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Llama la noche

LEONOR RUIZ | Han soplado muchos vientos desde que Gioconda Belli publicara su primer poemario (Sobre la grama, 1972) o nos llegara su primera novela (La mujer habitada, 1988). Pero no tantos desde que con El país de las mujeres (2010) ganara —única mujer en siete ediciones— el Premio Hispanoamericano de Novela La Otra Orilla. Y menos todavía desde que por El pez rojo que nada en el pecho (2020) recibiera el Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma —cuarta mujer premiada en treinta años—.

Fue en El país de las mujeres donde leí por vez primera «todes», una de las muchas propuestas de la ginecocracia de Viviana Sansón en la imaginaria Faguas. No es extraño: Gioconda Belli lleva toda su vida defendiendo el feminismo, la solidaridad, la justicia. Una forma de mirar y hacer el mundo de la que participa su literatura.

Dividido en tres partes (“El amor, esa extraña palabra”, “La criatura sin pene” y “¿Qué puede hacer la poesía?”), el pez carmín de estas páginas colea entre palpitaciones.

De “El amor, esa extraña palabra”

A veces el amor impone su evidencia («y las flores explotan / y la baranda cede»), sufrimos la ausencia del amado («necesito el ronroneo de tu pecho / para no morir a hielo») o la nostalgia nos invade («quiero que estés conmigo / que me salves»). Fragilidades de aparente incongruencia que Belli no teme señalar: «No sé qué haría sin vos / por más que ame el estar sola».

El amor tranquilo, el de las viejas parejas, celebra aún el deseo («tras años de explorarnos / un beso puede aún / saber a descubrimiento / devolvernos al principio») y sigue pidiendo concordia, pasión mutua, celebración: «Con fiestas celebramos la mutua independencia / de nuestras repúblicas».

Presente están también las reflexiones en torno a la conciencia literaria, a la que la autora volverá en la parte final del libro: «Sé que dentro de mí guardo la posibilidad de ir más / allá de los límites, de remontar la tentación de la / trivialidad». O: «el cielo de la literatura está lleno de fuegos artificiales». «¿Cuánto dura el resplandor?».

De “La criatura sin pene”

Pedimos al pene que cambie de estrategias, viene a decir Belli. Sensibilidad, reparto de tareas y poderes, igualitario respeto. Reclamos que lejos de aniquilar el deseo mutuo, bien podrían remediar el miedo y las explotaciones. «¿Cuándo será la pareja / la del fardo de ropa / los vegetales crudos / las ollas pulidas por ambos?», nos pregunta.

La mayoría de títulos merece atenta lectura: ‘Reflexión del cavernícola’, ‘Consejos para la mujer fuerte’ («aprende a estar sola», «a nadar a contracorriente». «Ampara, pero ampárate primero»), ‘Canto al estrógeno’, ‘Vicisitudes del feminismo’ o los espeluznantes ‘Las asesinadas’ y ‘Acoso’.

Caben poemas a la hija y al hijo, así como al ‘Matrimonio imperfecto’: «La utopía es una isla solitaria donde nadie desembarca». Y una imagen que multiplica por cientos las palabras: «Las sirenas han recuperado las piernas».

De “¿Qué puede hacer la poesía?”

¿Tiene patria el dolor? El más allá de nosotros nos conduce al nosotros del origen. Fronteras, violencia, perseguidos; la desolación del que sufre. Ante el desamparo del mundo, Belli propone «la osadía de la compasión».

El estupor ante la repetición de la historia nicaragüense arde en sus manos, y a su país dedica una gran parte de los poemas de esta parte (y también el poemario). «¿Tanta vida perdimos para esto?», preguntan los muertos. «La superficie del alma, endurecida». La esperanza paralizada al pie del espanto.

Nicaragua es igualmente Ernesto Cardenal, poeta y amigo querido, cuya muerte (el 1 de marzo de 2020) ella llora.

En el ensayo Escribir, Marguerite Duras hizo constar el escaso valor de los libros sin «poso alguno, sin noche». El pez rojo que nada en el pecho fulgura ante la vida sensible y el misterio. Hace saltar nuestros resortes más profundos. Llena el alma de noche y sal.

«No me es dado aceptar razones para la inercia triste / de quienes viven una vida sin propósito».

«La mujer grita. Abre la boca y sale de ella la tormenta».

El pez rojo que nada en el pecho (Visor, 2020) | Gioconda Belli | 104 páginas | 12 euros

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