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Definición del silencio

ÁLVARO SALVADOR | El debate sobre el silencio en la Literatura es tan antiguo como ambiguo e irresoluble. No obstante es en este caso el tema central, el leitmotiv que Miguel Ángel Cáliz utiliza como motor de la reflexión que desarrolla a lo largo de estos 93 aforismos, sentencias o apólogos, ciertamente particulares.

La trayectoria literaria de Cáliz se había centrado hasta ahora en la prosa narrativa, en los relatos de Inventario (2003) o Rupturas y ambiciones (2011), o en las novelas Horas para Wallada (2009) y La felicidad en blíster (2017), Premio Carmen Martín Gaite. Sin embargo, la reflexión que aborda en este libro, tanto desde el punto de vista formal como temático, es más propia del discurso poético que del narrativo. Efectivamente, desde Hölderlin, el silencio se alineaba con la música y la poesía como caminos de conexión con el Absoluto trascendente.

Rafael Lamas en el prólogo afirma “que no se puede prologar el silencio”, afirmación con la que estoy completamente de acuerdo a pesar de que, finalmente, prologa el libro. Del mismo modo, yo podría afirmar que es imposible criticar el silencio y después caería en la contradicción, asumiéndola, de criticarlo. Sólo que no es exactamente así. Si nos apartamos de la trascendencia fascinante y misteriosa que arrastra el tema, lo cierto es que Lamas y yo lo que intentamos hacer es glosar el acercamiento al tema que el autor, Miguel Ángel Cáliz, efectúa de un modo tan singular en su libro.

Modo singular digo, originalidad, es en principio uno de los valores de este cuaderno. En principio, porque la estructuración a partir de una locución adverbial que se repite en cada uno de los aforismos, “acaso no”, es por una parte un acierto y, por otra, un cierto lastre. Es un acierto porque esta “gramática abreviada” enuncia contradicciones y genera un discurso que, como afirma Lamas en el prólogo, “interpela, alude y a veces señala directamente con el dedo”. Por ejemplo: “Acaso no/ saldamos al morir/ todas nuestras cuentas con el silencio”, o bien este que parece también definitivo, pero desde el comienzo: “Acaso no/ careceremos siempre de una definición/ para el silencio”. De otra parte, estas continuas interrogaciones en falso originan una ambigüedad que tiende hacia lo poético: “Acaso no/ nos fascina el diálogo que sostienen/ el silencio y la lluvia”, o bien “Acaso no/ damos el nombre de crepúsculo/ a un silencio en forma de luz”. O trascendentes: “Acaso no/ hay silencios que nos parecen/ nuestra primera lección sobre la muerte”, o más específicamente: “Acaso no/ todas las preguntas/ se pueden responder con el silencio”. Del mismo modo, a pesar del camino poético de los varios caminos trascendentes, estas interrogaciones nunca expresadas, ni siquiera con signos ortográficos, contienen respuesta para las vidas que cada día transitan, no siempre felizmente, los seres humanos: “Acaso no/ hablamos muchas veces solo/ por miedo a nuestros silencios” o bien: “Acaso no,/ en la madrugada, un amante en silencio/ duele como una puñalada”. El primero de estos dos es muy significativo, porque de alguna manera, aunque parece aludir a lo doméstico, tiene, al menos para mí, una carga de profundidad que afecta al planteamiento mismo de toda esta problemática: el silencio, la nada, frente a la vida y la creación. Tanto en la poesía como en la música como en el amor o la muerte, lo que nos hace reflexionar sobre el silencio es el miedo que nos da su existencia, su nada, su paréntesis: “Acaso no/ muchos persiguen el silencio/ llenando su vida de ruido”. Aunque podríamos afirmar que quizá son perseguidos por el silencio y se ven obligados a llenar su vida de ruido.

En general, el libro está lleno de aciertos filosóficos, poéticos y domésticos y, sobre todo, genera, como ya hemos demostrado en esta modesta reseña, debate vivo, polémica, pero su estructura crea también algunos problemas. De hecho, la alocución que lleva implícita una interrogación nunca expresada claramente da lugar a algunas confusiones sintácticas y de sentido. Por ejemplo, en el primer caso: “Acaso no/ un hombre existe/ mientras existe el silencio que lo contiene”. ¿Qué quiere decir exactamente? ¿Qué no existe un hombre mientras existe el silencio que lo contiene? ¿O lo contrario? La verdad es que no queda claro. Y en el segundo de los casos: “Acaso no/ cuando el silencio es inalcanzable/ comenzamos a desear la muerte”. ¿Qué quiere decir? ¿Lo que enuncia o lo contrario? Porque si hay algo parecido a la muerte es precisamente el silencio, el silencio de la naturaleza, el silencio de los animales, el silencio de los seres humanos, lo que precede a las catástrofes y la muerte consiguiente.

En fin, un libro este de Miguel Ángel Cáliz muy interesante y valioso. Porque es un texto arriesgado, ambicioso, valiente, que aborda un tema eterno en los debates modernos sobre la literatura y el arte en general, y nos abre algunas ventanas respecto a nuestra condición humana y a nuestra preocupación por los misterios de la creación y la existencia.

Firma invitada: Álvaro Salvador es poeta.

Gramática abreviada del silencio (Ediciones Traspiés, 2023) | Miguel Ángel Cáliz | 80 págs. | 11€

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