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Castigos y promesas

El Mago (1)

 

El Mago

John Fowles

Anagrama, 2015. Colección «Panorama de narrativas»

ISBN: 978-84-339-0100-2

576 páginas

26,90 €

Traducción de Enrique Hegewicz

 

 

José Martínez Ros

NACÍ en 1927, hijo único de unos padres de clase media, ambos ingleses, nacidos bajo la grotescamente alargada sombra, que nunca pudieron abandonar al no ser capaces de elevarse lo suficiente por encima de la historia, de esa gorda y monstruosa enana que fue la reina Victoria. Me mandaron a un colegio privado, perdí dos años cumpliendo mi servicio militar, fui a Oxford; y allí empecé a descubrir que no era la persona que quería ser. 

Con este magnífico párrafo empieza una de las novelas del siglo XX que hay que leer, al menos, una vez en la vida: El Mago, de John Fowles.

El que así habla es Nicholas Urfe, un joven perennemente insatisfecho que crece en una familia acomodada de la Gran Bretaña posterior a la II Guerra Mundial. No se adapta, como declara, a los valores tradicionales de sus padres, tampoco tiene éxito en la enseñanza. Intenta ser un poeta, un artista, y fracasa. Un nueva derrota, esta en el campo amoroso/sexual le lleva a dejar su país. Le espera un puesto de profesor de inglés en una remota isla griega. Allí, en un entorno aparentemente paradisíaco, vive aislado y cae en la desesperación. Le rondan fantasías suicidas. Y entonces conoce a Conchis, un misterioso millonario, dueño de una gran villa en la isla, con un oscuro, tenebroso pasado. Conchis lo atrae contándole sus andanzas por la convulsa Europa y, más tarde, con la presencia de una muchacha (que quizás son dos dos hermanas gemelas o un caso de doble personalidad) de alucinante belleza que es ¿su protegida, su amante, su hija?

Uno descubre aquí una de las fuentes de inspiración de El MagoLa tempestad, una de las últimas y más enigmáticas obras de Shakespeare, plagada de elementos ocultistas, donde Próspero, un poderoso hechicero, gobierna una isla y manipula a varios personajes que llegan a su costa debido a un naufragio. No se puede contar mucho más de El Mago, una novela con muchísimos giros inesperados y en la que ningún personaje es exactamente lo que parece. Conchis actúa como un demiurgo dedicado a atrapar a Nicholas, con unos objetivos que, hasta el final no entenderemos, conduciéndole a un mundo de crueles castigos y seductores promesas que parece oscilar entre los imaginarios de Kafka y el Marqués de Sade, tejiendo en torno suyo una telaraña de perturbadoras situaciones que se dirían extraídas de los mitos o directamente de un ensueño surrealista, en algunos casos impregnadas de un intensísimo suspense y en otras de un salvaje erotismo.

El mago es una obra extraña, enormemente ambiciosa y diabólicamente entretenida que tuvo un éxito abrumador cuando se publicó en 1965 (la primera edición española lleva la indicación de más de 4 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo), para luego caer en un muy injusto semiolvido, al igual que su autor. John Fowles (1926-2005) empezó a escribir en los cincuenta. Por aquel entonces, se podía clasificar como uno de los ‘Angry Young men’, un grupo de autores de clase media, emparentados en influencias e intereses con los existencialistas franceses o los ‘beatniks’ norteamericanos, centrados en la realidad social de una Gran Bretaña convertida en una potencia en declive, sometida a la creciente invasión de la cultura estadounidense, como Colin Wilson, John Braine o Alan Sillitoe.

Sin embargo, Fowles pronto se distinguió por su uso de complejas estructuras de ‘thriller’, la psicología, la metafísica e, incluso, el misticismo. La obra de Fowles abarca un gran número de ensayos sobre los más variados temas cuya influencia no superó las fronteras de su país; fueron sus tres primeras novelas las que lo convirtieron en un autor mundialmente famoso. Su debut, El coleccionista, ya fue un éxito arrollador, amplificado por la impresionante adaptación al cine de William Wyler, que relataba la mortal obsesión de un joven tímido y mediocre por una artista, ilustre antecedente de las narraciones actuales sobre alambicados psicópatas asesinos. La tercera, La mujer del teniente francés, fue un homenaje/parodia desmitificador de todas esas historias de amores imposibles o contrariados ambientadas en la campiña inglesa, de Jane Austen a E. M. Foster, llenas de jóvenes casaderas sin dote y galantes caballeros recién llegados de ultramar, también llevada al cine con positivos resultados por Karel Reisz, con un gran reparto que incluía a Meryl Streep y Jeremy Irons.

Entre ambas, Fowles escribió y publicó El Mago. Según sus propias declaraciones, la idea general de la novela surgió muchos antes, cuando era un joven profesor del British Council, en la Grecia de postguerra, el escenario principal de la trama, y tardó doce años en lograr terminarla. Aunque no quedó del todo satisfecho y la siguió revisando en sucesivas ediciones hasta la definitiva de 1977. Curiosamente, El Mago fue, igualmente, adaptada al cine por Guy Green y, de nuevo, con un prestigioso reparto que incluía a Michael CaineAnthony Quinn, Candice Bergen y Anna Karina, pero la película, a pesar de que tiene sus defensores, se consideró un fracaso de crítica y público.

El mago es una novela de iniciación, un ‘thriller’ magistral, una historia filosófica. Fowles escribió un breve epílogo a El mago, que resume perfectamente sus intenciones con esta obra única, incomparable: «Si El Mago tiene algún «verdadero significado», será un significado del mismo orden que el de los test psicológicos de Rorschach. Su significado es la reacción que provoque en el lector, cualquiera que sea, y por lo que a mí respecta no creo que exista ninguna reacción «correcta»

El Mago acaba de ser reeditado por Anagrama. No pierdan la oportunidad de descubrirla.

[Publicado en Notodo.com]

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