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Mística para el siglo XXI

JUAN CARLOS SIERRA | Sublevación es el título del último poemario de Ariadna G. García (Madrid, 1977), autora de libros que resuenan en la memoria de los habituales de la poesía última escrita en español como su debut Napalm. Cortometraje poético (Premio Hiperión 2001), La Guerra de Invierno (Hiperión, 2013), Helio (La Garúa, 2014) o La ciudad sumergida (Hiperión, 2018).

       Si buscamos en el diccionario la palabra ‘sublevación’, más concretamente en el DRAE, obtendremos una de esas definiciones inútiles del diccionario de los diccionarios: “Acción y efecto de sublevar”. Con esto no vamos a ningún sitio. De modo que tenemos que desplazar un poco hacia adelante el dedo saltando entradas en negrita hasta llegar a ‘sublevar’, donde nos encontramos con estas dos acepciones: “1.- Llevar a alguien a la sedición o al motín. 2.- Excitar indignación, promover sentimiento de protesta”. Ahora sí que estamos en condiciones de sacar conclusiones o, al menos, de intentarlo.

       En el libro de Ariadna G. García que comentamos hay de todo esto que dice el diccionario, pero sin violencias y, sobre todo, sin histrionismo ni sobreactuación. La dicción, el fraseo, el lenguaje poético elegido por la poeta madrileña es contenido, gusta del verso corto y certero, como quien apunta bien y da en el centro de la diana de la emoción y de la inteligencia del lector; sus maneras líricas no abusan de –ni se camuflan en- un aparataje simbólico excesivo: las imágenes son también acertadas y directas (la cueva, el barro, la rugosidad de la piedra,… frente a la colmena y el río de miel, por ejemplo) y suelen apuntar a una tradición, la de la mística, que nutre todos los rincones del poemario y le proporciona al conjunto la coherencia necesaria para que el libro se despliegue, avance, se desarrolle en sí mismo y en la experiencia lectora.

Pero no solo de esta tradición se alimenta Sublevación. También, dentro de ese decir contenido pero diáfano, hay que apuntar al collage como estrategia compositiva que la autora no esconde en absoluto, ya que a él se refiere abiertamente en las ‘Notas’ y ‘Citas literarias’ que cierran el libro. En este sentido, hay que distinguir entre el collage lírico confeccionado a partir de versos y citas de autores clásicos (San Juan de la Cruz, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Blas de Otero, Erasmo de Rotterdam, José María Valverde, Diego de Estella, Pedro de Medina, Píndaro, San Mateo, San Agustín,…) que Ariadna G. García va a destripar –y el lector lo va a agradecer- en las ‘Citas literarias’, y el fabricado a base de versos propios mezclados oportunamente con el ruido del lenguaje de la publicidad, de las redes sociales, de los manuales de autoayuda,… El poema 16 es, en este sentido, el compendio más sabroso, completo y sobresaliente de estas dos maneras de componer: “Pues de parte de Cristo/ no hay cosa que no puedas. Free your mind./ Impossible is nothing. / Pedid y se os dará. / La fuerza está contigo. Just do it”.

       Este poema, además, reúne a su manera las líneas maestras de Sublevación: por un lado, la revelación de una nueva mística laica, aconfesional, alejada de las divinidades al uso –llámense Cristo, Dios, Allah o Yahveh- y, por otra, el discurso propio de ‘coaches’ y demás embaucadores modernos o posmodernos que no lo son tanto. Solo hace falta leer, para comprobarlo, los dos versos iniciales del poema extraídos del Enchiridion. Manual del caballero cristiano de Erasmo de Rotterdam, según explica oportunamente la autora; versos que de no ser por esa referencia culta podrían haber salido sin chirriar lo más mínimo del equipo de marketing de Adidas o Nike, como se puede comprobar en el poema, o de la mente algo atribulada e infantil de cualquier coach aficionado a Mister Wonderful. De ahí la necesidad de una relectura y una reelaboración de la tradición mística de la que se nutre el libro.

       Esta mística, en claro y honesto diálogo con el pasado, renueva su propio ser, su significado, es decir, lo hace avanzar hacia un horizonte contemporáneo, actual, posmoderno, y es por ello por lo que los poemas de Sublevación no suenan acartonados, estáticos ni extáticos. La gran virtud de esa búsqueda de una mística del siglo XXI se encuentra en su vertiente práctica, universal, utilitarista, si se me permite el término, en consonancia con los valores de este siglo XXI, de su capitalismo salvaje. Digamos que ahí se encuentra la gran revelación paradójica del libro que comentamos, su naturaleza ‘oximorónica’ –perdón por el palabro-: utiliza el trasfondo pragmático del Just do it o del Impossible is nothing, su raíz ambigua, equívoca y mentirosa, para transmitir la gran verdad de nuestro tiempo, que hay que tratar por todos los medios de salir de ese circuito capitalista autodestructivo. Se trata de horadar los cimientos del sistema desde dentro, de atravesarlos de poesía mística del s. XXI, porque gracias a esa palabra poética emprendemos el viaje que nos hará dueños de nuestra conciencia y de nuestro ser (espero que esto no haya sonado demasiado a Paulo Coelho).

       Sublevación es, pues, un viaje poético por todas las estaciones de la mística tradicional: vía purgativa, vía iluminativa y vía unitiva. Leer sus poemas, sus 42 poemas sin título, supone iniciar un viaje interior, íntimo y esencial altamente necesario con la que está cayendo ahí afuera. Es por ello que no desvelaré sus etapas, sus vericuetos, sus simas profundas y oscuras o sus iluminaciones, incluso sus momentos de fina ironía. Es una experiencia que no quiero hurtarle a quien se acerque a Sublevación. Solo añadiré a todo esto que Sublevación rima en consonante con revelación y en asonante con Amor.

Sublevación (Pre-Textos, 2020) | Ariadna G. García | 66 páginas | 15 euros.

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