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Reseñando al reseñista (II)

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Lecturas de oro. Un panorama de la poesía española

Juan Carlos Abril

Bartleby, 2014. Colección «Miradas»

ISBN: 978-84-92799-80-0

204 páginas

15 €

 

 

Juan Carlos Sierra

Como se advierte en el título de esta reseña, es la segunda vez en pocos meses que dedico mi espacio en Estado Crítico a hablar de un libro compuesto por artículos que tratan sobre la poesía que actualmente se publica en España. Algunos lo podrían interpretar como puro masoquismo por lo minoritario del género y, sobre todo, por lo espeso del estilo que a veces se utiliza en este tipo de textos.

A propósito de esto último, he de señalar que a veces Lecturas de oro se puede hacer un poco cuesta arriba por la querencia de su autor, el poeta Juan Carlos Abril, a los periodos oracionales excesivamente largos, cargados de subordinadas, que tratan de aprisionar en una sola oración una cantidad de información que bien podría haberse distribuido en un par de ellas o tres, para que su lectura resultara no solo más eficiente, sino también más amena. Además, quien se acerque a este volumen ha de tener paciencia con la edición, porque, además de lo apretado del formato, se aprecian -con demasiada frecuencia- errores de todo tipo que bien podrían haberse salvado con una revisión más pausada antes de enviarlo a imprenta. Y es una lástima, porque Bartleby ha demostrado en diecisiete años de vida una excelente calidad en sus publicaciones -al menos, en las que yo he podido manejar-.

Pero hablaba de masoquismo. Durante su lectura, quienes me han visto con el libro en las manos y me lo han cogido para (h)ojearlo no se han resistido a valorarlo un poco apresuradamente de esta guisa: “¡Vaya coñazo!, ¿no?”. Pues, sí y no; todo depende de los intereses y motivaciones de uno. Supongo que resultará igual de coñazo que un libro sobre los intríngulis del fuera de juego o la cocina macrobiótica, si el fútbol o la gastronomía -que no el comer- te la traen al pairo. En mi caso, confluyen dos intereses muy personales para no considerarlo así: la poesía y la crítica literaria. Y en este libro de Juan Carlos Abril se cubren ambos con muy buena nota: buena poesía y buen ejercicio crítico.

Ya que estoy hablando en clave casi íntima, lo primero que he de resaltar de Lecturas de oro es el hecho de que este libro me haya puesto delante del espejo de mi propia competencia como lector de poesía. No todos los libros reseñados en este volumen los conocía como lector, pero sí un buen puñado de ellos; e incluso de algunos he escrito su correspondiente reseña -en la mayoría de las ocasiones también en Estado Crítico-. Colocado frente al espejo al que antes me refería, he de admitir que el análisis de Juan Carlos Abril me desborda en la mayoría de las ocasiones por el flanco filológico. Quiero decir con esto que el armazón teórico que sostiene a la inmensa mayoría de las reseñas que aparecen en Lecturas de oro es sólido y variado, requisito al que ha de aspirar una buena reseña, si no quiere quedarse en el impresionismo de la lectura o en la simplificación del me gusta o no me gusta. No obstante, las preferencias del crítico como lector se aprecian en muchos de los textos reseñados como, por poner un caso, el gusto por la poesía que contempla la naturaleza y el campo.

Además, mientras mis reseñas sobre la poesía última en español no obedecen más que al azar y al capricho como lector, en este volumen existe una decidida intención, como se apunta en el subtítulo de la obra, de describir todo un periodo generacional que tiene como punto de arranque la superación de la estética dominante en los años ochenta y parte de los noventa del pasado siglo, la poesía de la experiencia, pero sin violencias, sin la tradicional tendencia de matar al padre.

En este sentido, Lecturas de oro se convierte en una guía útil para hacerse una idea de por dónde camina la poesía española en los últimos años y cuáles son sus claves estéticas. Aparte de la ya mencionada superación de la poesía de la experiencia, se pueden extraer de los 48 textos incluidos (47 reseñas propiamente dichas más un prólogo) algunas conclusiones al respecto. En primer lugar, que lo que caracteriza a esta hornada de poetas es la dispersión, la divergencia, la riqueza de propuestas poéticas; además, se puede hablar de una relectura y reescritura de la vanguardia clásica en diálogo con formas más tradicionales; y quizá también se puede afirmar que sus coordenadas se cruzan en un mayoritario acercamiento fragmentario a la realidad, en una mirada poliédrica, que produce textos que exigen al lector un esfuerzo hermenéutico y un reposo para su disfrute, que casa muy mal con los hábitos lectores más extendidos, dominados por el apresuramiento y la vertiginosidad de estos tiempos.

Así pues, queda advertido el potencial lector de Lecturas de oro. Absténganse quienes no estén familiarizados con las últimas tendencias poéticas o directamente no estén interesados en la poesía; es decir, según las estadísticas lectoras de este país, todos menos unos mil o dos mil, siendo generosos. Si, por el contrario, ha decidido iniciarse en la última lírica patria o le preocupa conocer su once titular en tiempo real, entonces este es su libro. Y, digan lo que digan, no es un coñazo.

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