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Luz en las sombras

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Des d’on tornar a estimar

Joan Margarit

Proa, 2015. Colección «Óssa Menor»

ISBN: 978-84-7588-541-4

112 páginas

16 €

 

 

 

Antonio Rivero Taravillo

La fertilidad no fácil de Joan Margarit, ese asombro cuya repetición no embota el disfrute, vuelve a ponerse de manifiesto en un volumen que no defrauda y que con cuarenta y seis poemas nuevos es heraldo de la inminente recopilación de su poesía hasta 2012, año en que apareció (lo citaremos por su título en castellano) Se pierde la señal. Hacía tiempo que Margarit acariciaba la idea de juntar su poesía, y será ahora la colección Austral la que dará cumplimiento a su deseo, en edición que ha estado al cuidado de Josep M. Rodríguez.

Pero limitémonos ahora a este Des d’on tornar a estimar, que queda fuera de esa poesía reunida que traerá marzo. Es un libro continuista, que ahonda en los temas recurrentes en Margarit: la lengua, la música, el dolor, la oscuridad que alguna luz hace levemente llevadera, el tiempo: “S’han fet tan grants els arbres del jardí / que ens donen la mesura del passat.” El poeta se dispone a atravesar con botas de invierno sus últimos años, y de esa serenidad estoica surgen versos como los finales de “Calma”: “M’allunyo per poder, en l’obscuritat, / veure bé les estrelles, / unes flames disperses i brillants. / Encara que ja sigui amb poca força, / podré bufar-les i pensar un desig: / si ja no he de tornar, / que la neu caigui al camí de casa.” Y no falta la gravedad moral, sentenciosa, de “Com un traïdor de Shakespeare, l’opulència / planeja sempre un crim.”

La elegía, género que domina Margarit, brilla en los poemas dedicados a Javier de Cambra o a José Emilio Pacheco (con la sombra siempre presente de Joana, la hija muerta y protagonista de tantas otras composiciones anteriores), con quien había estado en Aguascalientes poco antes de su muerte, al recibir ambos un premio compartido. El poema que por razones políticas y sociológicas y también comerciales, en las que no vamos a entrar ahora, se reproduce en la contraportada, “El saqueo”, no es el mejor del volumen pero testimonia la voluntad del autor de recuperar el idioma que de niño le quisieron arrancar. Arquitecto, no le gusta poner tabiques a los textos y rara vez rompe el poema, que no suele ser extenso, en estrofas. En pocas ocasiones, por otra parte, se ciñe a un verso corto (“Albada”, “Concert” o “El teu mort” son excepciones), y maneja la silva, dúctil. El epílogo, en prosa, se ocupa de la poesía y confiesa cómo está ha sido apoyo contra las adversidades. Poco antes, dos versos que tratan de otra cosa, también servirían como aviso a poetas en agraz: “Estimar és corregir, / suprimir, matisar.

Es de suponer que al filo del verano o en el otoño (ese «tardor», bellísima palabra catalana) aparezca este Des d’on tornar a estimar en edición bilingüe del propio Margarit, que reescribe él mismo los poemas en castellano. No le faltarán entonces lectores entusiastas, con razón, en el resto de España. He dejado sin traducir (ya lo hará el poeta) los versos anteriormente citados. Solo incurro ahora en un intento, a modo de emblema de lo que este libro es en expresión y contenido. Se trata de los dos versos que cierran el poema dedicado precisamente a Pacheco: “Un presente ventoso y sin olvido / cada día golpea menos retórico.” Esa es la vida y esta poesía, tantas veces conmovedora, que la transmite.

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