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Valiente retrato hiperrealista

REYES GARCÍA-DONCEL | Me enfrenté a la lectura de esta nueva novela de Antonio Tocornal con la certeza de que encontraría una magnífica prosa y una trama llena de reflexiones que me harían disfrutar. Pero tengo que confesaros, a riesgo de parecer una blandengue, que tras el primer capítulo —también se podría considerar un relato como veremos más adelante—, decidí que iba a dejar pasar un tiempo antes de leer el siguiente, tal era la dureza de las imágenes que mostraba. Pero el descanso no sirvió de nada: los personajes, el tono, las historias eran tan potentes, tenían tanta fuerza visual y emocional, que a pesar de mantenerme lejos de Malasanta, Malasanta estaba en mi memoria recordándome cada una de las escenas, frases e incluso palabras. Prueba de la maestría del autor, de la buena factura literaria. Y decidí sumergirme en la ciénaga de sordidez, nunca mejor dicho.

La novela, Premio XLI Felipe Trigo, narra la historia de una prostituta desde su nacimiento hasta su muerte, estructurada en seis capítulos que se titulan con la edad de Malasanta —sucesivas décadas— y el nombre de un personaje, sobre el que va a versar el capítulo y cuya historia hace avanzar la vida de ella, cada vez más perdida, sola y vieja. Tan perdida como las canciones de bachata que atribuye originarias de Chipre. Personajes protagonistas de sus capítulos pero secundarios en la novela, siendo Malasanta la secundaria de cada relato pero la protagonista global, en un juego literario que proporciona varias capas de lectura. Sus nombres sintetizan sus vidas: Anhelo Truncado, Modesto Baldío, Cándido Fogoso… Todos, y especialmente ella, sujetos a un destino fatal en una sociedad prejuiciosa e ignorante, donde prevalece el poder de la religión y la impunidad de las clases sociales dominantes. Malasanta nace marcada por el oficio de su madre, Dámasa la Tuerta, una prostituta portuguesa que también lo fue por un cuchillo equivocado, y a partir de ahí ninguna de las dos podrá salirse del camino designado por unos dioses implacables: «…entre asustada y fascinada, había espiado a través de las rendijas del biombo». Ella tiene poca capacidad para elegir su vida, Malasanta va aprendiendo los secretos de su futuro oficio en el prostíbulo de doña Expiración en La Ciénaga. Cada uno de los capítulos tiene entidad propia, por lo que antes comentábamos que la novela puede considerarse un puzle de seis relatos, perfectamente imbricados. Otra prueba de maestría más.

La crudeza de la historia es total, y el autor no se priva de descubrir los detalles más sórdidos y repugnantes, o más dramáticos. Pero de una forma elegante, sensorial pues la novela es muy táctil, muy olfativa (memorable la descripción de los olores en la piel de Dámasa la Tuerta); sin dejar atrás la prosa poética: «…visillos finos y semitransparentes que eran como niebla tejida», y el humor que, como no podía ser de otra manera en un escritor inteligente, sobrevuela numerosas escenas:«una experiencia sensorial novedosa, y, ya de paso, acababan merendados» (tras una felación con pasteles), humor escatológico, y muy frecuente humor negro: «alveolos rosados y de aspecto saludable: el Pincho nunca fumó» (torerillo empitonado por un toro). Humor que es un respiro y un contrapunto para relativizar la sordidez. En medio de toda esa dureza, de todas las vidas que luchan por salir a flote, el sexo siempre presente, a veces brutal y denigrante; la mayoría mezquino, descreído y rutinario; tierno y dulce (pocas): «Se dio cuenta de que el sexo podía ser limpio y hermoso», pero ella no es capaz de aceptarlo y se convierte en un recuerdo: «…estaba muy lejos de saber cómo enfrentarse a la belleza y sobrevivirla».

Malasanta es un valiente retrato hiperrealista de la más sórdida sociedad, narrado sin atenuantes, porque aborda temas que suelen ser evitados, pero también por lo que supone frente a los lectores, ya que el autor no ha pensado en complacencias y muchos pueden haberse “arrugado” al leerlo. Eso es un riesgo que no todos los escritores quieren asumir. Pero Antonio Tocornal está creando su propio universo, donde cabe y esto y mucho más, hasta la posibilidad de que un ojo de cristal viaje desde la ciénaga a una isla desierta… Deseamos fervientemente que este universo siga expandiéndose.

Reseña publicada también en https://universointroito.wordpress.com

Malasanta  (Fundación José Manuel Lara. 2022) | Antonio Tocornal | 208 páginas | 15 €

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