9

Realidad A, realidad B


1Q84. Libro 3

Haruki Murakami

Tusquets, 2011. Colección «Andanzas»

ISBN: 978-8483-83-355-1

416 páginas

22 €

Traducción de Gabriel Álvarez Martínez

José Martínez Ros

1Q84, completada con este Libro 3, es, probablemente, como se ha remarcado, la novela más ambiciosa de Haruki Murakami y, desde luego, la más sombría. Este enigmático mundo paralelo (con sus dos lunas flotando en el cielo nocturno), está plagado de violencia (violencia de género, asesinatos, crímenes diversos, incluso una durísima escena de tortura) y fanatismo religioso. Sin duda, uno de los ejes del libro es la lucha del individuo común -representados por Tengo y Aomame- por reafirmar su identidad y no permitir que sea consumida por una fuerza mayor, por no dejarse arrastrar al vacío y la anulación.

La sensación que nos deja este volumen es ambigua: por un lado, las mejores cualidades de Murakami están presentes, sobre todo su capacidad hipnótica de atrapar al lector y llevarlo firmemente hacia donde él autor desee. Durante buena parte de la narración, los protagonistas están inmovilizados, cercados, y apenas hay acción; lo que, sin embargo, no impide que devoremos el libro. Los diversos elementos fantásticos que se enredan con la vida cotidiana de los personajes -coincidencias casi mágicas, fantasmagóricas escenas de sexo, la presencia de un “otro lado” difícil de describir, pero siempre inquietante, seres como Fukaeri que habitan simultáneamente varios niveles de la realidad- están dosificados con su habilidad acostumbrada, tejiendo un sutil entramado de símbolos que intentan descifrar por los protagonistas y, por supuesto, también los lectores. Es magistral también el modo en que van entrelazando tres soledades paralelas y casi incomunicadas poco a poco hasta conducirnos a un final característicamente murakamiano: lleno de huecos, de preguntas sin respuesta y, al mismo tiempo, extrañamente satisfactorio. Si han leído, el primer volumen y les ha gustado, no les decepcionará en absoluto. Como sucede muchas veces al finalizar uno de sus libros, uno tiene la sensación de que ha leído un perturbador cuento de hadas acerca de este mundo, en el que todos nosotros vivimos.

Pero, por interesante y a ratos magnífica, que me ha resultado la lectura de 1Q84, no he podido evitar (y es una impresión personal que puede que no compartan) una ligera –pero persistente- frustración. ¿Por qué? Tal vez porque los personajes, a excepción del insidioso y atormentado Ushikawa, que parece salido de una novela rusa, no resultan demasiado memorables o porque, en el azaroso curso de la narración, y casi por primera vez desde que leo a Murakami, he sentido impaciencia o irritación: hay escenas enteras que me parecen plúmbeas o repetitivas y la historia de amor de los protagonistas peca de obvia y tópica.

A pesar de que se anunciaba como su magnum opus, no alcanza, a mi juicio, la complejidad y el misterio (y la saludable y postmoderna locura) de la Crónica del pájaro que da cuerda al mundo o La caza del carnero salvaje, que ya contenían en su interior varios mundos paralelos (y varias novelas paralelas), ni me parece tan redonda y perfecta como Kafka en la orilla ni tan conmovedora y saligeriana como Norwegian Wood; y esas son las obras por las que Haruki Murakami merece ser considerado uno de los grandes autores de esta época. Si ya las han leído (y disfrutado, puesto que Murakami es uno de esos artistas que tiene prácticamente el mismo número de admiradores que de detractores), el oscuro universo de 1Q84 les parecerá muy familiar y, sin duda, querrán explorarlo, pero no hallarán muchas novedades. En cualquier caso, cualquier maestro tiene derecho a equivocarse en alguna ocasión, y Murakami-sensei ha acertado demasiadas veces para que nuestro desencanto sea duradero.

admin

9 comentarios

  1. Me sorprende que Murakami sea considerado un buen novelista. Si para Vd. ‘Norwegian Wood’ es conmovedora, para mí es absolutamente ridícula (las últimas páginas son de vergüenza propia y ajena). Las demás, y son muchas, las he dejado a la mitad. Un buñuelo bien aderezado y vació de sustancia. Me cuesta mucho comprender que sea tan valorado; sí que sea leido, como los libros superventas, pero darle marchamo de qualité, eso sí que no.

  2. Estoy con el anónimo. Sin desmerecer el alcance de esta crítica, me parece que Murakami es un escritor sobrevaloradísimo. Y que si tiene rango de superventas es sobre todo por el carácter plano y básico de su estilo y casi todas sus tramas, que obran el prodigio de abarcar a un espectro de lectores enormemente extenso. Se deja leer, sí, pero también se dejan leer los cuentos para niños.

  3. Entiendo perfectamente que no les pueda gustar Nowergian Wood, pero si La caza del carnero salvaje o La crónica del pájaro que da cuerda al mundo son malas novelas, novelas planas –siendo como son, cualquier cosa menos lineales o tradicionales-, entendemos por tal cosas muy distintas. Un cordial saludo

  4. Por cierto, a mí el final de Nowergian Wood –el encuentro con Reiko, la llamada de teléfono- me parece, sí, conmovedor.

  5. Las conmociones son irracionales y alejadas del gusto formado por las lecturas. Existen la conmoción more Heidi y la de Beckett en el otro extremo. Lo de Murakami es, evidentemente para mi gusto, a la manera heidiana.

  6. Ah, entonces es usted de esos que Baudelaire llamaba “lectores eunucos”. No hay nada más que hablar, Sr Anónimo. Por cierto, yo no era de Heidi, sino, más bien de Goku. Que tenga un buen día

  7. Sr. Ros, no se ponga nervioso y acepte las reflexiones más o menos acertadas. En mi caso con poco acierto. Me preocupa el nivel de enfado que tienen en esta magnífica página, pero salen rabiosos si alguien discute algo. Parece una costumbre muy extendida, más que el anonimato.

    Por mí queda zanjado el asunto de la conmoción.

  8. Es evidente que el éxito mundial de Murakami nos da patente para leerlo con más severidad que a un autor desconocido: va en su sueldo. Pero, más o menos sobrevalorado (¿hay alguien famoso que no lo esté en el actual mercado de los elogios desmedidos?), la obra de Murakami me parece honesta. No veo atajos ni trampucherías, no veo que se alivie ante determinados retos. ¿Roza la cursilería a ratos? También sabe provocar el escalofrío. No es que me encante todo, pero entiendo que a mucha gente esas historias murakamianas de soledad en un mundo masificado le ayude a crecer: como ‘Malone muere’, tal vez también como la inmortal obra de Johanna Spyri. Paz para todos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *