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Fábulas crueles

lo que vio la criadaJOSÉ MARTÍNEZ ROS | Este delgado libro con una portada estilo manga puede entenderse como un conjunto de relatos o una novela compuesta de episodios unificados por un personaje común. En cualquiera de ambos casos es una de las más malévolas y divertidas novedades que han asomado en los últimos meses a nuestras librerías. Lo que vio la criada, subtitulado Ocho cuentos psíquicos, se publicó originalmente en los setenta; no obstante, su visión de la sociedad japonesa –aunque la mayor parte de lo que cuenta puede trasladarse a cualquier sociedad contemporánea- es tan disruptiva que resulta absolutamente intemporal. Nanase, la protagonista, es una joven, apenas una adolescente, que trabaja como criada, un trabajo que en Japón o en cualquier otra parte introduce a un personaje extraño en el corazón de un núcleo familiar, pero también lo expone a todo tipo de desprecios y humillaciones. Nanase es una joven inteligente, aunque todavía algo ingenua, y sin duda podría obtener un trabajo mejor, pero en realidad lo usa para esconderse, para pasar desapercibida.

Ella posee un poder secreto: la capacidad de leer la mente de otras personas; cuando conoce a alguien, incluso es capaz de rastrear sus pensamientos a varios kilómetros de distancia. Trabajando de empleada doméstica, no llama la atención de nadie, pero al mismo tiempo puede explorar sus poderes estudiando los pensamientos más íntimos de sus jefes, lo que a veces tiene consecuencias un tanto peligrosas, cuando no hilarantes. Además, es un puesto inestable y muy solicitado, ya que la mayoría de las japonesas rechazan ese tipo de oficio: así si piensa que corre algún peligro o que están a punto de descubrir sus poderes, cambia con rapidez de casa.

Esa chica avispada y astuta le sirve como pretexto a su autor Yasutaka Tsutsui para mostrarnos un sinfín de disfunciones sociales, de miserias humanas: conocemos a jubilados que desde que abandonaron su actividad laboral solo encuentran el desprecio de sus familiares, a un pintor abstracto cuyo apacible exterior oculta un secreto pozo de maldad, a lo que parecen imperturbables padres de familia que en realidad están llenos de lujuria por su nueva empleada, a múltiples y retorcidos casos de infidelidad, a maltratos domésticos, a padres que odian a sus retoños y a hijos que odian a sus padres, y un largo etc.

En la mayor parte de las historias, la protagonista es simplemente una testigo; pero en ocasiones utiliza su conocimiento privilegiado de la psique, de los deseos, ambiciones y secretos de sus jefes, para hacerlos actuar de un modo determinado, normalmente para liberarlos de las ataduras de la rutina y el qué dirán. No obstante, no deja de ser una actividad de riesgo, como no tardaremos en darnos cuenta. Todo lo cual se nos narra con una prosa sencilla y funcional, sin apenas oropeles, que acentúa el halo de fábulas crueles de estos relatos.

Yasutaka Tsutsui (Osaka, 1934), es uno de los patriarcas de la literatura japonesa actual. Su obra incluye guiones de cine y televisión, numerosas colecciones de relatos y novelas e, incluso, varios mangas, pero, sin duda, el libro que más resonancia ha tenido en occidente fue Paprika, gracias a la adaptación al anime del tristemente desaparecido Satoshi Kon, en la que ya se percibía la habilidad del autor para las situaciones surrealistas y para plasmar los misterios de la psique humana. La editorial Atalanta, además de Paprika, y Lo que vio la criada, ha publicado algunos extraordinarios libros de relatos como Estoy desnudo y Hombres salmonela en el planeta porno.

Lo que vio la criada. Ocho cuentos psíquicos (Atalanta, 2017), de Yasutaka Tsuitsui | 192 págs
19,00 euros

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