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Un novelista en pijama

El umbral de mi blog.

María José Hermida Castro

Séneca, 2009

ISBN. 978-84-936204-6

211 páginas

16 euros



Javier Mije

Lo fragmentario, el discurso corto y cambiante, sin otro nexo que el entramado de experiencias entrecruzadas al modo en que la favorecen nuevos formatos como el blog, ha sido postulado como la forma con que la novela se adaptará a la era tecnológica. Para confirmar dicha tesis este libro no reproduce el formato de un blog –no es una novela en forma de electrónico cuaderno de bitácora-: es un blog, o más exactamente, una excerpta de los comentarios que se sucedieron en el blog que su autora creó en diciembre de 2005. ¿Qué justifica entonces su trasvase a la imprenta y su difusión en forma de libro? Un hecho insólito que, si nos encontráramos frente a una obra de ficción, hubiera requerido de Hermida Castro (Lugo, 1978) una pericia estratosférica para hacerlo pasar por verosímil: el descenso a ese foro de aficionados de un Dios de la literatura.

Para no tomar esta afirmación por una estafa no hay mejor medicina que, parodiando el dicho popular, “leer para creer”. Lo que escribió Francisco Umbral –porque, como delata el título, de él se trata- en el blog de esta joven gallega es de una calidad literaria incontrovertible. Sus intervenciones relatan experiencias relativas a su trayectoria como escritor y columnista, describen –con una franca mala leche que hará salivar de fruición a los más morbosos- el panorama político y sociológico español, y entre otras perlas (que las hay para infinitas cuentas), desgranan en un par de textos de asombrosa intensidad las ideas literarias –eso que suele llamarse poética- de uno de los autores cenitales de nuestra lengua. Pero hay aún otra circunstancia que hace de la publicación de estos documentos un acontecimiento notable: el hecho de que, mientras duró su intervención en el blog, Umbral jamás llegó a desvelar –como parece que sí hizo a Hermida Castro por otros medios- su verdadera identidad, y sobre todo, el corolario que de ello se desprende: la despiadada honestidad con que este anonimato –el pseudónimo de Ibis tras el que se oculta- le permite expresarse. No se muerde la lengua –ni elude mirarse valiente, dolorosamente al espejo el autor de Mortal y Rosa cuando siente que nadie le ve. Atención a los aficionados al voyeurismo y las biografías: he aquí el retrato de un autor sin los disfraces a los que su pública condición lo restringe.
[Publicado en la revista El libro andaluz, septiembre de 2009]

admin

10 comentarios

  1. Enhorabuena EC, ya era tiempo de dedicar un poco de atención al maltratado género de la ciencia ficción. Cuenta saldada.

  2. Señor Anónimo: es usted muy agudo y me quito el sombrero. Ya sabe usted que la realidad supera a la ficción: un empresario tira en el contenedor de basuras el brazo amputado de su empleado, que acababa de perder en una panadería; un señor que estaba orinando en un cerro derriba de una pedrada a un helicóptero de la aviación española, valorado en más de un millón de dólares, cuyo ruido le molestaba; el secretario general del Partido Comunista de la URSS, Michael Gorbachov, declara al comunismo “fuera de la ley”; Hugo Chávez, presidente de Venezuela, mantiene un idilio con Naomi Campbell. Pura realidad de los periódicos que parece también ciencia ficción. ¿Pudo escribir Umbral anónimamente en un blog? Señor anónimo, ¿no es eso lo que usted mismo acaba de hacer con su inteligente comentario? ¿Imposibilita eso que sea usted un gran novelista y una gran persona? Leí el libro y lo creí. Me puse en contacto con su autora y me confirmó que era cierto. ¿Ha sido todo un sueño? ¿Ciencia Ficción? Puede que sí y que usted lleve razón.

  3. Estimado señor Mije; quiero matizarle (mea culpa, debí mencionarlo): su reseña me ha parecido excelente, fuera de todo equívoco.
    Con el comentario solo pretendía hacer notar que con estos autores tan modernos y novísimos ocurre lo mismo que a la mayoría con el Decathlon, que nos hace creer que podemos ser todos olímpicos.

  4. Estimado Anónimo
    ¿Por qué se muestra usted tan escéptico conmigo? ¿Cree de veras que yo tengo algún interés en tomarle el pelo? Si fuese así, ¡qué vida tan triste la mía! ¿No le parece? Haga caso a Javier Mije y cómprese el libro, y después, si así lo desea, contácteme y discutimos sobre lo divino y lo humano. Es más, si me cae bien hasta lo invito a un café 🙂

  5. Sé de buena tinta que los últimos 7 años de Umbral fueron de escaso tecleo. Su mujer le hacía de mecanógrafa mientras ella dictaba; sabiendo además el contenido de muchos de los comentarios del blog, pienso que a la joven Hermida Castro y algún que otro incauto editor e inocente comentarista, les han tomado el pelo.

  6. Este libro me ha encantado. La flor y nata del frikismo se reúnen a tomar café con la niña Frida, la que a su vez es otra friki más. Friki en el buen sentido, pues aunque muchas veces ésto se dice en sentido peyorativo dependiendo de quien lo dice, no me cabe la menor duda de que se trata de una tribu por derecho propio, la de los nerds, personas normalmente de gran cultura y capacidad que suelen vivir un poco fuera de la caja y en un mundo infantil, desde donde capean el temporal que hace afuera. Magnífica selección de diálogos, a veces rayando en lo hilarante, otras veces de profunda y significativa carga semántica. Pero siempre incisivos. En especial, llaman la atención las maduras reflexiones de Ibis, un intelectual de los de periódico y solysombra, o periódico y carajillo, que para gustos pintan colores, de los que ya no quedan, testigo de otros tiempos que sin duda, a pesar de todas las posibles privaciones que hubiese, fueron mejores, aquellos tiempos en los que los periódicos todavía pringaban el pulgar. Y es que este libro no sólo me ha renovado en la pituitaria un género que ni me acuerdo cuando por última vez lo disfruté, sino que por ratos las hiladas conversaciones entre Ibis e Iridio me recuerdan los debates filosóficos que Thomas Mann plasmó en su novela ‘La montaña mágica’, entre Settembrini y Naphta, quienes trataban de jalear la conducta del joven Hans Castorp, buscando la influencia en él cada uno según su propia manera de pensar. Frida, en este caso la influida, tiene personalidad de sobra, al igual que Hans, como para formar su propio criterio, y así lo deja entrever. Una lectura muy entretenida. Magnífico libro. Y es que, cuando abunda la crítica con mala leche, es que algo molesta por bueno.

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