1

Vencedor a los puntos

El caso Collini - Ferdinand Von Schirach

 

El caso Collini

Ferdinand Von Schirach

Salamandra, 2013

ISBN: 978-849838-552-6

157 páginas

15 €

Traducción de María José Díez Pérez

 

 

José M. López

Un veterano operario de la Mercedes Benz, ya jubilado, cruza el vestíbulo del legendario Hotel Aldon, en Berlín. Sube por los lujosos ascensores, cruza uno de sus enmoquetados pasillos y llama a la puerta de una suite. Abre un apacible e inocente anciano, al que le dice que es corresponsal del Corriere della Sera. Tras ello, el operario asesina al viejo a sangre fría y de manera violenta.  El hombre es arrestado y puesto a disposición judicial. El caso parece sencillo: ha habido testigos y el supuesto asesino no niega haberlo hecho. Pero no quiere, sin embargo, confesar el móvil de su atroz asesinato. Y aquí lo dejamos.

Pues sí. Arranque prometedor, de los de novela negra de toda la vida. Divertido. Tanto que no te queda otra que leerte la novela esa misma tarde. Ya comentamos aquí que esperábamos con ansia que Ferdinand Von Schirach, ese abogado penalista alemán que entusiasmó a público y crítica con sus dos primeros libros de relatos, se enfrentara al formato más complejo y correoso que supone la novela. Y hay que decir, para qué más rodeos, que la novela no defrauda. Sale airoso, pienso, de esta liza. Sin embargo, debemos precisar que en el formato de combate largo, el de doce asaltos, se siente menos cómodo que en el de las peleas breves. Nos explicamos.

Creo que las virtudes que poseían sus dos libros de relatos (Crímenes, 2011 y Culpa, 2012) siguen siendo las señas de identidad del autor alemán en este formato largo: su estilo sobrio, administrativo y a la vez dotado de un tímido lirismo; su tino a la hora de dibujar la sordidez de ciertos ambientes; o su elegante pedagogía a la hora de ilustrar al lector con sus conocimientos bastante técnicos relacionados con la jurisprudencia.

Es más, hay un aspecto de su narrativa que se ve favorecido por el propio formato extenso. Y es, como es obvio, el retrato de los personajes. La novela permite a Von Schirach tomarse su tiempo, e ir castigando, lentamente, el hígado de sus protagonistas asalto tras asalto. No le preocupa el sonido del “gong”,  y nos presenta con calma a seres humanos cuya complejidad nos abruman e interesan cada vez más en cada línea. El propio Collini, este asesino silencioso y enigmático, parece un ‘spin-off’ sacado de algunos de sus relatos. Pero, sin duda, uno de los puntos fuertes de la novela es la relación entre los dos abogados enfrentados en el caso, que destila, en mi opinión,  una carga de autenticidad, una cruda poesía al alcance tan solo de los grandes maestros. Leinen, el defensor de Collini, representa la ingenuidad y el idealismo propios de los jóvenes abogados. Por otro lado, Mattinger encarna al veterano y afamado jurista que ya sólo se permite trabajar para grandes empresas, y porta constantemente la obligada enseña de un cinismo que sus años le imponen. A pesar de sus diferencias, ambos son personajes sombríos, a ambos atormenta un luctuoso pasado, ambos son solitarios y ambos aman la ley.

Sin embargo,  Von Shirach no se adapta igual de bien a otros aspectos que el formato de la novela le exige. Ya no le vale, por ejemplo, como en los cuentos, esbozar un breve ‘McGuffin’ para presentarnos a sus personajes. La novela le exige desarrollar una trama relativamente compleja, que detalle el porqué de ciertas actitudes y, sobre todo, que alargue el libro al menos hasta las ciento veinte páginas. Y para ello el autor echa mano del alargado tema del nazismo. La pereza, debo reconocer, pululó sobre mis sentidos cuando esa extensa sombra nazi empieza a aparecer por el libro. Pero, menos mal, al final mis temores no se vieron confirmados, ya que el autor consigue resolver la trama (que no voy a espoliar) sin la necesidad de convertir esto en la enésima novela sobre la tragedia nacional socialista. Y lo hace, además, de una forma novedosa: profundizando en los vacíos legales que todavía a día de hoy posee la legislación alemana en lo relativo al fenómeno nazi. Tal es su lógica a la hora de exponer estas premeditadas lacras del sistema, que, tras la publicación de la novela, el Ministerio de Justicia Alemán se vio obligado a iniciar una comisión de investigación sobre el pasado nacional socialista del citado ministerio.

Muy relacionado con lo dicho se encuentra el aspecto de la estructura. La novela posee una arquitectura lineal y poco atrevida. Nos encontramos ante un relato cronológico (con algún ‘flashback’) en el que el narrador heterodiegético va que ni pintado al tono sobrio del libro. No es que pidamos florituras narratológicas o grandes innovaciones posmodernas, pero, y es una impresión muy personal, echo en falta algo más de atrevimiento a la hora de estructurar un argumento contado de manera demasiado cómoda y convencional. La novela, debido a su obligada extensión, es mucho menos condescendiente con la trama que el relato. El formato extenso te obliga a ser previsor y malintencionado, a tener un plan previo dotado de cierta complejidad. Ya no vale con gastar los tres únicos asaltos valiéndose únicamente del “cross” directo a la mandíbula. Hay que fajarse con paciencia, distribuir las fuerzas y saber cuándo lanzar el “uno dos” definitivo. Ya está en manos del autor decidir qué tipo de púgil quiere ser. Si se conforma con combates  a cuatro asaltos sin título en juego, o si pretende dar el salto al campeonato y seguir combatiendo a doce ‘rounds’. Pienso que al autor no le preocupa, a estas alturas, luchar por el título de los pesos pesados. Los combates de exhibición no se le dan nada mal. Y yo personalmente seguiré asistiendo a ellos, porque la verdad es que me divierte ver pelear a este tipo.

admin

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *