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Después de la Guerra Fría

Un traidor como los nuestros

John Le Carré

Plaza & Janés, 2010.

ISBN. 9788401339035.

400 páginas.
22,90 euros

Traducción de Carlos Milla Soler.

Rafael Suárez Plácido

Uno de mis libreros favoritos se sorprendió hace unos años cuando vio que hojeaba la última novedad del inglés John Le Carré (Dorset, 1931), porque lo consideraba autor de best-sellers. Lo primero que pensé fue que este hombre no me conocía demasiado. Luego comprendí mejor: a quien no conocía era a Le Carré.
Y no es difícil que esto ocurra. Pasa igual con toda la novela de género, y la novela de espías lo es. No sé si lo era antes de que aparecieran sus primeros títulos, pero sí desde El espía que surgió del frío, su primer gran éxito, que revalidó con la serie del agente Smiley: El topo, El honorable colegial y La gente de Smiley. Este autor nos hablaba del mundo y sus mentiras: la “guerra fría”, que no fue sino un pretexto para que los países se armaran hasta los dientes. Los más ricos seguirían siéndolo y los más pobres se endeudarían más y más. Todo esto visto desde los ojos de los agentes de la “Agencia” británica: personas normales, reclutadas de entre jóvenes y prometedores universitarios. En este nuevo título, Gail y Perry son una pareja joven, ella abogado, él profesor, que pasan unas vacaciones en la isla de Antigua y que se dan de bruces con el mundo. Desde que finalizó la “guerra fría”, los enemigos han cambiado: no están fuera, son parte de nosotros. Todavía recuerdo con pavor lo que iban descubriendo los protagonistas de El jardinero fiel sobre los procedimientos habituales de la industria farmacéutica. Y lo peor es que cuando investigas por tu cuenta, ves que la mayoría de las situaciones son ciertas. En Un traidor como los nuestros, los enemigos son dos: las mafias que se van creando tras el desmembramiento de la Unión Soviética, y esa otra mafia que son ahora llamamos “los mercados”.
John Le Carré nos cuenta, con una historia actual, su verdad, nos abre los ojos a las mentiras del mundo: que nada vale más que una vida humana, que nada es más enternecedor que la mirada de un niño, que al final siempre resplandece la verdad, que la justicia se ocupará de esclarecer los hechos, que los políticos desean nuestro bien. Si quieren seguir creyendo estas verdades universales, no lean los libros de Le Carré, no lean Un traidor como los nuestros. Pero si lo que desean es conocer la verdad, o una parte de esta, aquí tienen al verdadero heredero de los grandes de la novela de género: aquí tienen a Le Carré.

[Publicado en El Correo de Andalucía]

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