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¡Viva La Revolución!


Revolución en mente. La creación del psicoanálisis


George Makari


Sexto Piso, 2012
ISBN: 978-84-96867-83-3
832 páginas
34 €
Traducción de Daniela Morábito Rojas
Rafael Suárez Plácido

En 1885 llega a París un joven -veintinueve años apenas- investigador vienés que aún no tiene decidido en qué campo de la ciencia quiere trabajar, pero que ya entonces se siente muy atraído por el trabajo de Jean Martin Charcot en el «hospital-prisión-asilo» de Salpêtriere, donde se está llamando a la puerta de los más recónditos recovecos del alma humana. Su nombre es Sigmund Freud. A finales del siglo XIX, la pregunta era: ¿se puede definir una ciencia que se ocupe de los problemas de la mente? Porque ya parecía que la Psicología hasta entonces se basaba únicamente en algo tan subjetivo como era el análisis que de sí mismo hacían algunos de los pensadores. Por lo tanto, había tantas Psicologías como pensadores que se ocupaban de ella. En París, además del nombrado Charcot, estaba trabajando Théodule Ribot, y ambos enfocaban la Psicología desde una perspectiva positivista, afirmando sólo aquello que creían que podían demostrar científicamente. Este fue también el espíritu de Freud. Uno mira con añoranza aquella época en la que por encima de intereses personales y opiniones ‘a priori’ estaba el interés de avanzar científicamente.
El final de la historia es más conocido: en septiembre de 1939, un agotado, enfermo y dolorido por el cáncer de mandíbula, Sigmund Freud, pide a su médico de confianza que, en connivencia con su hija Anna, le suministre una dosis letal de morfina. Entretanto han pasado cincuenta y cuatro años apasionantes, plenos de ideas, lealtades, amores y confianzas puestas a prueba una y otra vez, que son relatados aquí pormenorizadamente, con idas y venidas, ‘flashbacks’ y con una prosa exquisita y un brillante pulso dramático por el psicoanalista norteamericano George Makari.
Uno de los momentos decisivos en el avance de la Humanidad -pensamos en la Grecia clásica y en el siglo anterior en Alemania- que tiene en la figura de Freud uno de sus ejes centrales. ¿Por qué afirmo esto? En la Grecia clásica se pusieron algunos de los cimientos que iban a sustentar el pensamiento occidental: del Mito al Logos. El Humanismo tendría sus primeros escarceos en la Francia de la Ilustración, pero no sería hasta la obra de los otros dos gigantes alemanes: Kant y Hegel, cuando se ponen las bases teóricas, que actualmente rigen nuestras vidas, de ese Humanismo. Se hablaría de un segundo período de esplendor del Pensamiento, que tendrá su momento de mayor auge e inicio de su decadencia -esto, ya lo sabemos, suele ir unido- en Schopenhauer y el otro gran casi coetáneo de Freud: Nietzsche. En ese momento es cuando entra en liza Freud, recogiendo el interés por sistematizar lo que no se ve, lo que aparentemente es imposible de analizar: la Mente humana. ¿Es posible analizar sistemáticamente lo que es invisible?
Aquí es donde se inicia el relato de Makari. Las tribulaciones del joven Freud son inmensas: desde las económicas, que en casi ningún momento están aseguradas, hasta las de su propia credibilidad, pero sobre todo el problema es avanzar contra algunos de los grandes tabúes de la sociedad en la que vive. No sólo entonces: también ahora escandalizarían la mayoría de sus libros, si se sacaran del ámbito meramente científico. Desde su primer gran descubrimiento: que los sueños podrían ser parte de esa vida oculta que llevamos con nosotros y que podrían ayudarnos a entender mejor nuestros problemas, y que hizo de su primer gran libro, La interpretación de los sueños, el primer avance en la ciencia de leer la Mente, hasta el segundo descubrimiento aun más importante y decisivo y difícil de digerir, que fue aceptar que lo que nos mueve a todos desde que somos bebés, e incluso antes, al mismo feto, es el deseo sexual. Y que es su represión sistemática la que nos lleva a ir cosechando traumas, que antes eran considerados heredados o motivados por algún tipo de lesiones adquiridas. A esto no se llega de buenas a primeras, ni de la noche a la mañana. En el camino hay una serie de obstáculos y dificultades que hubieran desalentado a muchos. Makari nos va narrando y explicando las que considera esenciales, las que no sólo hacen más duro el camino, sino que conducen a nuevos descubrimientos. Por ello, todos los personajes que intervienen en la narración tienen su espacio a la manera en que Virgilio nos va presentando el viaje de Eneas: introduciendo cada capítulo con un nuevo personaje. Aquí intervienen Josepf Breuer, Eugen Bleuler, Alfred Adler, Karl Kraus, Carl Gustav Jung, Otto Gross, Sabina Spielrein, Lou Andreas Salomé, Sandor Ferenczi, Ernest Jones, Melanie Klein, Wilhem Reich, Anna Freud y muchos más. Todos nombres importantes de esta época, que merecerían libros como este,  que pusieron sus privilegiadas mentes al servicio de la ciencia y que, de alguna manera, siempre la ayudaron a avanzar, desde el respeto a las ideas de Freud, cuestionándolas cuando no refutándolas plenamente o en parte.  No hay respeto si no se ha cuestionado antes. Se respira en el libro un aroma a libertad que hoy es impensable. No hay dogmas y cuando parece que los hay, es el propio Freud el primero en rebatirlos, porque si algo le define es su deseo permanente de alcanzar la verdad, cueste lo que cueste.
Los momentos más emotivos fueron los descubrimientos de cada una de las ideas clave del Psicoanálisis, aunque Makari los explica con los antecedentes, casi siempre ideas previas de otros autores o pensadores, y con las consecuencias. El tema tabú por excelencia sigue siendo y será el sexo. De hecho, para muchos el Psicoanálisis sigue estando inmediatamente asociado al sexo. Pero no es sólo eso, cada avance va unido a una serie de autores que se adhieren y otros que se separan del movimiento, de tal forma que la historia de estos cincuenta y cuatro años se podría contar por las adhesiones de Berlín, Zurich, Budapest, Londres e, incluso, la originaria y casi central Viena a las ideas de Freud. ¿Es la historia del Psicoanálisis o la historia de Freud? Esta es la pregunta que se hace Makari y que cada lector debe tratar de responderse a sí mismo para entender el libro. El auge del nazismo, las confusas ideas de Jung al respecto del Psicoanálisis como una ciencia propia de una raza y las precauciones en este sentido del propio Freud -casi desde los primeros tiempos, pero acrecentadas al final- es otro de los temas que deja abierto Makari. El papel decisivo de Ernest Jones, desde Londres, previendo y  procurando la huida de la mayoría de los psicoanalistas de Austria y Alemania a Londres y a los Estados Unidos es también muy interesante. Así como un cierto esbozo de lo que iba a ser el mapa del Psicoanálisis en el mundo tras la segunda guerra mundial.
En definitiva, la aportación de George Makari con este libro: Revolución en mente. La creación del psicoanálisis es brillantísima. Este libro, que en España ha editado Sexto Piso, es uno de los ensayos que más me han gustado del pasado año 2012.

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