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El encanto de lo oral

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La habitación al fondo de la casa

Jorge Galán

Valparaíso, 2013. Colección «Narrativa»

ISBN 978-84-941036-9-8

216 páginas

16 €

Prólogo de Almudena Grandes

 

 

Antonio Rivero Taravillo

Que el salvadoreño Jorge Galán es poeta, es algo que puede verse por alguno de los premios que ha obtenido (entre ellos el Adonáis), pero también salta a la vista –al oído– por el título que ha elegido para esta novela: un perfecto verso endecasílabo. Luego, leyéndola, eso también se aprecia no solo en las descripciones y en el lenguaje que emplea, preciso y lírico cuando conviene, sino en los ecos, las rimas podríamos decir, las correspondencias entre unos elementos y otros, entre los personajes, entre los diversos acontecimientos de la narración.

La habitación al fondo de la casa comienza con génesis, una suerte de cosmogonía no religiosa sino de la estirpe del mito, no en vano la primera parte del libro se titula “Nacimiento mítico”. Una mujer mayor, Magdalena, va contando a su nieto extrañas historias familiares, que se adentran en lo sobrenatural, en lo inverosímil. ¿Le miente? ¿Cuánto hay ahí de fabulaciones de una persona senil? Y el caso es que el nieto también hay un momento en que inventa historias para ella, supuestamente leídas en los periódicos.

Hay sueños, y no solo los terribles que tiene Magdalena. «Dejó de ser una mujer para volverse estas palabras que intentan recordarla, esta voz que intenta recrearla a pesar de la sombra y el olvido genuino«, nos dice el narrador, refiriéndose a la criada que llega a la familia siguiendo el dictado onírico y lo abandonará a él para dejarlo con la abuela. Y nos sitúa muy bien, en las frases que siguen, sobre el marco de la novela: «su partida de esta casa donde dejó inevitablemente solos a un muchacho que no sabía cómo empezar a vivir y a una anciana que de vivir no quería saber nada. Dos sombras en un escenario de sombras cuyas respiraciones bien podrían confundirse con las de los muertos que ya desde entonces habitaban a su alrededor, y, más específicamente, en ese cuarto al fondo de esta casa.»

Ella me dijo que era una maga”, así comienza la segunda parte. Hay, en efecto,  en esta novela elemento sobrenaturales, pero Galán sabe administrarlos sin excesos. Y también la naturaleza se transfigura, como ese viento que siempre subraya los pasajes más relevantes de la narración, en la que se mezclan diferentes historias, todas muy bien ensambladas por el autor en un montaje que tiene mucho de cinematográfico, como cuando Rosa Bulnes parte en bote por el río, instante en el que confluyen dos líneas argumentales. De la manos de un poeta que se manifiesta narrador de primera, La habitación al fondo de la casa es una de las mejores novelas que he leído este año.

[Publicado en Fuego con Nieve]

admin

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