Gótico carpintero
William Gaddis
Sexto Piso, 2012
ISBN: 978-84-96867-97-0
288 páginas
21,90 €
Traducción de Mariano Peyrou
José Martínez Ros
William Gaddis fue uno de los más grandiosos narradores de lo que podríamos llamar “la pesadilla americana”, como nos vuelve a demostrar este Gótico carpintero, traducido por primera vez al español por la valerosa editorial hispano-mexicana Sexto Piso. La gran pesadilla americana nace a su vez, obviamente, del fracaso del sueño americano: la idea de que los primeros colonos y los padres fundadores de los Estados Unidos habían creado una nación de hombres libres, lejos de la opresión política y religiosa del Viejo Mundo. El sueño americano ha tenido, a lo largo del tiempo, importantes manifestaciones políticas -el partido republicano-, religiosas -los evangélicos sureños, los mormones, para los que Norteamérica es la auténtica Tierra Prometida-, filosóficas y culturales –Thoreau, Emerson, Walt Whitman– y, por supuesto, acabó engendrando a sus propios contradictores, para los que la antigua tierra de abundancia y promisión se estaba convirtiendo en la tierra de las tinieblas. Desde su inicio, la gran literatura norteamericana ha señalado cómo los colonos traían de Europa los gérmenes del fanatismo religioso –La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne, Moby Dick de Melville-, que la tierra, que su riqueza se había creado con la explotación inhumana de los esclavos –Absalom, Absalom, o Luz de agosto de Faulkner– y el exterminio de sus pobladores originales -la apocalíptica y macabra Meridiano de sangre de Cormac McCarthy– creando una mancha, un «pecado original» casi imposible de borrar, que los medios de comunicación y la publicidad estaban convirtiendo los ideales originales en una parodia grotesca –El día de la langosta, Miss Lonelyhearts de Nathanael West-, hasta crear un paranoico imperio mundial basado en las fuerzas de la tecnología y el dinero -la obra completa de Thomas Pynchon, desde V a Contraluz-.
Gaddis nos presenta en Gótico carpintero un escenario reducido y claustrofóbico, una vieja mansión en estado ruinoso, y sólo tres personajes, que encierra entre sus muros y en sus pequeños roles vitales. Liz, una mujer que llena su vacío interior tratando de encontrar un médico que le diagnostique alguna de sus enfermedades y lesiones imaginarias. Su esposo, Paul, un periodista a sueldo del reverendo Ute, un predicador mediático de tendencias homicidas que intenta censurar la teoría de la evolución. Y por último el doctor McCandless, el dueño de la casa, un antiguo geólogo que observa horrorizado la situación de su país. Como sucedía en Ágape, se apaga, apenas hay acción: los tres personajes están atrapados en sus propias carencias y mezquindades y no tienen la capacidad de cambiarse a si mismos. La novela está compuesta, en su mayor parte, por diálogos -en persona o por teléfono- que en realidad son monólogos entrecortados, ya que todos los personajes tienen una manifiesta incapacidad de escuchar a los demás. Gaddis tiene algunas peculiaridades estilísticas que recuerdan, por ejemplo, a Thomas Bernhard, un escritor muy semejante a él en muchos aspectos; en conjunto Gótico carpintero es un libro brillante, que impresiona por la violencia psíquica y social que consigue transmitir. La Norteamérica actual pocas veces ha parecido tan oscura como en esta breve y concisa novela. A falta de que Sexto Piso nos traiga sus novelas cumbre, Los reconocimientos y J. R., Gaddis me parece un escritor notable (y notablemente desesperanzado), aunque no del nivel de uno de sus referentes más obvios, como es el genial Nathanael West.
William Gaddis -que respondía a la perfección a uno de los estereotipos del artista norteamericano más queridos por la novela y el cine: solitario, ausente de los medios, obsesionado con mantener a toda costa su privacidad y con la creación de una obra enorme, monumental e interminable- aceptó, no obstante, ser entrevistado por la que es la revista literaria más famosa y longeva del mundo, The Paris Review. En el curso de la entrevista, se le hizo una pregunta inevitable a un escritor que, desde la publicación de su primera novela, Los reconocimientos en 1955 (que la mayoría de los críticos consideran la primera novela postmoderna norteamericana) cuando tenía treinta y tres años, hasta su muerte en 1988, había sido perseguido por calificativos de “ilegible”, “pretencioso”, “demasiado complicado”, “demasiado ambicioso” y hasta apodado malévolamente como Mr. Difficult en un ensayo de Jonathan Franzen. “¿Escribe usted como escribe porque ésa es la manera más fácil para usted, o es que obras tan «difíciles» de leer son igualmente «difíciles» de crear?”. William Gaddis contestó: “Bueno, como he intentado dejar claro, si el trabajo no me resultara difícil, lo cierto es que me moriría de aburrimiento”.
A mí, personalmente, me parece una respuesta magnífica.
No había leído nunca eso de «la pesadilla americana», pero es ciertamente un concepto curioso.
Gaddis es una de mis grandes asignaturas pendientes. Estoy deseando que se publique «Los reconocimientos». ¡Bien por Sexto Piso!
Enhorabuena por la reseña.