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La colmena 2.0

arton1368

 

Vente a casa

Jordi Nopca

Libros del Asteroide, 2015

ISBN: 978-84-1621336-8

240 páginas

16,95 €

 

 

 

José M. López

Jordi Nopca es un joven escritor que, hasta la fecha, tan solo tenía un libro en la calle, la novela El talent (2012), que no he leído. Los relatos de Vente a casa suponen su segunda incursión en el mercado editorial, y debo decir que el libro me ha dejado un poco frío.

El autor actúa como el fotógrafo interpretado por James Stewart en La ventana indiscreta, cotilleando en diez historias cotidianas ambientadas en la ciudad de Barcelona. Las vidas que observa el autor no tienen nada de extraordinario, se trata, en muchos casos, de treintañeros medianamente cultos y preparados, pero con un futuro incierto que se cierne sobre ellos. Junto a estos personajes que podrían identificarse con el autor, encontramos otros protagonistas como ancianos solitarios, un escritor neurótico, un joven peluquero de perros, un inmigrante chino o una pareja sin estudios golpeada por la crisis. Y es que, a pesar de la aparente modernidad de estos textos, la mayoría viven de la tradición del realismo más clásico, donde la ciudad, Barcelona, es un personaje más: sus calles, sus plazas, sus parques y sus tiendas; y sobre la trama sobrevuelan constantemente las circunstancias socioeconómicas que ahogan a los personajes. Algo así como La colmena 2.0 ambientada en la Ciudad Condal.

Esta gente a la que espía Nopca tiene en común que ha optado por ponerse una venda en los ojos ante su anodina realidad, y, cuando se encuentra con la oportunidad de cambiar de rumbo y encontrar el amor, o su vocación, no se atreve a dar el salto. Estos tipos se mantienen firmes y pasivos, hundidos en su confortable limo de mediocridad. Junto al tono desesperanzado de cada cuento, uno de los puntos fuertes del libro me ha parecido el especial sentido del humor a través del que el autor aligera el hedor de  los perdedores. Al final, tenemos la impresión de que a cada personaje le queda cierto regusto amargo en el paladar, y a cada lector una mueca desesperada y ridícula en el rostro.

Pero, ya digo, en general, estos relatos me han dicho poco. Sí, están bien escritos, y me ha complacido su mirada sobria y mordaz, cualidades que, en mi opinión, podemos encontrar en cualquier escritor mediano que se precie hoy día, y que, por tanto, no me son suficientes. Es difícil condenar a un hombre por lo que no ha hecho, al igual que ahora me resulta complicado criticar un libro por lo que no tiene, es decir, explicar con palabras por qué estos relatos no me han calado. Pero es que no tienen tramas demasiado originales, ni personajes que me hayan interesado, ni siquiera un estilo novedoso. Sí debo decir que hay un par de cuentos que me han parecido realmente dignos de elogio. Me refiero a “La pantera de Oklahoma” y “Navaja suiza”. Ambos se valen de la estructura de la novela negra para dibujar historias disparatadas (una protagonizada por un novelista excéntrico que se ve obligado a perseguir a su traductor, que lo ha dejado plantado para ligarse a una turista americana; en la segunda encontramos a una pareja que viaja hasta un pequeño pueblo de Suiza en busca del escritor preferido de ella) repletas de juegos metaficcionales, continuas referencias a pelis y libros que nos gustan a todos, y sobre todo, un tono mucho más fresco. Quizás sean estas dos historias las que más se alejan del mundo que rodea al autor, o, al menos, las más inverosímiles. No sé. Lo que sí es cierto es que poseen cierta similitud en la inflexión de los temas con las novelas de Vila-Matas. Quizás a ello se deben los halagos del autor de El mal de Montano hacia este joven escritor. Quizás. No lo sé. Lo que sí es seguro, es que, más allá de este último par de relatos, me temo que olvidaré este libro con cierta facilidad.

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