RAFAEL ROBLAS CARIDE | Roberto Calasso (Florencia, 1941- Milán, 2021) ha sido un escritor y editor italiano de reconocido prestigio, cuya obra en español se encuentra casi íntegramente publicada en Anagrama. Habiendo fallecido recientemente, Cómo ordenar una biblioteca se torna así en el último hito que el presidente y director literario de Adelphi propuso en vida al catálogo de la editorial catalana, sugerente título que convierte al bibliófilo en presa fácil de todos los anaqueles donde el vistoso volumen de pasta roja se exhibe. Sin embargo, antes de continuar con la reseña, permítanme un aviso dirigido al futurible lector, eso sí, sin ánimo alguno de destripe sino como una muestra de fraterna complicidad: si realmente está buscando una guía para ordenar su biblioteca, olvídese de este libro, ya que, pese a lo que reza en su portada, dentro de sus páginas no encontrará ninguna solución práctica a su dilema taxonómico.
Habiendo contado de antemano lo que no hallaremos en el libro, conviene describir entonces con qué vamos a toparnos dentro de él. A saber, con cuatro trabajos de desigual extensión cuya procedencia se aclara en una nota final: “Cómo ordenar una biblioteca”, una suerte de ensayo sobre la lectura publicado en edición no venal por Adelphi, en diciembre de 2018; “Los años de las revistas”, opúsculo inédito de estimable densidad e interés, sobre todo para el estudioso de la poesía europea de vanguardia; el brevísimo “Nacimiento de la reseña”, que vio la luz inicialmente el 19 de julio de 2016 en Corriere della Sera; y, por último, el discurso “Cómo ordenar una librería”, que fue pronunciado en la Escuela para Libreros Umberto y Elisabetta Mauri, por invitación de la Fondazione Cini de Venecia, y que parcialmente también se publicó el 21 de enero de 2019 en Corriere della Sera. De este modo, podemos advertir que, pese a su unidad argumental, la naturaleza del volumen responde realmente al de una obra miscelánea en torno a distintos textos ocasionales, que se apropia del nombre del primero de sus trabajos para intitular la portada, de la misma manera que también podría haberse impreso en ella Sobre algunas revistas literarias o El origen de la reseña sin ningún tipo de perjuicio.
Mas, incidiendo sobre su contenido, y tras una atenta lectura, diremos que el meollo central del libro lo constituyen en realidad los dos primeros artículos (“Cómo ordenar una biblioteca” y “Los años de las revistas”), pues “Nacimiento de la reseña” no deja de ser un erudito apunte, muy circunstancial, donde Calasso atribuye la creación de tal subgénero crítico a la figura de Madeleine de Souvré, marquesa de Sablé, al insertar ésta el 9 de marzo de 1665 un comentario acerca de las Maximes de su amigo La Rochefoucauld dentro de las páginas de Journal des Savants. Y por otra parte, el discurso encargado a expensas de la Fondazione Cini no supone más que un apéndice del primero de los artículos del volumen, incidiendo sobre sus ideas generales y destacando dos asertos que deben invitar a la reflexión. Primero, que los avances tecnológicos –aquí léase ebooks– nunca desbancarán la lectura tradicional en papel. ¡Ojalá! Y segundo, que las librerías deben ser, por encima de modas y publicidades pasajeras, acogedores lugares personalizados por sus dueños para facilitar el acceso de la Literatura –con mayúsculas– a los potenciales compradores que puedan perderse en ellas.
Tanto en este apartado como en el capítulo inicial, hay que apuntar que Calasso escribe no solo como neutral ensayista, sino que a menudo deja traslucir en su argumentación su gran pasión bibliófila, salpimentando el texto con jugosas anécdotas que harán las delicias de la exclusiva cofradía de enfermos del libro. Sin embargo, tampoco es este Cómo ordenar una biblioteca una sucesión de lances pintorescos de coleccionistas más o menos chalados, sino un discurso sin tesis central que se vale de dichos juegos de artificio para engolosinar al lector durante las más de cincuenta páginas en que se extiende el citado primer capítulo. De lo mucho y bueno que desarrolla Calasso, destaco una idea fundamental con la que, a buen seguro, se identificarán plenamente multitud de lectores:
“El orden perfecto es imposible –escribe el italiano casi al inicio–, sencillamente porque existe la entropía. Con los libros, como con todo lo demás, es necesario encontrar un término medio entre esas dos afirmaciones. En lo que se refiere a los libros, el mejor orden no puede sino ser plural, al menos tanto como sea la persona que usa esos libros. […] Está claro que la yuxtaposición de estos criterios tiende a crear un orden por parches, muy cercano al caos…”.
Y, a continuación, concluye el recién desaparecido escritor recordando una regla fundamental que se deriva directamente de las consecuencias que provoca dicho caos sobre las bibliotecas; regla que, en más de una ocasión, también hemos experimentado todos aquellos que solemos merodear anaqueles y estanterías de diversa índole:
“La única regla áurea es la del buen vecino, formulada y aplicada por Aby Warburg, según la cual, en la biblioteca perfecta, cuando se busca un determinado libro, se termina por tomar el que está al lado, que se revelará aún más útil que el que buscábamos”.
De distinta naturaleza y densidad es, en cambio, el segundo capítulo, el dedicado a las revistas literarias de la etapa de entreguerras, que principalmente interesará a un grupo de lectores todavía más minoritario que el restringido público bibliófilo. Con el pretexto de abordar la figura de la Princesa Marguerita Caetani, principal mecenas de la famosa revista surrealista francesa Commerce (1924-1932), el florentino realiza un completo repaso de los entresijos literarios correspondientes a tan importante momento histórico dominado por las vanguardias. Paul Valéry, Fargue, y, posteriormente, Aragon (con la creación de La Révolution Surréaliste) permiten después saltar al análisis parcial del The Criterion londinense de T.S, Eliot, al del primer número del precursor Littérature, o al de los ya más tardías Bifur, Mesures o Le Grand Jeu, por enumerar solo tres de las más importantes revistas citadas en el texto.
Mas, aunque no seamos expertos en literatura de vanguardia ni nos interesen lo más mínimo las veleidades surrealistas de los felices 20, habremos de concluir que, como ente general, este Cómo ordenar una biblioteca representa una excelente oportunidad para reencontrarse –o acercarse por primera vez–, siquiera sea de pasada, a la certera lucidez de Roberto Calasso tamizada en esta ocasión por la excelente traducción llevada a cabo por Edgardo Dobry, sobre todo ahora que aún resuenan en lontananza los tristes ecos de la noticia de su muerte. Estoy seguro de que los amantes del libro impreso agradecerán doblemente esta recomendación, aunque finalmente no encuentren la ansiada respuesta al problema que compartimos muchos mortales; ese problema verbalizado en una pregunta constante que nos repiten –y nos repetimos–al ver que las estanterías se desbordan sin orden ni concierto. ¿Cómo ordenar nuestra biblioteca sin que nuestros libros nos devoren? Imposible, ya que “el orden de una biblioteca no encontrará nunca –no debería encontrar nunca– una solución. Simplemente porque una biblioteca es un organismo en permanente movimiento”. Calasso dixit.
Cómo ordenar una biblioteca (Anagrama, 2021) | Roberto Calasso | 145 páginas | 9.90 euros | Traducción de Edgardo Dobry