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Bienvenidos a la fábrica de sueños

Cubierta_ZerovilleJOSÉ MARTÍNEZ ROS | Zeroville es una novela hecha para cinéfilos, escrita por un cinéfilo, destinada a ser amada apasionadamente por cualquier adicto al séptimo arte. También, y a un nivel más general, es una novela fantástica. Para ser más exactos: diría que, sin lugar a dudas, es la mejor novela que he leído en lo que llevamos de 2015. Un aplauso a la joven editorial Pálido Fuego, que también nos ha traído en fechas recientes monumentos literarios contemporáneos como La casa de hojas de Mark Z. Danielewski o Historias del arcoíris de William T. Vollmann.

Vikar, un joven ex-estudiante de arquitectura, cuya pasión por el cine sólo es superada por sus dificultades para relacionarse con el resto de la humanidad, llega a Los Ángeles a finales de la década de 1960. Ha sido repudiado por sus padres, unos fanáticos bíblicos. Lo persiguen sueños llenos de presagios. En una época en la que todo el mundo lleva el pelo largo, se ha rapado y tatuado en la cabeza a Montgomery Clift y Elizabeth Taylor en Un lugar en el sollas dos personas más bellas de la historia del cine”. La policía lo detiene inmediatamente: ha llegado a la ciudad la misma noche en que la “familia” Manson asesinaba a Sharon Tate y sus invitados, y el pobre Vikar es una de esas personas que no puede evitar meterse en líos allá por donde va. Pero, por fortuna, pronto advierten que es inofensivo (hasta cierto punto: por ejemplo, puede encolerizarse muchísimo si confunden al Montgomery Clift de su cráneo con James Dean en Rebelde sin causa).

Uno de sus primeros amigos, a quién podemos identificar fácilmente con uno de los adalides del Nuevo Hollywood, John Milius (guionista de Apocalypse Now, director de Dillinger, El gran Miércoles y Conan, el bárbaro, creador de la serie de la HBO Roma), lo define como un cineautista. A veces violento, a veces desvalidamente ingenuo, sabe que quiere dedicarse al cine, pero no a qué en concreto. Pero, pronto, su extraño talento para el diseño y el montaje lo hará iniciar una particularísima carrera en el extravagante Hollywood de los setenta y principios de los ochenta (al que él añadirá unos cuantos grados más de delirio), cuando se derrumbaban los grandes estudios y la generación de Coppola, Scorsese, Friedkin, De Palma o Woody Allen avanzaba entre tremendos éxitos y sonoros fracasos. Vikar será el testigo o el oculto protagonista de unos cuantos de los rodajes más legendarios de la historia del cine americano, de Los Ángeles a Oslo, pasando por Nueva York o Cannes, además de incluir un sinfín de alusiones más o menos crípticas a centenares de películas. Esa dimensión historica del libro de Erickson nos recuerda, inevitablemente, a otra magnífica obra, el libro de no ficción de Peter Biskind Moteros tranquilos, toros salvajes.

Y conocerá a una bellísima actriz de origen español (se dice que es una hija no reconocida de Luis Buñuel), con una tumultuosa vida sentimental y sexual, cuya hija Zazi (obvia alusión a Zazie en el metro) pronto ocupará un lugar en la vida de Vikar: es la única persona en el mundo por la que se preocupará, a veces de modo un tanto obsesivo, y a la que querrá proteger a toda costa.

Lo que convierte Zeroville en una gran novela es la magnífica técnica de Erickson que, además de reputado novelista, es crítico de cine. La novela está ensamblada a base de pequeños capítulos, prácticamente secuencias de un guión imaginario, que van de varias páginas a una sola frase o palabra, con un estilo directo, visual, plagado de un humor negrísimo y, al tiempo, profundamene literario que nos recuerdo, en distintos momentos, a Foster Wallace, Roberto Bolaño o, incluso, en sus largos y eruditos diálogos, a Quentin Tarantino (es difícil leer el largo pasaje en el que Vikar habla con un ladrón afromericano de Centauros del desierto, o la discusión acerca de la grandeza o no de Río Bravo entre el mismo Milius y una adolescente punk, sin recordarnos la disección de «Like a Virgin» en Reservoir Dogs).

En Zeroville, Erickson ha conseguido un raro milagro: mezclar de una forma armónica, perfecta, cine y literatura. Funciona como un gran homenaje al cine, pero a la vez es una enloquecida reflexión sobre el misterio de la creación artística, un paseo salvaje por los años del Nuevo Hollywood y un retrato de un personaje tan singular como conmovedor.

Zeroville ha sido adaptada al cine por James Franco, con un curioso reparto que incluye a su hermano Dave Franco, Megan Fox, Will Ferrell y Seth Rogen. La película se estrenará a principios de 2016. Esperemos que sea capaz de reflejar algo del valor de la obra original. Crucemos los dedos.

Zeroville (Pálido Fuego, 2015), de Steve Erickson | 332 páginas | 22,90 € | Traducción de José Luis Amores

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