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Problemas domésticos en la cima del mundo

THAÏS GAMAZA | Yo conocí a Fran Camacho por su escritura. Hace ya algunos años, leí el relato ganador de un concurso que convocaba la universidad, y me quedé colgada de esa historia, Timmy, hasta tal punto que todavía recuerdo las sensaciones que experimentaba mientras lo leía.  Poco después,  coincidimos en el Laboratorio de escritura, taller al que ambos seguimos enganchados, y tuve la oportunidad de comprobar que, la destreza narrativa que desprendía en Timmy no era algo casual.

Pocos días antes de escribir esta reseña, veo a Fran y no dejo pasar la oportunidad de comentar con él la lectura de esta última obra, Montaña arriba. Le cuento que hace un par de años decidí que iba a dedicarme a leer exclusivamente a mujeres, por compensar, por dar voz,… y que, él ha sido la primera salida de mi autocompromiso desde hace bastante tiempo. Mientras ondeo la bandera a modo de reivindicación,  aguarda con la mirada llena de interrogantes, una opinión sincera.

Montaña arriba te atrapa y hace con el lector eso que tan bien se le da a mi amigo, colonizarte el pensamiento durante todo ese tiempo que no dedicas a su lectura. Elías, un funcionario de prisiones recién jubilado, desarrolla un programa para la reinserción de los presos  haciendo aquello que tanto le apasiona, el alpinismo. En esta ocasión se lanzan a escalar el Everest, y allí, en plena montaña, transcurre toda una historia llena de giros, contratiempos y emoción. Destaca la sensibilidad que tiene el autor a la hora de escribir, el fabuloso manejo del lenguaje, —también el técnico propio de la escalada—, las historias vitales de cada uno de los personajes, entretejiéndose con la historia de manera que resulta un todo redondo. Comentaba con el autor que, en ocasiones, me llegué a sentir culpable. Cómo era posible que sintiera aprecio y a ratos odiara al mismo personaje. La conclusión a la que llego es que esto es porque estos personajes son verdaderamente reales. Me planteo que, si alguien pudiera verme las veinticuatro horas del día a través de una cámara y, de alguna manera, pudiera tener acceso a mi pensamiento, es muy probable que experimentara algo parecido a lo que me ha despertado Elías.  Como dice Pizarnik :

¿Y quién no posee un fuego, una muerte,

un miedo, algo horrible,

aunque fuere con plumas,

aunque fuere con sonrisas?

Elías es una persona que intenta hacer las cosas bien, pero es imperfecta, entre otros aspectos, y a mi parecer, en cuanto a lo correspondiente con su relación de pareja con Mercedes, una mujer aparentemente desconocedora de la realidad que vive su matrimonio y fan de Darín.

El preso elegido para el ascenso es David Duarte, el personaje que más simpatía me ha despertado. Desinhibido, misterioso, divertido,…y con cuatro años cumplidos en prisión por homicidio involuntario. En contraposición, aparece el antagonista, Fran, que pone toda su energía en destacar y, de paso, hacer que David no cumpla con su objetivo. Su pareja, Iris, también se aventura a vivir la experiencia, para estar cerca de Elías, un incentivo que es mutuo, pero encuentra a lo largo de la historia una suerte de transición vital que hace que el personaje gane peso.

Montaña arriba, explora los intereses económicos, la soledad, el vacío, el amor, invita al lector a repensarse y, por si fuera poco, es de una calidad literaria fantástica. Esta novela ha resultado ganadora de la “XXVII Edición del Premio de Novela Corta José María de Pereda”.

Deseo haber sembrado, en aquella persona que esté leyendo esto,  las ganas de entrar en esta obra, porque de verdad, merece la pena hacerlo.

Cierro con una de las citas  que dejé subrayada y con su correspondiente marcador, para no perderla de vista:

“Lo más increíble es que, de algún modo, intentar atacar la cima del mundo, se volvió más factible que abordar un problema doméstico.”

Montaña arriba (ESTVDIO, 2024) | Fran Camacho | 294 páginas | 17.10 euros | XXVII Edición del Premio de Novela Corta José María de Pereda

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