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Espíritu ‘country’, sangre ‘noir’

Los huesos del invierno (Winter’s Bone)

Daniel Woodrell 

Alba, 2013

ISBN: 978-84-842880-3-9

216 páginas

18 €

Traducción de Concha Cardeñoso Sánez de Miera


José Martínez Ros

Estamos en los Ozaks, una región montañosa de Missouri, conocida por ser una de las más pobres y aisladas de Estados Unidos. Durante mucho tiempo fue refugio de bandidos y fanáticos religiosos; ahora, abundan en ella los “cocineros” de metanfetaminas, protegidos por los rígidos lazos familiares, clánicos, que existen entre la mayoría de los habitantes de la región. Ree Dolly es una adolescente de los Ozaks con graves problemas y también una de las heroínas de ficción más impresionantes que ha producido la literatura contemporánea: un personaje tan vívido y, al mismo tiempo, de un coraje y una entereza tan ejemplares que dudo que ningún lector mínimamente sensible sea capaz de olvidarlo. Vive con su madre, una enferma mental, y cuida de ella y de sus hermanos pequeños. Su padre ha desaparecido, y si no se presenta en el juzgado, su casa, la garantía de su fianza, será subastada y vendida. Y ellos no tendrán ningún lugar adónde ir. Ree Dolly cifra todas sus esperanzas en llegar a la mayoría de edad y alistarse en el ejército, y de esa manera escapar del increíblemente opresivo mundo en el que le ha tocado vivir. Su posesión más valiosa es una escopeta de caza. Pero no está dispuesta a dejar a su familia en la estacada. Más aún, está dispuesta a ir hasta el mismísimo infierno para salvarla y, antes de que hayamos pasado la última página de esta magnífica novela, habremos conocido algunas de sus antesalas más terribles. 
Hace algunos años vi una de las mejores películas norteamericanas de la última década. Se titulaba Winter’s Bone, y era una poderosa combinación de la sombría poesía de las primeras películas de Terrence Malick Malas tierrasDías de cielo– con la firme estructura de ‘noir’ más clásico. La protagonizaba una jovencísima actriz que, actualmente, goza de una fama casi universal –la recientemente oscarizada Jennifer Lawrence– y resulta absolutamente recomendable. No recordaba que estuviera basada en una novela, quizás porque su autor -de forma incomprensible-, Daniel Woodrell, continuaba inédito en España. Por fortuna, la Editorial Alba ha optado por el mejor tarde que nunca y nos ha traído en 2013 Los huesos del invierno (Winter’s Bone). Después de su lectura, puedo afirmar con total seguridad que por muy buena que sea su adaptación al cine -que lo es- la novela la supera; y que el hecho de que un autor de la talla de Woodrell no hubiera sido publicado antes en España es algo que merecería, si existe algún responsable, un juicio sumarísimo.

Los huesos del invierno es una novela magistral que recuerda a las mejores -insisto en lo de “mejores”- obras de Cormac McCarthy. Escrita con una prosa a la vez austera y enérgica, deudora del Hemingway más sentencioso y lacónico y del Faulkner más lírico y extraviado, Los huesos del invierno tiene sus puntos fuertes en los personajes -en especial, Ree Dolly y su tío Lágrimas, al que conviene no provocar-, en una estructura itinerante tan antigua como la Odisea de Homero, pero que funciona con una perfecta acumulación de tensión puntualizada por bruscos, imprevistos y salvajes estallidos de violencia y en el modo en el capta el paisaje físico y humano, agreste y desolador, de los Ozaks.

Por lo que he podido leer en internet, Woodrell es oriundo de esa región, en la que se circunscriben casi todas sus obras. En su juventud se alistó en los marines, asistió durante un tiempo al famoso taller literario de la Universidad de Iowa, el más prestigioso del país, y en la actualidad sigue viviendo en su Missouri natal, en una granja, y afirma que “sus vecinos no permitirían que mintiera sobre ellos en lo que escribo”. Es autor de otras siete novelas y un libro de relatos. Si son la mitad de buenas que Los huesos del invierno sería un auténtico crimen que nunca se publicaran en nuestro idioma.

admin

2 comentarios

  1. Querido Mike,

    Te ha debido fallar el subconsciente. Es cierto que el tono de esta novela es muy de mi agrado, pero la reseña es de José Martínez Ros, con quien comparto muchas fobias y filias.

    Gracias por comentar.

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