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El anarquista que respetaba los semáforos

VERSIONES EJEMPLARES

MANUEL MACHUCA | A pesar de la poca consideración del humor en la literatura, la novela más universal de la historia es una novela de humor. ¿O no lo es El Quijote de la Mancha? Ah, no, que es una novela de caballerías; ah, no, que no solo hay humor en el Quijote, que el caballero andante es algo más. Algo más que qué.

A pesar de que Gustave Flaubert dice que lo más meritorio de la literatura es hacer soñar al lector, y no voy yo a llevarle la contraria a este hombre, escribir humor, y con humor, no es nada fácil. De hecho, hay escritores, muy tristes ellos, por cierto, que defienden que la novela, incluso por extensión, la literatura en general, ha de ser triste. No hay lugar más común que el de restarle toda importancia a aquello que no sabes hacer, y quizás tampoco haya nada más difícil que tratar de hacer reír, y más aún, por escrito. Dicho esto, afirmo que Eduardo Cruz Acillona es un atrevido; un valiente, vamos, por acometer un género tan difícil incluso en otras artes más visuales, en las que los gestos pueden mitigar un mal texto.

Hay un humor grosero, si aceptamos que ese tipo de risa chusca y primaria con cierta carga xenófoba se le pueda denominar humor, que tiene notable éxito. Su fundamento, su piedra filosofal, consiste en ridiculizar a las personas, y para ello a veces se presta hasta el propio humorista, en el caso que este pertenezca a un grupo étnico susceptible. No hay nada peor en literatura, y en la vida por extensión, que despojar a las personas y a los personajes de su dignidad. Una tentación a la que acuden estos humoristas ocurrentes y de risa fácil, que no tienen empacho en hacer escarnio de ellos mismos y de quienes representan como buenos mercenarios.

Sin embargo, Cruz Acillona, no ha optado por esta vía. Sus Versiones ejemplares son un conjunto de microrrelatos lleno de humor inteligente, culto que, a diferencia del de los que he mencionado con anterioridad, sí que nos hace mejores, uno de los fines que en mi opinión debe tener la literatura, el arte en general.

Eduardo recorre en su libro interpretaciones, a veces no tan ejemplares, de grandes obras de la literatura universal, comenzando con un desternillante homenaje a los jamelgos más célebres de la literatura española, y no me refiero a escritores sino a equinos de cuatro patas.

Al diálogo ecuestre le sigue un sesudo estudio, una profunda investigación, en la que llega a interpretar de treinta formas diferentes, el famoso relato de Augusto Monterroso sobre el dinosaurio: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

¿Se pueden hacer treinta interpretaciones de un texto de siete palabras? Se puede, sí se puede: No todo va a ser Pablo Iglesias; Eduardo, también puede. Treinta formas de entender al dinosaurio, que han acabado por entristecerme cada despertar al no tener uno que ilumine mis mañanas, porque no está aquí, sino allí.

Como no podría ser de otra manera, Eduardo le pega a todos los palos, hay un apartado noir en el que la sangre y los crímenes más abyectos campan a sus anchas, al que le sigue, ¿será casualidad?, una reinterpretación de cuentos clásicos infantiles, en los que ciertos animales feroces pueden acabar desnortados si realmente no saben en qué cuento están.

En un mundo tan visual como el que nos ha tocado vivir, no podría faltar el séptimo arte. No solo de literatura vive el hombre, o la mujer, así que podemos encontrar un capítulo denominado Versión original subtitulada en el que el cine clásico y esa distopía a la que llamamos vida se encuentran con la fina ironía del escritor mirandés.

¿Un mundo feliz?, y, a continuación, El Apocalipsis ya no es lo que era, son dos capítulos que se complementan, a cuál más apocalíptico, como también lo hacen la Autobiografía no autorizada y la entrevista capotiana que se hace a sí mismo el autor, este anarquista que respeta los semáforos. Unas Vidas no tan ejemplares y una deliciosa propina de relatos algo más extensos, titulada como Bonus Track, completan el libro.

Versiones ejemplares es un libro inteligente que hay que tomarse muy en serio, porque no hay nada más serio, profundo e inteligente que el humor, aunque me temo que sea más que probable que a Eduardo Cruz Acillona no lo llamen para El hormiguero ni protagonice un programa estelar de Nochebuena, no vaya a ser que le quite protagonismo al rey. ¡Es broma!

Versiones ejemplares (Editorial Enkuadres, 2019) | Eduardo Cruz Acillona| 96 páginas| 12,00 €

admin

Un comentario

  1. Totalmente de acuerdo con la reseña, lo acabo de leer y ya lo he prestado!

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