El absurdo mercado de los hombres sin cualidades. Ensayos sobre el fetichismo de la mercancia
Pepitas de Calabaza editorial, 2009
ISBN: 9788493720544
224 págs.
Georg Büchner
El capital es trabajo muerto. El dinero es trabajo muerto con el que compramos mercancias. Cuando usted compra algo lo compra con su trabajo muerto hecho billetes. Pero, ¿Qué ocurre cuando se agota el trabajo muerto?, …que se hipoteca el posible trabajo no hecho ni vendido, en base al trabajo continuo, a una esclavitud de por vida. ¿Y si el trabajo presente no fuera ya rentable? ¿No son los EREs una constatación manifiesta de la nula rentabilidad del trabajo productivo hoy por hoy en cualquier parte del mundo? ¿Se agotó el crédito del trabajador esclavizado? ¿Alguien sabe qué es lo que hay que hacer con tanto stock que de alguna forma ahora es trabajo cadáver? El mercado calla porque no tiene respuestas para eso. Siempre dio respuestas hasta hoy, hasta hace poco. Ahora permanece mudo como un dios abatido. ¡Allá os las veáis, esclavos!, es lo último que ha dicho. Pero los esclavos hemos empezado a pensar.
Cuando las candenas de producción y el trabajo no son rentables para el capital, el dinero busca los mercados especulativos financieros en base a una economía no real, donde el futuro, por primera vez, ya no salva a nadie, porque está todo el pescado vendido, el nuestro, el de los asiáticos, el de los latinoamericanos y hasta el de nuestros nietos.
Pepitas de Calabaza editorial ha reunido en este libro una serie de ensayos de Anselm Jappe, Robert Kurtz y Claus Peter Ortlieb, cuyo eje fundamental viene subrayado por el subtítulo del libro, «ensayos sobre el fetichismo de la mercancia». Los tres autores del libro formaron parte desde los años ochenta en tiempos previos a la hecatombe trágico-especular del 11S, de la revista alemana Krisis, escindida años después y recuperada en una nueva revista llamada Exit en la que de la terna que aparece en este libro solamente colabora Robert Kurtz. Hay pocos libros publicados en España por estos autores que detallen aspectos de la filosofía que se gestó en esa primera revista. Virus publicó en el año 2002 ;Manifiesto contra el trabajo, un texto riguroso, de una crítica radical y fría acerca de la sociedad occidental del hombre blanco en la que vivimos ,cuyo eje sagrado es el trabajo, sanctasantorum de la metamorfosis del absolutismo, el protestantismo y la Revolución Francesa burguesa.
El libro que reseñamos contiene una serie de artículos que nos acercan a las teoría de la crítica del valor que desarrolló este grupo de filósofos. Los pies de impulso de estas nuevas reflexiones filosóficas parten de una relectura crítica marxista. Se apoyan en muchas ocasiones en conceptos acuñados por el filósofo alemán que mejor explicó el sistema en el que vivimos, que revisitados a la luz de los acontecimientos cobran una dimensión filosófica de plena vigencia.
El corpus marxista enclavado en la dicotomía paradójica de valor de uso, valor de cambio, en el concepto de mercancia y sobre todo en el del fetichismo de la mercancía sirve de base y paradigma a estos autores para crear un nuevo discurso teórico que desentraña y explica la sociedad capitalista de mercado que en la actualidad está tocando fondo. El último apartado del primer capítulo de EL CAPITAL, El fetichismo de la mercancia, es de alguna manera la raiz nuclear de muchos de estos textos. Los productores, utilizando terminología marxista, ya no controlan las mercancias que elaboran. Estás controlan absolutamente a los productores y desarrollan todo un sistema abigarrado de influencias, telaraña de intereses, y pérdida de libertad humana. El referente de las mercancías es el mercado y el tanto vendes tanto eres o tanto valen tus productos tanto existes, marca las relaciones sociales más que ninguna otra cosa.
Eluden al Marx iluminado, al Marx que también crítico Albert Camus, el filósofo que leído de una determinada manera por la reformulación obrerista del siglo XIX se convirtió en el cuajo de un credo ciego que al igual que el cristianismo o cualquier otra religión pospone las soluciones del presente a la espera de un futuro de bienes en la tierra o en el cielo. Dictadura proletaria y sociedad sin explotadores ni explotados como paradigma naif es algo que estos filósofos revisan desde el primer momento. Y no solo eso, el concepto de lucha de clases también ha encontrado un hueso duro de roer en los discursos de estos autores, sobre todo en el aparataje argumentativo sorprendente que despliega en este libro y sobre todo en el Manifiesto contra el trabajo Robert Kurtz.
Por mucho que lo intento no conseguiría en estos momentos y a estas horas intempestivas meterle diente a una explicación plausible y exacta de este apartado, por lo que os transcribo una contundente afirmación que en este libro tiene su desarrollo lógico, «La lucha de clases no ha sido otra cosa que el motor del desarrollo capitalista y jamás podrá conducir a su superación.», y un párrafo del El Manifiesto contra el trabajo,
El clásico movimiento de los trabajadores, que vivió su ascenso sólo mucho tiempo después de la declinación de las antiguas revueltas sociales, ya no luchó contra la exigencia del trabajo, sino que desarrolló una verdadera hiperidentificación con lo aparentemente inevitable. Sólo aspiraba a «derechos» y a mejoras internas de la sociedad del trabajo, cuyas coerciones tenía ya ampliamente interiorizadas. En vez de criticar radicalmente la transformación de energía en dinero como fin en sí mismo irracional, él mismo asumió «el punto de vista del trabajo» y comprendió la valorización como un hecho positivo y neutro.
Lucha de clases como conflicto de interesas, trabajo y capital, dos caras de la misma moneda y responsables ambos de la actual hecatombe que no ha hecho nada más que empezar. Ante un cambio histórico sin precedentes como el que estamos viviendo y en el que estamos sumergidos, libros como este abren sendas en torno a una de los críticas filosóficas más actuales y mejor formuladas para entener crisis y sistema de mercado. No apto para mentes domesticadas. Ya sea por los ángeles marxistas como por los ángeles de san pedro o cualesquiera otros.