, que la forma de comunicarse entre dos amigas íntimas sea el correo electrónico y no otros medios.
Lo que sí nos chirría un poco de Dónde estás, mundo bello es la constante divagación sobre diferentes asuntos que se da en esos, a veces, difíciles de digerir correos electrónicos que se mandan las amigas. Nos suenan en ocasiones a esos largos y complejos parlamentos de la izquierda que se hace llamar ilustrada que, aunque tengan como referente la realidad, se encuentran alejados de la misma. Su destinatario, que debería ser el común de los lectores, se pierde en abstracciones que aportan bastante poco. Y que conste que no estamos renegando del pensamiento y la intelectualidad que son muy necesarios a la izquierda en la actualidad; lo que planteamos son nuestras dudas sobre la efectividad de dichos discursos y su resultante, es decir, obras fallidas que no acaban de calar en el lector.
Por último, tenemos que mostrar nuestra gran sorpresa en la edición en español de este libro. No es habitual en las editoriales de nuestro país encontrar erratas y menos en una publicación de una gran editorial como es Random House que debe tener muchos ojos puestos en la edición de un libro, desde su traductora, pasando por correctores, editores, etc. Es asombroso el gran número de errores que existen en el libro que no son achacables a la versión original, así como el uso de expresiones algo absurdas que empiezan a ponerse de moda en español – “en plan”. Los editores, aun con supuestas buenas intenciones de ser fieles al original, podían haber echado mano de otras locuciones más coherentes en nuestra lengua.
En definitiva, sin que dudemos de la valía literaria de la autora, podemos afirmar sin ambages que Dónde estás, mundo bello no es, precisamente, la cumbre de su obra. Además, la edición en español tampoco ayuda a mejorar el producto.
Dónde estás, mundo bello (Literatura Random House, 2021) | Sally Rooney | Traducción de Inga Pellisa | 328 páginas | 19,90 euros