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Pinchazos morunos

El barro y la costilla

Julio Antonio García López

Ediciones Atlantis, 2011

ISBN: 978-84-15228-48-6

249 páginas

19 €

José María Moraga

Últimamente leo por doquier (no os aburriré con las referencias) que el arte debe ser comprometido, y si no no vale. Será por los tiempos que corren… que el artista no puede permanecer en su torre de marfil, que no es ético, etc. Yo siempre he sido más de “el arte por el arte”, pero constato esta tendencia en época de crisis. En este contexto, llega ahora el debut editorial de Julio Antonio García López, una novela con vocación de entretener pero también de hacer pensar. Bien por el autor.

El barro y la costilla es una historia ambiciosa pero una novela fácil de leer. Lo primero porque aborda temas candentes, de plena actualidad: el papel de la mujer en las sociedades islámicas, la vida de los inmigrantes en España, la intervención militar española en Afganistán. Casi nada, publicada el mismo mes en que moría Bin Laden, ya todos sabemos cómo.

Temáticamente, se trata de una novela de segundas oportunidades. Los dos personajes principales parten de situaciones difíciles que les desagradan, e intentan escapar de ellas, de diferentes maneras y con distintos resultados. La protagonista femenina, Samira, es una joven barcelonesa hija de inmigrantes marroquíes, forzada por sus bienintencionados padres a un matrimonio de conveniencia que no empieza bien. El masculino, José, es un militar español de la misión de Afganistán, vuelve a España y no acaba de encontrar su sitio. Entre los dos personajes hay un claro tema común: la influencia del Islam y sus dos historias –es inevitable- acaban entrecruzándose.

Pero no vayáis a pensar que El barro y la costilla es una novelita rosa, ni un panfleto pro- o anti-Islam. Creo que es un intento valiente, sincero, de hacernos reflexionar sobre unos temas que a priori nos pueden parecer lejanos (a 6.000 kilómetros) pero cuyas ramificaciones las tenemos mucho más cerca de lo que pensamos (en el piso de arriba). Sospecho que Julio Antonio García ha debido reflexionar mucho antes de escribir, y debo decir en su favor que no ha tratado de catequizarnos ni de colarnos un gol ideológico, más bien de hacernos pensar.

Establecido que esta no es una novela de tesis, queda por aclarar el otro punto: el entretenimiento. No hay duda de que este libro tiene también una clara vocación de novela de aventuras, ocurren cosas, hay sexo y violencia, hay complicaciones, personajes buenos y malos, ambientes exóticos y suspense, y diálogos por encima de la media, brillantes en ocasiones. Si antes dije que El barro y la costilla no era una novelita rosa lo mantengo ahora, lo cual no quita que en cierto modo podríamos considerarla una novela de amor. No “de amores”, no un romance al uso pero sí un libro cuya gasolina, cuya fuerza motriz parece ser el amor.

Estilísticamente, he encontrado en esta novela un concienzudo esfuerzo por parte del autor por construir un artefacto alejado de la ramplonería. Prueba de ello son el extenso vocabulario de que hace gala (abundante en términos geográficos o botánicos) y la estructura fragmentada a base de pequeñas escenas. El narrador es omnisciente en tercera persona, pero el orden cronológico de muchas de estas viñetas se encuentra alterado -en ocasiones muy sutilmente- (lo que resulta muy cinematográfico: pensad Quentin Tarantino y acertaréis), otro ejemplo del intento de salirse de lo que cabría esperar en una novelita facilona.

Así y todo, no acabo de comulgar con el uso de los tiempos verbales (o su alternancia, a mi juicio arbitraria) que hace Julio Antonio García en algunos pasajes, buscando sin duda algún efecto dramático. Eso, y alguna que otra errata que harán bien en corregir para futuras ediciones, son las dos cosas que me han echado un poco para atrás en la lectura de este libro. Casi todo lo demás me ha echado para adelante, de modo que lo recomiendo sin ambages.

admin

Un comentario

  1. Muy buena reseña, en realidad es algo más que eso, es un buen análisis de lectura. A mi tambien me gustó la novela de Julio. Lo del orden cronológico alterado es de lo más inquietante, a veces da «saltos mortales» una vez te haces a el estilo resulta interesantisimo.
    Por otro lado le he visto influencias «a lo Tarantino» en alguna escena gore… y lo mejor es que combina con otras de humor en ocasiones burdo y en otras sutil: la descripción del calendario con fotos de funcionarios levantando expedientes es una de las mejores genialidades, por no hablar de los diálogos… un genio este Julio. Tengo la fortuna de conocerlo personalmente y soy testigo del gran esfuerzo y trabajo que tiene detrás esta novela.

    Felicidades por tu blog.

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